Deportistas de 28 naciones ganaron medalla de oro, récord que no fue superado hasta 40 años después. Ese, la internacionalización de los triunfos fue uno de los legados de los IX Juegos Olímpicos, en la ciudad neerlandesa de Amsterdam, en 1928.
Pero no fue el único. A partir de esa edición de la fiesta multideportiva cuatrienal, estas estarían alumbradas por el fuego olímpico, pues fue allí donde primero el pebetero presidió cada esfuerzo de los deportistas, durante todo el calendario competitivo.
También en Amsterdam, por primera vez, la delegación que abrió el desfile de los participantes fue la griega, y la última la de la nación de la ciudad sede. Desde entonces hasta hoy ha sido así, y París, en julio próximo, no será la excepción.
Asia logró abrir el casillero de las preseas doradas en esta cita, con dos competidores japoneses: Mikio Oda, en el triple salto, y Yoshiyuki Tsuruta, en los 200 pecho de la natación. En Amsterdam, además, comenzó la gran hazaña de la selección de hockey de la India, al ganar la primera de sus seis medallas de oro consecutivas, cadena que extendió sus eslabones hasta 1960. También se estrenó la realeza en lo más alto de un podio olímpico, cuando el príncipe Olaf de Noruega venció en las competencias de vela, en la especialidad de yate de seis tripulantes.
Sin embargo, una de las grandes novedades fue que Adidas hizo su debut con sus productos en los Juegos Olímpicos, lo cual, en este 2024, tendrá en la Ciudad Luz su muevo aumbramiento como la gran marca de los campeones.
Dos héroes olímpicos mantuvieron sus dominios. El finlandés Paavo Nurmi cosechó tres medallas de oro más en las pruebas de fondo y medio fondo, con lo cual culminó su brillante trayectoria con nueve metales áureos. Johnny Weissmüller, el Tarzán que conquistó París, en 1924, volvió a imponerse en la prueba de los cien metros libre de la natación, para despedirse de estos escenarios con cinco cetros y un bronce en polo acuático.
Cuatro años después, los Juegos, tras 28 años, regresaron a América, a otra ciudad estadounidense, Los Ángeles. El viaje hasta la lejana costa oeste de ese país y la Gran Depresión Económica que seguía azotando a la nación y al mundo, hicieron que el número de delegaciones se redujera, de 46 en la cita precedente, a 37, lo que impactó también en la cantidad de deportistas, que bajó de 1 328 a 1 206.
Tanta fue la agonía que el COI tuvo que brindar ayuda económica para los atletas, y proveerlos de alimento y transporte. Sin embargo, se construyó la primera Villa Olímpica, aunque las mujeres se hospedaron en un hotel de lujo.
Aun así, el nivel competitivo fue alto, tanto que produjo que se igualaran o se impusieran 18 récords mundiales.
En Los Ángeles irrumpió el photo finish y el cronometraje automático en los eventos de pista del atletismo, así como el podio de tres niveles para las ceremonias de premiación y el izado de la bandera nacional del ganador de cada prueba.
También por primera vez, las competencias se realizaron en menos de 79 días, al concentrarse en un calendario de 16 fechas, del 30 de julio al 14 de agosto. Desde entonces, los Juegos Olímpicos se han desarrollado en periodos entre 15 y 18 jornadas.
Serían los de 1932 la antesala de unos Juegos, los de Berlín-1936, que, si bien «removieron al mundo» por su fastuosidad, escondió la negativa de Hitler de no querer celebrarlos, y el quebranto de la paz, justamente dos años, 11 meses y 15 días después de que se apagara la llama olímpica en la capital alemana.
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