ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Tomada de la Presidencia Cuba

Dedicada al centenario del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, este domingo tiene lugar la XXV Cumbre Extraordinaria del ALBA-TCP (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos). En el importante encuentro, en voz del Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, vuelve a estar representada la Mayor de las Antillas.
«O nos unimos o nos hundimos. Escojamos, pues, las alternativas», había dicho en 2001 el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, durante la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Asociación de Estados del Caribe. Y esa advertencia fue hecha como parte de su propuesta -la primera en la historia- del ALBA.

Sobre ese mecanismo pensado para unir fuerzas y que hoy debe abrirse paso en un escenario regional configurado en favor de fuerzas de derecha, expresó en esa ocasión el excepcional revolucionario: «Se trata de otro camino; se trata de una búsqueda, porque ciertamente la integración para nosotros es vital».

El 14 de diciembre de 2004 nació el ALBA. En La Habana, en el teatro Carlos Marx, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz colocó sobre el pecho de Chávez la Orden «Carlos Manuel de Céspedes». Sobre esa confluencia emotiva y simbólica, el Presidente Díaz-Canel Bermúdez, en un momento posterior de la historia, afirmó que aquel nacimiento «fue una fiesta».

En la alegría de aquellas horas, ambos dignatarios firmaron el Acta de nacimiento del nuevo proyecto de integración entre iguales. Y cuánta razón tenían los dos en hacer posible un sueño tan grande; cuánta luz en esa certeza de que, a la sombra de un nombre tan poético -Alba-, crecería la posibilidad de que Nuestra América encontrase una alternativa para mantenerse firme sobre el mar…

La vida no ha hecho más que dar la razón a los dos grandes humanistas: en un mundo roto por la era oscura que se abrió con el holocausto del pueblo palestino, en un mundo donde los organismos internacionales no pueden frenar el abuso del más fuerte -donde “el matón del barrio” ha impuesto el terror hasta en las aguas, al estilo de piratas y corsarios-, la América Nuestra tiene en el ALBA una opción vital.  

Hace algún tiempo esta reportera escribió que, de la vorágine en el hemisferio de los años noventa del siglo XX —de esa etapa de crisis que en 2017 fue calificada por el Presidente Nicolás Maduro Moros como «una década llamada perdida», de desastre social en el continente americano1 —, nació la lucha que dio nacimiento a la herramienta regional.

El Alba, expresó entonces Nicolás Maduro, nació de un parto histórico a inicios del siglo XXI; y vio la luz para realizar las ideas defendidas por los movimientos izquierdistas del planeta frente al intento imperial de recolonizar los países de Nuestra América. El alumbramiento, valoró el dignatario venezolano, tuvo siempre a Cuba como faro, como norte de la brújula, y fue la posibilidad de articular un nuevo pensamiento: nuevo por pertenecer al siglo XXI; al tiempo de contener ideas de siglos, pero vigentes, como las del Libertador Simón Bolívar.
La unidad es la tarea más importante

En las horas de la XIV Cumbre Extraordinaria del ALBA-TCP (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos)—, la cual sesionó en el 2017 en Caracas, desde el Salón Simón Bolívar del Palacio Presidencial de Miraflores—, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, entonces Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, expresó al referirse al ALBA que el nacimiento de ese mecanismo de integración no hubiera sido posible en la época en que triunfó la Revolución cubana: tuvo que ocurrir, dijo Raúl, un cuatro de febrero (4F) de 1992 (insurrección cívico- militar liderada por Hugo Chávez), y el triunfo de la Revolución Bolivariana, para que una iniciativa de unidad como esa pudiera salir adelante.

En esa ocasión, reflexionando sobre Chávez y sobre las complejas circunstancias de la Revolución emprendida por él, el compañero Raúl resaltó una idea que también resulta válida para entidades como el ALBA: el líder bolivariano comprendió la importancia de la unidad para las profundas transformaciones acometidas en la nación de Suramérica; «la construcción de la unidad es la tarea más importante que enfrenta toda Revolución verdadera», subrayó Raúl, quien recordó que los revolucionarios suelen tener muchas ideas y visiones sobre cuáles pueden ser los caminos, pero hay que saber dejar de lado, con modestia, todo aquello que nos divide y dispersa.

Un presente de urgencias, y un legado imprescindible

«Vivimos tiempos de enormes desafíos y riesgos excepcionales». Así expresaba, en agosto de este 2025, el Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, durante la XIII Cumbre Extraordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno del ALBA-TCP (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos), moderada desde Venezuela y en formato virtual.

Ese encuentro -precedente al de estas horas de la XIV Cumbre-, devino esencialmente espacio de solidaridad y apoyo a Venezuela ante las amenazas del imperialismo estadounidense. Y en él, el Jefe de Estado denunció que «el imperialismo, en el despliegue de su ofensiva hegemonista y agresiva, evidencia que no tiene intención de detenerse ante los límites que le impongan el Derecho Internacional, la Carta de las Naciones Unidas, y décadas de resoluciones y declaraciones regionales y universales contra la coerción, la amenaza, la interferencia en los asuntos internos de otros Estados, y la intervención».

En agosto la Mayor de las Antillas, en voz de su Presidente, hizo un llamado al ALBA-TCP y a todos los pueblos del mundo, a condenar la irracional arremetida de la Administración Trump. Con énfasis, el mandatario expresó:

«Denunciamos con firmeza el estímulo y la financiación a los planes terroristas contra Venezuela, así como la acusación mendaz lanzada por el gobierno de Estados Unidos contra el presidente Nicolás Maduro, que pretende asociarlo, sin fundamento ni prueba alguna, a organizaciones criminales vinculadas con el tráfico ilícito de drogas. Se trata, nuevamente, del tipo de maniobras a las que acude el imperialismo cuando alberga intenciones agresivas contra Estados soberanos, cuando no es capaz de ahogar el espíritu de resistencia de los pueblos y necesita entonces un pretexto fraudulento para justificar sus acciones».

No es fortuito que la XXV Cumbre -que sesiona este domingo- esté dedicada al centenario del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. En agosto pasado, el Presidente Díaz-Canel enunciaba durante el encuentro XIII: «El aporte multifacético de Fidel a la historia y a los esfuerzos por la integración y la unidad de nuestra región, resulta inconmensurable. Nuevas generaciones de dirigentes y activistas sociales latinoamericanos y caribeños hacen suyo ese legado fidelista, que, unido al del inolvidable Comandante Hugo Chávez y otros indiscutibles líderes de los afanes unitarios de Nuestra América, hoy más que nunca continúan siendo brújula de la acción, en línea con el ideario bolivariano y martiano».

«Celoso cuidador de la diversidad, Fidel fue también un incansable articulador de la unidad de nuestros pueblos, basada en un profundo sentimiento antimperialista. Nos enseñó que la batalla no es solo política o económica, sino también cultural y moral».

Con ese legado, como reflexionó en agosto pasado el Jefe de Estado, «estamos convocados a enfrentar las amenazas que se ciernen no solo sobre un grupo de nuestros países, como Venezuela, Nicaragua y también Cuba, devenidos últimamente en blanco predilecto del cerco y las medidas económicas coercitivas unilaterales del gobierno de los Estados Unidos».

Cuando las amenazas gravitan sobre todos los pueblos dispuestos a decidir propio destino, la solidaridad y la unidad -esencias del ALBA- adquieren trascendencia de fórmula salvadora. Y en este punto crítico de la historia, ¿alguien que ame a Nuestra América pondría en duda la necesidad de una herramienta de integración como la nacida hace 21 años?

De la jornada de hoy nacerá una nueva Declaración; y los pueblos tendrán que estampar una vez más -sobre el papel, y en el alma de sus hijos-, lo que expresa la Declaración de la pasada Cumbre Extraordinaria:

«Como vanguardia de los pueblos libres, declaramos que la paz verdadera solo puede nacer de la justicia social, del respeto a la soberanía de las naciones y la autodeterminación de los Pueblos. Frente al imperialismo que amenaza con guerras y bloqueos, América Latina y el Caribe reafirman que seguirán el camino de Bolívar, Martí, Chávez y Fidel, y ratifican su condición irrevocable de proteger la región para que sigamos siendo una Zona de Paz».

(1) Expresión del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, en sus palabras iniciales de la XIV Cumbre Extraordinaria del ALBA-TCP, celebrada en Caracas, en marzo de 2017.

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