PARÍS.–.–Si en los deportes de combate se pierde la iniciativa, el competidor queda despojado de sus esencias. Estas disciplinas son, por naturaleza, eminentemente tácticas, por lo que, si el atleta no muestra disposición de combatir, también se queda sin plan.
A nuestro modo de ver, eso le pasó a Iván Silva en los 90 kilogramos del judo, ante Erlan Sherov, quien, a pesar de su aval de medallista de bronce del último Mundial, en mayo pasado, y de vencerlo en 2023, era un rival que está en su mismo rango de calidad. El propio matancero lo reconoció.
«Me aventajó en la propuesta del combate, en la lucha por el agarre, y eso me restó posibilidades de ataque. Es cierto, él siempre tuvo la iniciativa», dijo Silva, al abandonar la sala del Campo de Marte, escoltada por la Torre Eiffel, el epicentro de estos Juegos Olímpicos.
Su entrenador coincidió con nuestro criterio. «Hay que proponer, y hacer lo que habíamos planeado para un adversario como el de Kirguistán, pero no lo hizo, de ahí la derrota», aseguró Julio Alderete.
Tres penalizaciones por no presentar combate, y una por la misma razón a Sherov, decidieron un pleito deslucido para dos judocas de nivel mundial.
Aunque el arquero Hugo Franco dio batalla, no salió conforme del hermoso campo de tiro con arco instalado en la explanada de Los inválidos.
«Por un lado tengo la satisfacción de haber llegado a este escenario, pero por otro tengo la deuda conmigo. No soy un arquero de menos de 28 puntos, en match de 30, y no alcanzarlos costó el revés ante el chino Jan Wang.
«Me quedo con la experiencia vivida, pero también con la certeza de que podía avanzar más que el lugar 17. No, no vine a mejorar el quinto puesto de Juan Carlos Stevens, en Beijing-2008, pensaba en algo más grande, en una medalla», aseguró.
«No salió ahora, lo seguiremos intentando; estoy convencido, también, de que hay que continuar el trabajo fuerte, para no sentir la presión de unos Juegos Olímpicos».
Franco ganó su primer duelo, al venir de abajo 1-3 frente al mexicano Bruno Martínez, y set a set llegó a vencerlo por 7-3. Contra el asiático ganó en el primero y perdió, de manera consecutiva, tres parciales, que sellaron el 6-2 definitivo.
Su entrenador, Reiter Téllez, valoró de buena su actuación, y apreció que «la tensión le jugó una mala pasada. Para eso él debe tener más competencias de nivel».
Destacó la colaboración de la familia de la arquería que vive fuera de Cuba, que ha dotado a su discípulo de implementos de última tecnología, en un deporte que es extremadamente costoso, sobre todo, para los deportistas de economías pequeñas.
Con Hugo Franco terminó el tiro con arco cubano en París, mientras que el judo subirá al exigente tatami olímpico de esta ciudad a Idalys Ortiz y Andy Granda, en las divisiones superpesadas. Los dos, pese a sus palmarés de campeones mundiales, y de cuatro preseas olímpicas (una de oro, dos de plata y una de bronce) de la artemiseña, tendrán, probablemente, la competencia más difícil de sus carreras deportivas.
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