No es el humor atemporal y cosmopolita al estilo de Les Luthiers, Tricicle o Mr. Bean el que nos hace reír cada lunes con Pánfilo y sus vecinos, son los mensajes intertextuales relacionados con la cotidianidad cubana los que provocan el disfrute inmediato y la posterior reflexión de algunos.
La serie se alimenta de realidades que precisan transformaciones urgentes, y de estereotipos construidos por la repetición de patrones en un rol determinado. El programa se enfrenta al arribismo, la zalamería, y emplaza ciertos mitos y costumbres a ser erradicados.
Vivir del cuento tiene el privilegio ganado de contar con muchos espectadores, la mayoría fieles amantes, otros, detractores de lo grotesco como forma de hacer reír; todos, sin embargo, conscientes del carácter crítico del programa, un fustigador necesario en todos los tiempos.
Lo mismo un ama de casa que un funcionario son televidentes asiduos capaces de rematar con la sugestión propia una agudeza de los guionistas, sin embargo, descubrir el pasaje no significa repasarnos en él. Prueba de ello es aquel que nos recibe con unos golpes en el pecho para, como buen nonócrata (diría Calviño), negarse con rodeos a atender un nuevo proyecto; el mismo que se muestra indiferente sin darle un aventón a nadie y los martes llega a la oficina y mientras le comunica a su secretaria que no está para nadie, le comenta lo bueno que estuvo Pánfilo ayer.
Con cuántos Facundos nos topamos cada día, ciegos e intolerantes como cualquier fanático; con cuántos tramposos como Chacón, o supervivientes del fracaso como Chequera; cuántas realidades de Pánfilo no nos son ajenas. A veces pasa la media hora y entiendo el humor de Vivir del cuento como un eufemismo para hacernos juiciosos.
Entonces la mirada severa del anciano nos exige: deja de reír si después sales a la vida a parecerte al chiste; si tienes un negocio privado donde solo contratas a las jóvenes blancas y sensuales; si tu proyección es absolutista y demagoga; si tus principios son maleables; si discriminas al homosexual, al negro, al anciano, al pobre, al de otra ciudad, al diferente; si te aprovechas del necesitado; si practicas el amiguismo; si no asumes tus actos con responsabilidad. Deja de reír si eres la de la farmacia que no devuelve los buenos días, el director acomodado en su cargo, el pedidor de favores a cambio de hacer el trabajo, el taxista explotador que cobra doble el pasaje, el ladrón de los suministros de otros.
Pánfilo no vive del cuento, vive de nuestros errores. Recicla las veces que hemos sido injustos, egoístas, volubles, malos dirigentes o malos dirigidos; los lunes después del noticiero, no hace más que ponernos un espejo en la pantalla.
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Maide dijo:
121
18 de agosto de 2019
18:53:29
Jose Echemendia Gallego dijo:
122
18 de agosto de 2019
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Omara dijo:
123
19 de agosto de 2019
14:02:37
Yoender dijo:
124
19 de agosto de 2019
17:12:57
Liu dijo:
125
20 de agosto de 2019
08:29:09
José A Cardeso dijo:
126
20 de agosto de 2019
12:32:36
Maikel Pons Giralt dijo:
127
20 de agosto de 2019
14:17:21
Rosa Lourdes Rodríguez Gómez dijo:
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21 de agosto de 2019
10:33:03
Marco Ricardo Hierrezuelo Diaz dijo:
129
21 de agosto de 2019
18:49:27
Ivis Hernandez Valdes dijo:
130
1 de septiembre de 2019
06:03:32
Joaquin Sanchez dijo:
131
2 de septiembre de 2019
19:24:23
mirla dijo:
132
19 de marzo de 2021
13:29:40
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