PARÍS.–Los periodistas no competimos, pero sufrimos el revés y vivimos el triunfo como si saltáramos, corriéramos o nos liáramos a golpes sobre el ring. Al menos los cubanos no podemos sustraernos a ese sentimiento, aunque sea un desafío para la profesión.
Pero en el voleibol de playa de París-2024, en el Estadio de la Torre Eiffel, no fuimos los únicos conquistados por la pareja cubana que perdió en octavos de final, ante la sueca de Jonatan Hellving y David Ahman, la mejor dupla del mundo, de acuerdo con el ranking mundial. Parecía que los franceses habían perdido a un ídolo local. Jorge Luis Alayo y Noslen Díaz se colaron en el corazón de esta ciudad.
Es muy duro quedar como el primer binomio de la fase de grupo y perder con el último, con el 16, a menos que sean los que han marcado, desde 2023, el curso en la arena.
«Quiero felicitar y agradecerle a mi compañero por todo lo que logramos, por esta temporada tan llena de alegrías, y por estar aquí. Tenemos que seguir adelante y trabajar más fuerte», sostuvo Alayo.
A los cubanos no hay nada que reprocharles, ni siquiera, como dicen ellos mismos, la cantidad de errores no forzados que «nos costó muchísimo revertirlos, porque en la playa, en la arena, se juega muy rápido, y no hay tiempo de recuperarse», dijo Noslen.
–¿Cuáles fueron los errores que más incidieron?
–Los de la recepción; cuando la fallas, el resto de la acción que preparaste de cara al punto se lastra. Por eso es que fallamos ataques, y por eso el bloqueo rival alcanzó a hacer varios puntos, o quedarse con la pelota para el contragolpe.
Alayo, además, afirmó que la sueca es una pareja que juega mucho sobre el segundo toque, «justamente porque tiene un buen recibo y por la habilidad de Ahman de hacer fintas sobre la net, con las que confundió. Parecía que iba a atacar, y cuando le saltabas, dejabas libre a su compañero para el punto», sostuvo Noslen.
Ciertamente, esas fueron las claves del desenlace. Sin embargo, tras un primer set perdido por 11-21, los antillanos se batieron con la dupla europea, con la que no habían jugado nunca.
El resultado de 2-1 (15-11, 28-26 y 15-8) da muestra de que, con Alayo y Noslen, ni los suecos están seguros. Ese segundo parcial, en el Estadio, todos lo vieron de pie. Fue titánico.
«Jugamos muy mal el primer set, teníamos que salir a dar otra cara. Presionamos al rival, arreglamos algo la recepción, y vieron lo peleado que fue ese tiempo, en el que los rivales también se equivocaron», opinó Alayo.
Este es uno de los reveses que duelen, como cualquier otro, pero que te deja una sensación de haber cumplido y una mirada convincente al futuro.
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