ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Internet

Hace hoy 68 años, el pueblo de Cienfuegos, al lado de marinos rebeldes y el Movimiento 26 de Julio, protagonizó el levantamiento popular del 5 de Septiembre, uno de los hitos patrios significativos de la segunda mitad del siglo XX en Cuba.

Ese amanecer de gloria, los cienfuegueros se alzaron contra el poder despótico de una dictadura sanguinaria como la de Fulgencio Batista, que recibía órdenes directas de Washington y reprimía –mediante la tortura, la desaparición o la muerte–, a jóvenes revolucionarios, dirigentes gremiales y a todo quien se le opusiera.

La Cuba de 1957 era un país miserable, con escasos bolsones de prosperidad en los sectores más pudientes, y una inmensa pobreza generalizada que cubría a la mayoría de la población de ciudades y campos, en los cuales los niños perecían de inanición o parásitos.

Contra ese injusto, tiránico orden de cosas tuvo lugar aquel hecho valeroso, elocuente tanto de la madurez como de la fuerza adquirida por el movimiento revolucionario, no solo en el foco insurgente de la Sierra Maestra.

Cuba hoy sigue siendo un 5 de Septiembre, un 5 de Septiembre de resistencia y combate para seguir perfeccionando su modelo de socialismo sostenible, a despecho de esos enemigos que no cejan en su empeño por aniquilarnos y en cuyo objetivo ejecutan arteras campañas permanentes, como parte de una guerra de cuarta generación apoyada por un bloqueo genocida de más de 60 años.

La misma unidad del 5 de Septiembre es la que permanece como pilar de nuestra soberanía y vector de resistencia. La fe en la victoria que guió a aquellos hombres sigue iluminando el camino de amor, esfuerzo y optimismo que desandamos cada día los cubanos.

Como los bravíos combatientes del 5 de Septiembre, Cuba no se doblega ante las adversidades para, antes bien, alzarse cada día y emprender la batalla cotidiana por su subsistencia como nación soberana e independiente, inclaudicable ante los empeños del enemigo y su red de cipayos por someterla y recolonizarla.

La misma sangre que derramaron los héroes del 5 de Septiembre será derramada hoy día, si –en el colmo de la arrogancia, la soberbia y la prepotencia imperiales–, osaran atacarnos militarmente algún día.

El pueblo de Cuba tomaría las calles y no permitiría que amo alguno intentara dictar sus destinos, puesto que así perdería para siempre esa independencia ganada a fuego y machete desde los tiempos mambises hasta la alborada del Primero de Enero de 1959.  

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