MATANZAS.–El General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana, en compañía de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, rindieron tributo este viernes, en el último adiós, a los caídos en cumplimiento del deber en la Base de Supertanqueros.
A ese postrer gesto de respeto se unieron los miembros del Buró Político, Esteban Lazo Hernández, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular; el general de cuerpo de ejército Álvaro López Miera, ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, y el general de división Lázaro Alberto Álvarez Casas, ministro del Interior.
Luego del solemne homenaje, Raúl y Díaz-Canel llegaron junto a los familiares allí presentes. «Nuestras más sentidas condolencias y el acompañamiento a ustedes en este momento», les dijo el Jefe de Estado, informó el sitio web de la Presidencia de la República.
Frente a ellos, con la mano en el pecho, el General de Ejército asintió ante las palabras del mandatario, como expresión de que también los acompañaba en su dolor.
Con anterioridad lo hicieron otros altos dirigentes políticos y del Estado, así como las máximas autoridades de la provincia.
En un día trascendental para el país, marcado por un profundo dolor, el pueblo matancero, en representación de toda Cuba, y de forma disciplinada y solemne, homenajeó a los valientes, quienes se enfrentaron al descomunal siniestro ocurrido en la Zona Industrial de la ciudad.
Fue una velada triste, pero también de honor y gloria, en la que fueron muchas las manifestaciones de admiración y de respeto, y que, como en otros momentos difíciles y ante la adversidad, los cubanos fueron uno solo en el dolor y en la solidaridad.
Devino, además, una jornada de acompañamiento de todo un país a los familiares y amigos de los caídos, abrumados por la tristeza y los recuerdos.
El homenaje inició a las diez de la mañana en el Cuartel Museo de los Bomberos, legendario inmueble por el que pasaron unos 15 000 matanceros, multitud que hizo fila interminable para llegar hasta la Plaza de la Vigía, con el propósito de ofrecer amor y paz.
La fila de personas parecía no tener fin. Se veían muchos trabajadores, padres que vinieron con sus hijos, intelectuales, familias que llegaron a mostrar su respeto apenas por un escaso minuto, algunos de ellos con una flor en la mano, sin impedir el desgarramiento por el dolor de los seres queridos.
Ofrendas florales de Raúl y Díaz-Canel acompañaron las urnas en las honras fúnebres en este día duro, de sentido tributo.
También llegaron coronas a nombre de la Asamblea Nacional del Poder Popular, de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, de los familiares y del pueblo.
Es grande el dolor, como lo es también el heroísmo de que hicieron gala los valientes; y así de inmensa ha sido la solidaridad de toda una nación y de otras latitudes.
Estas horas tristes nos muestran, al propio tiempo, un pueblo que hace de la unidad el pilar de su grandeza, sostuvo Leo García, vicepresidente primero de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba en Matanzas.
La conmoción se reflejaba en todos los rostros. Pocos pudieron impedir las lágrimas por los valientes, símbolos eternos de nuestro país. Día de abrazos, lágrimas y aliento, en el que ni el sofocante calor ni la lluvia pudieron interferir.

A pesar de la angustia de los seres queridos, de ese dolor que hiere tanto, lo que más aprecio un día como hoy es el orgullo de ser cubano, capaz de sentir como propia la tristeza ajena, reconoció Ercilio Vento Canosa, historiador de la ciudad.
Esta triste situación ha suscitado en la ciudadanía un gran sentimiento de solidaridad, que pone de manifiesto la cualidad del cubano bueno, comentó el notable investigador. «Aquí hay un heroísmo imposible de olvidar».
Los testimonios e historias de los protagonistas del siniestro llamaban la atención. Uno de ellos, con marcas imborrables en el rostro, fue Dionisio González, de las fuerzas de apoyo contra el incendio.
«Yo no puedo decir mucho, solo que vine hasta aquí para ofrecerles el último abrazo a esos corajudos, que lucharon como verdaderos héroes y ofrendaron sus vidas por salvar a Matanzas», expresó.
Velas de diferentes colores y tamaños, flores diversas, en medio de una atmosfera en que la conmoción era visible en cada uno de los rostros. Algunos no pudieron ocultar el dolor, una vez en el interior del Museo, y fue evidente el sentimiento que los embargaba.
Los muros del Museo de Bomberos, el Teatro Sauto, el Museo Palacio del junco y otros venerables inmuebles situados en ese sitio fundacional de la ciudad, parecían reverenciar, en silencio, a los caídos.
No faltó quien se preguntara qué habría escrito la excelsa poetisa Carilda Oliver Labra, con su sensibilidad y genio, sobre tan lamentable incidente, tan épico en sí mismo. Ella que le cantó a Fidel, a la ciudad, y a muchos héroes y mártires.
Estoy aquí para acompañar a mi pueblo de Matanzas en esta hora difícil, y solo espero que toda esta suma de solidaridad y amor alivie un poco las penas de esas familias, observó el cantautor Raúl Torres, visiblemente conmovido.
Pensar en la gente que quedó allí, que arriesgó su vida por salvar a los matanceros, es algo muy duro. Su ejemplo y legado quedarán en el recuerdo y en la memoria del pueblo de Cuba, y en especial de Matanzas, dijo, luego de reconocer que servirán, además, como estímulo para seguir impulsando la vida y el progreso.
Al concluir las guardias de honor en el Museo de Bomberos, donde el pueblo expresó sus sentimientos de honor y solidaridad, el cortejo fúnebre partió hacia el Panteón de los Caídos por la Defensa, en el Cementerio local, en el cual se realizó la ceremonia de inhumación, de carácter familiar.
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Gelson Lopes dijo:
1
24 de agosto de 2022
16:58:07
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