Aunque el motivo fundamental de su más reciente visita a nuestro país fue el de ser jurado del Premio Cortázar, el escritor argentino Vicente Battista protagonizó, en la sala Villena de la UNEAC, una enjundiosa charla en torno al género policial.
Autor de una obra de reconocido prestigio —seis novelas e igual número de libros de cuentos— ensayista y guionista, Battista también imparte un taller de narrativa hace ya diez años en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires.
Mucho se aprende escuchando a Battista. Su humor e ironía en el discurso consiguen, tal vez sin proponérselo, atrapar la atención del auditorio. Una larga pero dinámica travesía con el género policial al timón significó su intervención que comenzó citando obras de la literatura universal como Edipo Rey, de Sófocles, y Hamlet, de Shakespeare, que aún cuando centran sus argumentos en el crimen no son por ello textos policiales.
“Quien da las pautas de este género es el escritor norteamericano Edgar Allan Poe, que dejó cuentos excelentes traducidos por Julio Cortázar y estableció el modelo de lo que iba a ser el cuento moderno y paralelamente a eso las pautas del cuento policial”. Del autor de Ligeia recordó también que mientras leía una novela descubrió por deducción y desde los primeros capítulos al asesino, y entonces empezó a pensar en lo que podría ser una novela policial.
Poe no solo crea el género, apuntó, sino también al lector policial que es aquel que lee con perspicacia y con sospecha. Basta que se le diga “esto es una novela o un cuento policial para que se pregunte dónde está el misterio, dónde está el enigma y cómo lo resuelvo”. Otros autores aludidos por Battista —y a los que reconoció sus incuestionables aciertos— fueron el escocés Arthur Conan Doyle, el belga Georges Simenon y el norteamericano Dashiell Hammett, este último creador de la novela negra, con la que concibió un nuevo modo de contar el policial donde también se describe la corrupción en la sociedad.
Sobre el policial en lengua española nos dejó sus impresiones y citó como pionero al argentino Raúl Waleis (1845-1911), con la novela La huella del crimen, a la que consideró de gran calidad.
Battista refirió el modo en que se ha establecido el género en el continente y el modo novedoso en que va tomando éxito según los contextos actuales, y abordó las características de la novela narco dentro de la novela policial.
Cerrar su disertación fue difícil a juzgar por la sarta de preguntas hechas por el auditorio. Pero lo hizo al fin definiendo la literatura: “Es hacer que una mentira contada sea cierta aunque nosotros sepamos que es mentira, eso es lo que tiene de maravilloso. Por eso nunca se va acabar, porque nos acabaríamos los seres humanos, no tendríamos mentiras que decirnos”.
COMENTAR
Responder comentario