Raúl Santos Serpa, el pintor, es —al mismo tiempo— amable y tenso. Quizá, son estas características opuestas de su personalidad las que hacen posibles sus pinceladas expresivas y el dibujo racional y preciso que coexisten en sus piezas.
En un momento en el que el universo del arte contemporáneo muestra una sed insaciable por lo espectacular, como lo expresan disciplinas tales como la instalación, el video y el performance, que un artista se embarque en un diálogo exclusivo con la historia y las metodologías de la pintura darían la impresión de ser algo obsoleto. Sin embargo, puesto que la pintura parece reinventarse constantemente —ya lo expresó Roberta Smith en su artículo Todavía no está seca (2001) y donde explicaba “que la pintura, en realidad, no ha muerto y que constantemente expande sus límites (…)”—, él sabe perfectamente que no existe inversión más genuina y sabia que la de enrumbar la propia carrera en explorar las posibilidades de la pintura.
En realidad, el interés de este creador está enfocado en la acción de pintar como una forma de expresión honesta y directa. Utilizando esta filosofía como base de su práctica artística, amplía su técnica “dibujando” sobre las superficies de sus obras por medio de cortes precisos y minuciosos. Esto le da una dimensión de orden a una capa subyacente de pinceladas aparentemente caóticas que fusiona de forma inigualable las disciplinas del dibujo y la pintura.
Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que a lo largo de los años, Santoserpa ha desarrollado esta técnica paralelamente a sus experiencias personales, transformando su obra, en muchos aspectos, en una extensión de su personalidad.
Por tanto, la biografía y la dinámica de él, constituyen elementos esenciales para comprender la lógica del proceso que utiliza y su enfoque con respecto a pintar cuadros.
En su más reciente exposición Momentos, en la sala Villena de la UNEAC (17 y H, el Vedado), se pudo conocer en una amplia y rápida mirada, ejemplos de las distintas etapas creativas del artista (Villa Clara, 1935): la concepción matérica de la serie Cosmos, la vegetación imaginaria, la abstracción de los ochenta y los trabajos de hoy en los que existe una combinación indisoluble de lo realizado antes, pero con tonos más cálidos y llamativos.
Así como los textiles de más reciente factura en los que según Santoserpa —como firma sus obras—, expresa que “hay la misma búsqueda de siempre, lo que en este momento en lugar de manchas son estampados. Y los temas, igual: un canto a las cosas hermosas de la vida, siempre optimistas, jugando con la reacción del espectador. No hay ningún interés comercial, pues sabes que soy un romántico del arte”.
La apasionante aventura de la creación tiene en Santos Serpa a un artista singular, ese que desde el mismo comienzo miró siempre a las causas más nobles, al servicio de los mejores intereses del hombre, identificado con un ancho propósito colectivo, algo que ha nacido desde adentro.
Podría decirse que está multiplicado por dos: el pintor, y el promotor cultural. No por azar ostenta el Premio Nacional de Cultura Comunitaria 2000. ¿Ese amor por la comunidad…? El artista nace del pueblo y ahí están sus raíces, además del placer inmenso de dar algo a los otros, dice con aire de nostalgia.
¿El pintor? “Soy una persona privilegiada porque desde pequeño quise ser pintor, logré estudiar y desarrollar mi vida en esa profesión. Mi obra surgió con el trabajo diario. Al principio hacía paisajes académicos, después una pintura matérica, y con los años, en La Habana empecé a realizar una obra en base a manchas, con todo lo aprendido con la materia”.
Por lo gestual, las formas, el color, hay un acercamiento a la pintura oriental. “Recuerdo que en Santa Clara expuso un famoso pintor tradicional chino Chi Pai Chi que dejó huellas. Al cabo de los años me di cuenta que influyó en mi obra: en las transparencias, el juego con el accidente buscando formas determinadas... Aunque nunca he mirado en libros la obra de nadie para buscar ideas”. Debido a un cambio introducido en su obra, generalmente hacía las manchas con tinta china, y dado la falta de ella, probó con el acrílico que le añadió fuerza a las piezas.
Su técnica fundamental ha sido siempre la acuarela, aunque pinte con lo que pinte. Aguadas, superposición de transparencias buscando un tercer color y manchas arman el quehacer de este artista que está en constante estado de exploración. La habilidad para incorporar y reinterpretar sus experiencias en la pintura de manera que esté libre de jerarquías de formas, que transmita con honestidad sus asociaciones intuitivas relativas al color y la composición, y que sea evocativa a través de una abstracción, confiere a la obra de Santoserpa una honestidad que cautiva y una intensidad embriagadora.
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Dra Lupe dijo:
1
21 de marzo de 2014
08:41:51
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