ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Tomás Sánchez paisajista del pincel y el lente expone sus Notas al paso en La Habana. Foto: Cortesía Oficina Tomás Sánchez

Notas al paso, el regreso de Tomás Sánchez con una exposición personal a una galería de la Isla es —desde ya— todo un suceso cultural en La Habana. No solo por la incuestionable calidad artística de la propuesta y su autor, sino porque con esta muestra el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam le abre sus puertas, justo en el año 30 de la Bienal de La Habana, a uno de los ganadores de la primera edición del encuentro.

Tomás, recordado por su participación en la muy evocada Volumen I —exposición devenida en principal catalizador del llamado Nuevo Arte Cubano— regresa 26 años después con una muestra personal, que rompe en soportes de presentación, pero no en presupuestos estéticos y conceptuales con la obra pictórica del artista conocida hasta ahora en la Isla, y que se conserva en Bellas Artes, a donde regresará el año próximo con una muestra retrospectiva y de sus más recientes trabajos sobre el lienzo.

Notas al paso constituye una continuidad en la obra del artista, que apela ahora a la fotografía como medio de expresión ante sus inquietudes artísticas, desacralizando el concepto compartido sobre la paisajística para devolvernos uno más personal, en el que sus paisajes devienen ahora como representación visual de los estados de la mente.

A sus acostumbrados a sus verdes paisajes o los grises, cuando denuncia esa otra naturaleza creada por el hombre en sus recurrentes basureros, Tomás Sánchez suma ahora, la representación fotográfica de algunos de sus mayores desafíos oníricos o de esos momentos inapresables, como cuando la ola se vuelve espuma o las nubes cuerpos.

Estas 25 instantáneas se concretan como la quinta exposición en este soporte del artista, quien alejado de lienzos y pinceles, luego del infarto que padeciera en el 2010, se adentró en el mundo de la fotografía a la que llegó —dijo— por casualidad y consejo médico, pero sobre todo por la existencia de la era digital. “Siempre me llevé bien con el lente, pero nunca con el proceso de revelado en el cuarto oscuro. Ahora todo es más fácil, me llevo mejor con la luz”.

Esa búsqueda, encuentro y comunicación con la iluminación, imprescindible en la fotografía, se refleja en las piezas que ahora nos presenta el artista sobre el litoral del Pacífico costarricense hasta la frontera con Nicaragua o en las cubanísimas Rocas del Fraile, en la cercanía de Santa Cruz del Norte, en la provincia de Mayabeque.

Hasta el próximo 10 de mayo estarán expuestas estas instantáneas en las que el artista sigue apostando por la meditación y el reflejo de su mundo interior, no desde la abstracción, sino desde el paisaje; la más genuina apuesta de la pintura figurativa. Por ello, basta detenerse en la obra de Tomás Sánchez para comprender la paradoja que implican sus paisajes interiores. “Lo que pinto —ha dicho—, no son solo paisajes, sino estados de la mente que dan cuenta de la experiencia interior. La meditación ha marcado mi vida e influye en mi arte”.

En ese camino transita Notas al paso, incursión fotográfica de Tomás Sánchez ante el público cubano. El propio autor describe su memoria visual no como fotográfica, sino afectiva, “pues cuando pinto pierdo la noción del tiempo, mientras con la fotografía tengo que estar corriendo detrás de ese mismo tiempo, porque cambia la luz o la imagen que tengo ya no está. En las fotografías de olas cazo el momento, como la gente que hace surfing”. Y eso es precisamente Notas al paso, la tabla sobre la que Tomás Sánchez bordea esos tormentos oníricos que luego convierte en obra de arte.

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