ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Fotograma de la Película

No hay que ser adivino para trasponer en letras lo que debió ser el pensamiento de Baz Luhrmann, y sus otros productores, antes de emprender la aventura de llevar por quinta vez a la pantalla la obra maestra de Scott Fitzgerald, El gran Gatsby (1925), una fábula ambivalente, y en parte satírica, sobre la persecución del éxito y el colapso del sueño americano, en una época bautizada por el propio escritor como "la edad del jazz".

El filme se acaba de estrenar en 3D en una sala del ICAIC y permite afirmar que el recurso técnico, ya en explotación masiva, le vino a Luhrmann como anillo al dedo para repetir el colorido estruendoso con que triunfó en Molino Rojo (2002), solo que allí el can can y la vida del famoso centro nocturno resultaban un pretexto ideal, mientras que ahora la rimbombancia coreográfica y los anacronismos espectaculares de la banda sonora, concebidos como un show, o video musical, conspiran, desde un mismo comienzo, contra la sensibilidad y el valor intimista de la novela de Fitzgerald.

Sin caer en la vieja trampa de exigirle a la película la fidelidad de la obra literaria, no puede perderse de vista que tanto esa naturaleza creativa de Luhrmann, signada por la demasía, como las exigencias de concebir el cine a la manera de un "espectáculo para mayorías" (que hasta ahora parece estar imponiendo el uso del 3D), atentan contra la bella historia que concibió el atormentado Fitzgerald.

Y de paso deja la incertidumbre de qué sucederá con nuevas adaptaciones de clásicos literarios que se lleven a la pantalla, a partir del concepto de que lo importante es aprovecharse del espectáculo visual impactante ––por encima del contenido–– que propicia el uso del 3D.

Más allá entonces del buen desempeño de Leonardo DiCaprio como Gatsby, o del atinado pulso melodramático que el director logra imprimirle finalmente a esta historia de un hombre obsesionado por una mujer, y esa mujer, a su vez, dudando entre dos amores, lo que queda en buena medida de esta entrega de 105 millones de presupuesto, es la sensación de que el mismo recurso de ópera colorida utilizado en Molino Rojo fue incapaz de sacar adelante una película requerida de menos excesos y más corazón.

O como escribió la crítica Kate Muir, del británico Times, poco después de haber visto el estreno de la película en el Festival de Cannes: "Es mejor aceptar, antes de comprar las palomitas, que esto no es una adaptación literaria, sino un éxito en 3D con Gatsby como un superhéroe".

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Almir Mestre León dijo:

1

15 de agosto de 2016

13:35:04


A mí la película me gustó bastante, podría resumirse como un hombre que se aferró a un amor de su juventud y depositó erróneamente su confianza en una mujer que ya no conocía tan bien. Aún conservo la banda sonora, destaco la pieza Young and Beautiful de Lana Del Rey.