Eduardo Heras León, narrador, maestro
No podrá el lector dejar de deleitarse con la obra de este autor, orgullo de nuestras letras
No podrá el lector dejar de deleitarse con la obra de este autor, orgullo de nuestras letras
Muy claro tenía el poeta Miguel Hernández (Orihuela 1910-1942) el papel que los seres de su condición juegan respecto a sus coterráneos
Un saldo hermoso de la serie Calendario ha sido recordarnos la poesía no como alimento para entendidos, sino como una necesidad vital del ser humano, parte de la materia de la que estamos hechos
La novela Thérèse Raquin, una de las más importantes obras del escritor francés Émile Zola, quien aseguró que se propuso estudiar temperamentos y no caracteres
No hay referencia que sustituya la lectura ni película que pueda competir con la buena palabra impresa. Para constatarlo basta leer Jane Eyre (Editorial Arte y Literatura, 2018), una novela de Charlotte Brontë que ha sido adaptada profusamente a las pantallas, y muchas veces presentada como simple drama romántico
Cuando José Lezama Lima seleccionaba a los autores que a su juicio habían escrito las mejores poesías cubanas hasta 1960, el primero de los poetas que incluyó en la lista fue Cintio Vitier (1921-2009)
De «inteligente» lo califica la doctora Miriam Nicado García, rectora de la Universidad de La Habana, en tanto «vuelve al pasado para resignificar el presente»
Laureada con tantísimos reconocimientos, entre ellos, el Premio Nacional de Literatura y el Premio Cervantes (1992), con el que se distingue a escritores españoles e hispanoamericanos, cuya obra haya enriquecido notablemente el patrimonio literario de nuestro idioma, su nombre dignifica el catálogo lírico de esta Isla, la que –nos dice– tiene en sí «la ternura de las cosas pequeñas y el señorío de las grandes cosas», y a la que le cantó en luminosos versos
Una vida abrazada al amor por Cuba, llena de sucesos portentosos, palpita en estas páginas
Dan ganas de volver a ser niña y acercarse a las páginas de El valle de la Pájara Pinta. Es como permanecer por mucho tiempo en él, porque el pensamiento, que sabe de complacencias, se niega a abandonarlo. Haber leído en la niñez un cuento o una novela, y regresar a su lectura cuando se es adulto, son cosas muy distintas