París.– A esta ciudad llegaron las esperanzas de 205 naciones. De ellas, 68 venían con la aspiración de lograr su primer podio, y hasta las 10:00 a.m. de ayer, tres de esos pabellones entraron a la historia medallista de los Juegos Olímpicos.
A dos ya las conocíamos, a Julien Alfred, cuyo premio dorado en los cien metros ingresó a su Santa Lucía en el medallero histórico de estas citas, que comenzó a correr hace 128 años, en Atenas-1896.
Alfred, a los 12 años perdió a su padre, quien la criaba, y a los 14, a su tía. El desconsuelo hizo que abandonara, por un tiempo, el atletismo. Pero se apuntó en una escuela en Jamaica, y emergió campeona centroamericana y del Caribe, y de un Mundial bajo techo, hasta que llenó de gloria a los casi 190 000 santaluceños que habitan la pequeña isla caribeña.
Ella acabó aquí con un reinado jamaicano en la prueba reina del atletismo, que databa de 2008.
También conocíamos a Thea LaFond, la ganadora del triple salto, quien inscribió a Dominica, y a sus 70 000 compatriotas, en el mismo listado. Ella vive en Estados Unidos desde los cinco años, y es vista como embajadora, por lo que representa y ama a su ínsula.
Cabo Verde es la tercera nación que aquí ha conquistado su primer lauro en los anales de los cinco aros, mediante el boxeador Daniel Varela de Pina, medalla de bronce en los 51 kilogramos, en la séptima participación de su país en los Juegos Olímpicos.
Por primera vez, desde Río de Janeiro-2016, cuando hizo su entrada a este escenario, el Equipo Olímpico de Refugiados (EOR) alcanza la ceremonia de premiaciones, con el tercer lugar.
Fue Cindy Ngamba, en el cuadrilátero, en los 75 kilogramos, la autora de esa gloria. Ella es camerunesa, reside en Reino Unido, y es una de las 37 integrantes de la delegación más amplia de un EOR, en los Juegos.
A propósito del medallero, en el de esta edición –hasta el momento– 46 naciones tienen, al menos, una medalla de oro. Es decir, solo el 22 % ha escalado a lo más alto del podio.
Cuando quedan cuatro jornadas, al parecer París-2024 –como le pasó a Tokio-2020– dejará en manos de Río de Janeiro-2016 el mayor botín dorado que se ha distribuido entre la familia olímpica.
En la lid carioca, 63 pabellones, de 207 que asistieron, exactamente el 32 %, escucharon sus himnos nacionales.
Llama la atención, también, que la azotea del edificio de las preseas no esté tan alta, a solo cuatro fechas del final, y cuando ya quedan menos porfías por las diademas.
Estados Unidos lidera con 24 primeros lugares, y le siguen China (22) y Australia (15). En las ediciones del siglo XXI, es decir de Sydney-2000 hasta Tokio-2020, el puntero siempre ha rebasado, al final, las 35 coronas, y en tres de ellas compiló más de 40. Para el segundo lugar, el indicador ha sido más de 30, con la única excepción de las 27 de Gran Bretaña, en Río de Janeiro-2016.
Hasta ayer en la mañana, se habían celebrado 132 disputas, por lo que estaban restando 197, que suman el total de 329 distribuciones de preseas. Todavía los xxxiii Juegos Olímpicos tienen oportunidades de alcanzar a Río, al menos matemáticamente, pero han de apurarse.
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