ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Juan Eduardo Bernal Eche­men­día fue invitado al espacio El libro a la carta. Foto: Ecured

Como un simple sujeto que va por las calles espirituanas saludando gente, porque necesita dedicarles a sus coterráneos tiempo, se autodefinió el intelectual Juan Eduardo Bernal Eche­men­día en el espacio Libro a la carta, invitado por su anfitrión, el periodista Fernando Rodríguez Sosa.

No le falta razón a Juanelo, apelativo por el que más rápido se le identifica, cuando dice que lo que más le gusta en el mundo es transitar su ciudad natal  y saludar —pues quien lo conoce sabe que a cada paso se detiene o es detenido por alguien que lo aborda—pero no son estos los únicos atributos que se necesitan para hacer de su persona un retrato completo.

Sus múltiples “rostros” profesionales como poeta, docente, investigador, ensayista, presidente de la Sociedad Cultural José Martí en Sancti Spíritus, y vicepresidente de la UNEAC en la provincia,  quedaron al descubierto por estos días cuando en la capitalina librería Fayad Jamís se hizo acompañar de colegas y amigos para hablar de sí mismo a pesar de su evidente vocación por los demás.

El tiempo de los otros es mi tiempo, alegó como una máxima demostrada en cada una de sus aseveraciones. Para Juanelo, “poeta por necesidad del espíritu”, que cuenta en su haber con más de diez libros publicados, dedicarse a la promoción cultural es una manera feliz de desarrollar su trabajo intelectual.

“Muchos no se percatan de que organizar algo de esa naturaleza es una fiesta. Pues porque me gusta y porque creo que es necesario lo hago, eso es también un acto de creación, por eso no considero que con ello interrumpa mi propia obra.  En la medida en que uno pueda promover un acto noble y sepa convertir el alma ajena en la tuya se llega a ser un mejor intelectual y un mejor poeta”.

De vital importancia para su desempeño propio le resulta enseñar. Una necesidad económica lo condujo a una satisfacción personal, donde dormía esa vocación por el magisterio que no abandona a pesar de sus múltiples funciones actuales. “Yo no me siento satisfecho si yo no intervengo en una acción de carácter docente. Lo mismo me da gusto ofrecer una conferencia como tutorar una tesis de grado”, comenta.

Una pasión por prominentes figuras de la literatura cubana como José Martí, Lezama y Carpentier lo han conducido a no pocas investigaciones, y es también autor  de ensayos sobre la música es­pirituana. Sin embargo, un chispazo de amor se le puede advertir en la mirada cuando habla de aquellos que sin tener historia ni notoriedad  han contribuido desde sus respectivos entornos y con sus individualidades al imaginario de la nación cubana.

“Estas personas están en la historia de la literatura de forma no oficial.  Se les ve recorriendo las ciudades y muchas veces no son tenidas  en cuen­ta por la historia. Para mí escribir sobre ellos constituye un compromiso con la memoria”.

En un aparte se le pregunta por Voces de la Re­pública, un evento anual fundado por Juanelo, con espacios para repensar la etapa, maltrecha en muchas ocasiones por ser vista con miradas prejuiciosas. “En Voces… la incomprensión y las trabas burocráticas han sido vencidas por la comprensión, y ya cuenta con XVI ediciones in­in­terrumpidas”.

Sobre su producción poética refirió la terminación de Barlovento, su último poemario. “Siento un compromiso con mi ciudad y en mis poemarios está mi necesidad de respirarla, de contar ese misterio que hay en Sancti Spíritus, esos ecos que podemos percibir en sus noches y que los más terrenales  decimos que es el silencio que trae el sonido de las voces más inmediatas”.

En aras de ganar tiempo en una charla entretenida, pero que comenzaba a alargarse, el invitado leyó un par de poemas y una crónica sobre Francisquito, aquel transeúnte que paseaba an­taño por la Villa del Espíritu Santo, haciendo siempre adivinanzas, y que gracias a la memoria oral de la que asegura Juanelo ser heredero, guarda en uno de sus libros este hombre común ca­paz de grandes anhelos.

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jorge luis arteaga gattorno dijo:

1

28 de julio de 2014

02:02:10


Felicidades maestro amigo hermano,,desde el lejano oriente tierra del budismo ,,Bhutan ,,,continue su obra es una ensenaza viva de la historia espirituana ,,,Bendiciones Amigo

Ismael Ramos dijo:

2

28 de julio de 2014

03:02:29


Mi querido profesor, un maestro excepcional, haber sido su alumno es un orgullo. Sus clases son inolvidables. El año pasado nos reunimos un grupo de sus alumnos y fuimos a buscar a nuestro profe Juanelo, el profe que no olvida el nombre completo de sus discípulos y si te descuidas te dice hasta el número que tenías en la lista. Un abrazo

toyo dijo:

3

28 de julio de 2014

11:23:50


Conocí a Francisquito, una persona con problemas mentales, pero con una lucidez tremenda cuando le preguntabas la hora y te la daba con una exactitud asombrosa sin tener reloj, y quien recorría las calles de nuestra vieja villa del Espíritu Santo. Imajino que Juanelo, a quien conozco también, pues ambos nos hiniciamos en el magisterio alrededor de la misma epoca,parece sentir cierta afinidad con Francisquito por aquello de andarín de calles espirituanas.Se agradece que se ocupe de nuestros personajes pintorescos que son parte de nuestro folklore. Saludos desde Miami, Juanelo

adanay dijo:

4

28 de julio de 2014

14:25:04


salud y suerte Juanelo, los spirituanos sentimos gran orgullo de tener una persona tan grandiosa , continue asi trabajando para que los cubanos tengan mas informacion sobre esta figura tan celebre

Jorge dijo:

5

28 de julio de 2014

18:40:35


Conozco la humildad e inteligencia de este hombre dedicado a conversar con las voces y silencios de la memoria. Desde la distancia te deseo mucha suerte: maestro, escritor, investigador... y sobre todo amigo y excelente persona. Un abrazo. Me ha encantado encontrar este trabajo sobre ti cuando casi es medianoche en estas islas heridas por el fuego y el agua. Gracias.