El portavoz de la Cancillería china, Guo Jiakun, rechazó este viernes las sanciones unilaterales impuestas por EE.UU. contra seis buques petroleros, incluidos algunos de bandera hongkonesa. La medida se produce tras el robo por las fuerzas armadas estadounidenses de un petrolero venezolano cerca de las aguas de ese país.
Jiakun subrayó que dichas medidas restrictivas unilaterales de la Administración Trump carecen de fundamento en el derecho internacional y no están autorizadas por el Consejo de Seguridad de la ONU, único ente con capacidad jurídica para imponer sanciones. El vocero condenó la práctica de «jurisdicción de brazo largo», al considerar que viola los principios básicos del orden jurídico global.
China reiteró su postura contra el uso abusivo de sanciones como herramienta de presión política o económica. Beijing rechazó en múltiples ocasiones las injerencias de fuerzas externas en los asuntos internos de Venezuela, reafirmando la Asociación Estratégica a Toda Prueba y Todo Tiempo que mantiene con Caracas. Asimismo, respalda los esfuerzos del Gobierno venezolano por proteger su soberanía, seguridad y dignidad nacional.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, afirmó que con el robo y secuestro del barco petrolero y sus tripulantes, Washington inauguró una nueva era de la piratería naval criminal en el Caribe. Recientemente, Donald Trump anunció de manera ilegal el cierre total del espacio aéreo sobre y alrededor de Venezuela, intensificando una campaña psicológica de máxima presión que, de conjunto con amenazas militares, concreta una estrategia de cambio de régimen para apoderarse de los recursos naturales.
En ese sentido, el Gobierno de Venezuela denunció que la confesión pública de Trump sobre el asalto al buque petrolero en el mar Caribe expone un «robo descarado y un acto de piratería internacional» perpetrado por Estados Unidos.
La Cancillería venezolana destacó que esta admisión confirma que la política de agresión responde a un plan deliberado para despojar al país de sus riquezas energéticas, alegando que el objetivo de Trump siempre fue «quedarse con el petróleo venezolano sin pagar ninguna contraprestación a cambio», y no hacer frente al narcotráfico ni a los problemas de salud pública que genera el consumo descontrolado en el mayor mercado de este tipo a nivel global.















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