La concentración de colores sombreados en las paredes exteriores de un edificio distingue la intersección de Porvernir y Concha, vías del municipio habanero de Diez de Octubre. Justo en esa bifurcación, doblando por la calle Aguilera, la atractiva pintura en las casas y en los muros de las aceras indica que se ha llegado a un barrio diferente: una localidad que demostró —a través de la acción— el potencial social de las artes para transformar las áreas de convivencia en lugares de esparcimiento y bienestar.
Sin embargo, una vez dentro de la comunidad, al caminar por sus calles tropezamos con algo más que la singular iniciativa de embellecer los sitios públicos con coloridas pinturas en los murales, esculturas, jardines y parques. Encontramos la voluntad sistemática de un grupo de personas que, durante trece años, han vinculado a los pobladores en un arte común para darle vida a un proyecto que llaman Muraleando.

Convertido en una galería a cielo abierto y máximo exponente de la cultura comunitaria en Lawton, este proyecto —que ya ha traspasado sus fronteras locales y ha dejado huellas en varios barrios de La Habana— ha conquistado a los habitantes con obras tangibles dedicadas a mejorar la calidad de vida. Cuentan entre ellas, la erradicación de basureros, la transformación a buen término del ornato público; así como la posibilidad para niños, jóvenes y adultos de cursar talleres de artes plásticas, manualidades, música y baile.
A pesar de todo esto, los gestores de Muraleando suman a su labor el mérito de la constancia y el ingenio. Desde hace cuatro años han convertido un enorme y antiguo tanque de agua abandonado en una Casa Cultural.
Recorriendo este nuevo centro de operaciones, aún en construcción, el pintor Manuel Díaz Baldrich, coordinador general del proyecto sociocultural, compartió con Granma las claves del éxito para la permanencia del trabajo.
“A partir de la creación de la Casa Cultural, o sea, de empezar a construirla los pobladores en el 2010, el trabajo se ha acrecentado enormemente y hemos podido expandir el proyecto. Antes no contábamos con un espacio fijo y era muy efímero todo, pero con esta sede todo es distinto”, comienza explicando.
“Aquí en el Tanque hacemos peñas comunitarias, mayormente los sábados, y actividades en fechas significativas. Hemos creado una brigada artística con el talento del barrio y realizamos intercambios con otros proyectos. En abril estuvimos en la Ciénaga de Zapata, hicimos varias actuaciones, murales y esculturas y fue una experiencia muy linda.
“Ahora en el verano —argumenta— contrario a casi todo el mundo, paramos las actividades porque preferimos que los niños vayan a descansar. Sí tenemos acciones muy puntuales como el taller de verano para confeccionar agendas decorativas e intercambios en otros municipios, planificados a través de la Dirección Provincial de Cultura. Pero en estos meses cuesta trabajo agrupar a los muchachos, además estamos un año trabajando y merecemos tanto ellos como nosotros, vacaciones.
“No obstante, seguimos imbuidos en la reconstrucción del Tanque y planificando actividades y talleres próximos”, manifiesta sobre el trabajo de Muraleando, que ha merecido varios reconocimientos, entre ellos, la nominación al Premio Nacional de Cultura Comunitaria en el 2010.
“Los talleres comienzan en septiembre y terminan en julio. El de artes plásticas, que es nuestro taller insignia, cuenta con dos niveles, puesto que hay niños que llevan varios años y otros que son muy habilidosos. Hace dos años incorporamos otro taller que se llama Cámara Chica, relacionado con el mundo audiovisual; también están los de manualidades y muñequería, que comenzaron destinados a las personas de la tercera edad pero ya es para todo el mundo, porque se han incorporado muchas de las madres que venían a acompañar a los niños; el de música impartido por instructores de arte de Pinar del Río, que tienen vínculos familiares con la comunidad; el de teatro; y el de baile popular para niños, entre otros.
“Nosotros hacemos las convocatorias para la gente de la comunidad pero se enteran en otras partes y cuando vienen tienen las puertas abiertas. Nuestro principio es que todo el que quiera venir a colaborar, participe.
“Varias veces he preguntado a la gente porqué vienen de tan lejos y me dicen que no encuentran en sus municipios el amor que se encuentra aquí. Acá todo es gratis, no le cobramos nada a nadie ni se percibe tampoco ningún salario”.
SENTIDO DE PERTENENCIA Y ACCIÓN

Mantener el proyecto activo es difícil, afirma Baldrich, porque “cuando empezamos no soñamos ni remotamente con todo lo que podíamos alcanzar. Hemos transitado varias etapas y las primeras fueron muy difíciles principalmente por no contar con un espacio como este”.
“Muraleando es un proyecto colectivo donde participan muchas personas y todas tienen un papel protagónico. Creo que ahí está precisamente la raíz del éxito, en la participación colectiva. Contamos con un grupo gestor que tiene voz y voto, alrededor de 15 personas entre artistas y pobladores de la comunidad. Planificamos lo que queremos hacer, los objetivos de trabajo a mediano y corto plazo y cada cual tiene su responsabilidad en el proyecto.
“Tenemos un macro objetivo que es mejorar la calidad de vida en la comunidad y creo que con la transformación del barrio no hemos llegado al final pero sí hemos logrado un por ciento.
“Aquí los basureros estaban a la orden del día y los hemos saneado con la participación popular, con obras de artistas. Todavía quedan quienes maltratan pero son los menos, hemos despertado ese sentido de pertenencia pero es un proceso largo, transformar la mente de las personas es complicado.
“A veces dependemos, también, de otros pensamientos que no siempre entienden lo que se puede lograr desde una comunidad.

“Varias personas me dicen que de Porvenir hacia acá es otro mundo, la gente respira otro aire, respiran cultura, limpieza. El otro día —cuenta— me encontré a una señora sentada en un banco y le pregunté si se sentía bien y me dijo ‘sí, ¡estoy disfrutando mi Vedado!’… eso me marcó mucho porque significa que la gente agradece y se siente bien y eso ayuda mucho para continuar adelante.
“Hemos pasado mucho trabajo pero siempre soñando que podíamos seguir avanzando, defendiendo la idea de convertir al barrio en una galería de arte popular, donde la gente conviva con el arte y transite por él”, concluye.
La aceptación de Muraleando es innegable, hasta sus calles han llegado miles de visitantes cubanos y extranjeros, así como personalidades de la cultura.
Por lo pronto, este proyecto sociocultural de la circunscripción 36 del Consejo Popular Lawton ha demostrado que con voluntad y altruismo sí se puede cambiar el entorno de una comunidad, el que se ve al pasar y se aprecia a simple vista, y el que va quedando en el corazón de la gente.












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roberto dijo:
1
8 de agosto de 2014
10:46:29
maribet dijo:
2
8 de agosto de 2014
11:08:53
ailer dijo:
3
8 de agosto de 2014
13:57:53
Cesar Dinza Ametller dijo:
4
8 de agosto de 2014
14:03:47
Javier dijo:
5
9 de agosto de 2014
10:27:01
Monica Zavala dijo:
6
9 de agosto de 2014
10:32:04
debbie dijo:
7
9 de agosto de 2014
16:22:00
Nieves Kindelán Iglesia dijo:
8
14 de agosto de 2014
12:55:35
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