ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La cuidadosa manipulación de los alimentos y la verificación de su calidad elimina riesgos para el bienestar humano. Foto: Vicente Brito

Cuba cuenta desde el año 2017 con una política para la inocuidad de los alimentos, que la contempla como un derecho ciudadano no negociable y responsabilidad de todos, así lo afirma Nancy Fernández, directora general de la Oficina Nacional de Normalización y coordinadora por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente para el tema.

La mencionada política, como el resto de las que han sido aprobadas en el país, es analizada al más alto nivel y, en este caso, de forma bimensual, mencionó Fernández.

Asimismo, próximamente saldrá publicado un Decreto ley sobre inocuidad alimentaria y su reglamento; y la nueva Carta Magna reconoce el derecho a una alimentación sana y nutritiva.

Aun cuando hay una política de país y varias instituciones se involucran en este empeño, encabezadas por el Ministerio de Salud Pública (Minsap), que es su rector, los ciudadanos no están ajenos a ella.

Por el contrario, la cultura de las personas resulta esencial para poder cumplir con los propósitos, pues muchas de las contaminaciones de los alimentos ocurren en el hogar. «El país está convocado a producir alimentos, a sustituir importaciones, pero hay que hacerlo de forma segura», dijo la especialista.

Muchas de las contaminaciones de los alimentos ocurren en el hogar, por eso ahí debe llegar también la información. Foto: Anabel Díaz

INOCUIDAD ES SALUD

De acuerdo con la doctora Mayra Martí, jefa de departamento de Salud y Nutrición del Minsap, la inocuidad de los alimentos se refiere a la ausencia de contaminación en estos –ya sea de naturaleza microbiológica, química o física– o a la existencia de niveles seguros y aceptables.

Para lograrlo existe un sistema de vigilancia que abarca toda la cadena –producción, traslado, conservación, elaboración, consumo, entre otros pasos– donde se vela por el cumplimiento de las buenas prácticas.

Además, el Minsap realiza un estudio permanente de todas las notificaciones de enfermedades por alimentos que surgen en el país, a través de un sistema que monitorea desde lo local hasta la nación.

Unido a esto, explica la doctora, el Ministerio lleva a cabo la inspección sanitaria estatal, que contribuye a cuidar que se cumplan las cinco reglas de la inocuidad que establece la Organización Mundial de la Salud:

  • Limpieza.
  • Cocinar bien los alimentos.
  • Evitar contaminación cruzada (alimentos crudos no deben ir con los que están listos para el consumo)
  • Mantener las temperaturas necesarias, tanto para la cocción como para la conservación.
  • Uso de fuentes seguras e inocuas.


Una de las acciones más importantes que desarrolla el Minsap es la preparación de todos los actores de la cadena, incluida la población, pero con particular énfasis en los trabajadores por cuenta propia.

En relación con este grupo, la doctora ilustra que existen nueve actividades del trabajo por cuenta propia que requieren de licencias sanitarias, y el organismo es responsable de su otorgamiento. Se han entregado más de 56 000, pero son más importantes –en su opinión– la capacitación permanente, la elaboración de manuales y otras acciones que contribuyan a la formación de las personas que laboran en el sector.

Según la Directora de la Oficina Nacional de Normalización, esa institución tiene un programa de capacitación con cinco módulos sobre inocuidad de los alimentos, el cual ya han cursado   1 700 personas, fundamentalmente de los ministerios de Agricultura  y la Industria Alimentaria, pero en el caso de los cuentapropistas, estos no han sido los que mejor han respondido a la convocatoria.

Ese es uno de los retos, trabajar más con este sector, porque debería verse como una obligación pasar estos cursos, insiste Fernández.

La doctora Mayra Martí consideró que entre los desafíos del Minsap se encuentran el fortalecimiento del programa de vigilancia y de las inspecciones sanitarias, actualizar las normas jurídicas sobre el tema y el fortalecimiento de los laboratorios.

En Cuba ha disminuido la incidencia y la cantidad de brotes de enfermedades transmitidas por alimentos y desde hace cinco años no ocurren muertes por esta causa.

Además, el Minsap es el encargado de cuidar la calidad del agua y mantiene un sistema de alertas que le permiten, ante la aparición de cualquier enfermedad a nivel mundial o en el área, rastrearla dentro del territorio para evitar su propagación en caso de que llegue a nuestras fronteras.

GARANTIZAR SEGURIDAD EN TODA LA CADENA

La ingeniera agrónoma Mariana Pérez Periche, jefa del departamento de Gestión de la Calidad del Ministerio de la Agricultura (Minag), explica que en el caso de este organismo, hay dos momentos importantes en los que tiene incidencia: la producción y la comercialización de producciones agropecuarias. Asimismo, resalta el trabajo de dos entidades reguladoras que se le subordinan, relacionadas con la sanidad vegetal una y con la sanidad animal la otra.

Pérez Periche destaca que las nuevas políticas aprobadas por el país han permitido una mayor integración de todos los actores que intervienen en la cadena, lo cual es esencial para lograr éxito en las acciones y alcanzar la integralidad en el trabajo.

En su opinión, las nuevas normativas dictadas para el sector cooperativo y campesino favorecen la inocuidad de los alimentos, teniendo en cuenta que en Cuba el 70 % de las producciones agropecuarias vienen de este segmento. También se refirió a la contribución del programa de la agricultura urbana y suburbana, que durante 30 años ha propiciado el aprendizaje sobre el manejo agroecológico de los cultivos.

La identificación de los riesgos potenciales que pueden afectar a la cadena es, en su criterio, una de las misiones fundamentales del Minag, porque solo si se conocen los peligros se puede actuar para prevenirlos o minimizarlos. En este sentido, señaló como retos la capacitación y la elevación de la eficiencia del sistema de control de calidad en cada fase del proceso.

Particularizó en el programa de desarrollo de minindustrias en el país, que como organismo buscan alentar, pero siempre velando porque se cumplan los requisitos y se generalicen las buenas prácticas en todos los procesos, lo cual incluye la certificación de la calidad y la inocuidad de las producciones salidas de esas unidades.

A juicio de Nancy Fernández no se trata solo de capacitar, también hay que controlar. En Cuba existen más de 500 normas sobre los alimentos y alrededor de 60 son obligatorias. Al año se realizan de mil a 1 500 inspecciones y entre las medidas que se toman están la aplicación de multas, el retiro de la licencia y hasta el cierre de locales. «Sin embargo, hay que perfeccionar más el sistema nacional, pues tenemos esa responsabilidad frente a la ciudadanía», afirma.

Existen más de 30 empresas certificadas con las normas de inocuidad, pero debe lograrse que llegue al centro de elaboración del municipio, al que vende alimentos en la calle, apunta la especialista.

EN CONTEXTO

  • El 7 de junio último –por primera vez en el orbe– se celebró un día mundial dedicado a concientizar sobre esta problemática, bajo el eslogan «La inocuidad, asunto de todos».
  • Con respecto a la alimentación, existen al menos 32 tipos de agentes que pueden causar más de 200 tipos de enfermedades.
  • Se considera que anualmente alrededor de 600 millones de personas enferman por esta causa y aproximadamente 420 000 fallecen, fundamentalmente en países del Tercer Mundo.
  • De la Constitución: ARTÍCULO 77. Todas las personas tienen derecho a la alimentación sana y adecuada. El Estado crea las condiciones para fortalecer la seguridad alimentaria de toda la población.
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