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Alegatos
Mi
país y mi pueblo fueron obligados hace más de cuarenta años
a despertar al peligro y llamados a defender su libertad
Alegato presentado por el compañero Fernando González Llort, en la
vista de sentencia celebrada el 18 de diciembre del 2001
Su Señoría:
Me uno a mis compañeros
que me han antecedido en el reconocimiento y agradecimiento a la profesionalidad del
señor Richard, de las traductoras que tan eficientemente han trabajado y de los U. S.
Marshalls.
Me uno también a lo expresado aquí por
cada uno de mis hermanos en sus audiencias de sentencia. Me siento honrado de contar con
la amistad de esos compañeros y hermanos que con tanto valor y dignidad recibieron sus
injustas sentencias.
También quiero agradecer el profesionalismo
de los abogados que nos representan a los cinco y especialmente a Joaquín Méndez y la
oficina del defensor público del Distrito Sur de la Florida.
Si para mí no estuviera bien claro que el
fanatismo, el odio y la irracionalidad contra Cuba se generan y estimulan solo por un
segmento minoritario de la comunidad cubanoamericana residente en esta localidad, no
hubiera aceptado ser representado por un miembro de esa comunidad. Su profesionalismo en
este caso es una muestra de que, contrario a lo que quieren hacer ver quienes controlan
los medios de comunicación hispanos con su estridencia anticubana, la mayoría de la
comunidad cubanoamericana en la Florida tiene una actitud racional hacia su país de
origen aun cuando tengan opiniones contrarias al gobierno de Cuba.
Eso lo demuestra también el hecho de que
cientos de miles de cubanoamericanos viajan todos los años a Cuba y envían dinero a sus
familiares.
Quienes crean que la radio cubana de Miami y
las organizaciones extremistas cubanas en esta localidad representan la forma de pensar de
la mayoría de los cubanoamericanos residentes en esta ciudad, están cayendo precisamente
en la trampa que ha tendido ese sector extremista y minoritario, pero económicamente
poderoso, para presentar una imagen de unidad y representatividad de los sentimientos de
cientos de miles de cubanos que viven aquí, cuando esa no es la realidad.
Su Señoría:
Yo pensé que la Fiscalía vendría hoy a
esta Sala a solicitar para mí una sentencia de un año de probatoria. Después de todo,
eso fue lo que esta misma Fiscalía le ofreció al señor Frómeta cuando éste le compró
a un Agente encubierto del gobierno un misil "Stinger", explosivo C-4, granadas
y otros armamentos. No importa que el señor Frómeta le hubiera confesado al propio
Agente encubierto sus intenciones terroristas y el uso asesino e inescrupuloso que haría
de esos materiales.
Después recapacité y me di cuenta de que
esperar ese mismo tratamiento por parte de la Fiscalía hacia mí era algo ilusorio, pues
yo soy cubano de allá, de la isla, y eso implica que al acusarme entran a jugar
consideraciones como la ignorancia de lo que es Cuba realmente, el odio y la
irracionalidad contra mi país, estimulados por un sector extremista que controla lo que
se dice aquí sobre Cuba y se encarga de silenciar cualquier otra opinión más racional.
Mientras estábamos celebrando nuestro
juicio en esta Sala, falleció en Miami Esteban Ventura Novo, y lo menciono porque creo
que encierra un símbolo.
Esteban Ventura Novo fue uno de los jefes de
la policía del dictador Fulgencio Batista en Cuba antes del triunfo de la Revolución y
fue responsable de la tortura, el asesinato y desaparición de decenas de jóvenes en la
capital cubana. Todo eso sucedía con la anuencia y el apoyo del gobierno de Estados
Unidos, entonces encabezado por Eisenhower.
Cuando el gobierno revolucionario tomó el
poder en Cuba, Ventura Novo y otros como él, responsables de crímenes contra el pueblo
cubano, fueron recibidos y cobijados por el gobierno de este país. Muchos de ellos fueron
usados, con la asesoría, dirección y financiamiento de las agencias de inteligencia
norteamericanas, en su guerra sucia contra un gobierno que evidentemente contaba y cuenta
con el apoyo de su pueblo.
Se iniciaba así una historia de agresiones
a Cuba en todas las esferas de la vida económica y social del país. Una historia en la
que a la guerra económica, la agresión biológica, la guerra psicológica a través de
la propaganda y las amenazas de agresión militar, se unen el terrorismo, el sabotaje, las
acciones paramilitares y los intentos de asesinato de los líderes políticos de la
Revolución, originados casi todos desde el sur de la Florida.
La Fiscalía dirá que eso es propaganda y
paranoia de Cuba. Yo me pregunto si tendrían vergüenza para ir a Cuba a decirles eso a
las madres, esposas e hijos que han perdido a sus familiares víctimas de esas agresiones.
Tales manifestaciones de la Fiscalía demuestran su falta de sensibilidad humana y su
incapacidad para ponerse en la posición de la otra parte.
Mediante la organización directa por parte
de agencias del gobierno norteamericano, el apoyo de estas a los grupos extremistas que
las ejecutan, o simplemente dejándoles hacer sin una verdadera persecución o el trato
benevolente cuando alguien ha sido apresado, las actividades de los grupos terroristas y
paramilitares de origen cubano radicados en el sur de la Florida han sido usadas como
instrumentos de la política exterior de este país hacia Cuba.
Los grupos terroristas de la extrema derecha
cubana de Miami fueron creados, entrenados y financiados por la CIA. Para el pueblo cubano
eso siempre ha estado bien claro. Si alguna duda quedara a los presentes en esta Sala,
ahí están los documentos desclasificados por el propio gobierno de los Estados Unidos en
1997 y 1998, en los que se reflejan las decisiones tomadas por altos dirigentes de este
país.
Uno de esos documentos se refiere a una
reunión en la que participaron funcionarios de alto nivel encabezados por el entonces
vicepresidente Richard Nixon y en la que se aprobó el llamado «Plan de acción
encubierta contra el régimen de Castro». En un memorándum sobre dicha reunión, uno de
los participantes en la misma, el General Goodpaster comenta: «El Presidente dijo que él
no conocía plan mejor para manejar esta situación. El gran problema es la filtración y
la falla de seguridad. Todo el mundo tiene que estar dispuesto a jurar que él
(Eisenhower) no sabe nada de esto (...) dijo que nuestras manos no deben aparecer en nada
de lo que se haga.»
Yo me pregunto: ¿Qué podemos esperar
dentro de 30 ó 40 años cuando se decida desclasificar documentos sobre lo que ocurre
hoy?
La mayor parte de los cubanoamericanos que
hoy, 40 años más tarde, se mantienen activos en su accionar terrorista contra Cuba, son
bien conocidos por los organismos de seguridad de los Estados Unidos porque a ellos
pertenecieron y de ellos aprendieron el manejo de los medios técnicos y los métodos de
trabajo.
Sus vínculos con los fundamentalistas de la
extrema derecha de la política norteamericana los ha llevado a aparecer vinculados a los
episodios más oscuros de la historia reciente de este país: el asesinato del presidente
Kennedy, el escándalo Watergate, el asesinato de Orlando Letelier y Ronni Moffit y el
suministro clandestino de armas a la contra nicaragüense, en violación de las leyes
aprobadas por el Congreso. Su actuación siempre ha ido en contra de los intereses del
pueblo de Estados Unidos.
Quizás la complicidad y lealtad a ese
sector político de esta sociedad es la que les garantiza la impunidad en sus acciones
contra Cuba, brindándoseles la seguridad de que sus actividades serán pasadas por alto
por las autoridades e incluso de que se ejercerán presiones políticas en su favor en
caso de ser apresados. Los hechos demuestran que así ha sido.
Ahí están los casos de Luis Posada
Carriles y Orlando Bosh, ambos con un amplio historial de vínculos con la CIA, quienes
fueron los autores intelectuales de la voladura de un avión comercial cubano en pleno
vuelo el 6 de octubre de 1976, hecho en el que murieron 73 personas inocentes.
Orlando Bosh vive libremente en esta
comunidad gracias al «Parole» otorgado por el ex presidente George Bush a pesar de ser
considerado un peligro y un connotado terrorista por las propias autoridades del
Departamento de Justicia de este país.
Un papel importante en la concesión del
«Parole» presidencial a Orlando Bosh lo jugaron las presiones y recomendaciones de la
representante Republicana por la Florida Ileana Ros-Lehtinen. Es, por tanto, defensora y
protectora de terroristas.
Las evidencias presentadas por la Defensa,
documentos sobre los cuales tenía conocimiento el FBI, como vimos en el juicio,
demuestran que Orlando Bosh continúa conspirando desde Miami para cometer actos
terroristas contra Cuba. Nadie ha ido a arrestarlo.
El pasado 22 de agosto se publicó en The
Miami Herald un anuncio a página completa en el que un llamado «Foro Patriótico
Cubano» establece entre sus principios que reconocen y apoyan el uso de cualquier método
en la lucha contra Cuba. Uno de los firmantes de esa declaración es Orlando Bosh. Con tal
impunidad actúa.
El caso de Posada Carriles es aún más
bochornoso. Fugado de una cárcel de Venezuela en la que se encontraba por su
participación en la voladura del avión comercial cubano en el que murieron 73 civiles
inocentes, aparece en Centroamérica con un nombre falso bajo las órdenes del Teniente
Coronel Oliver North, funcionario del Consejo de Seguridad de la Administración del
presidente Reagan, involucrado en una actividad ilegal, el llamado Irán-Contras,
investigado posteriormente por un Fiscal Especial.
Todo eso está documentado y lo conocen los
Servicios de Seguridad de Estados Unidos. Como conocen también que fue la FNCA la que
financió y organizó la fuga de Posada Carriles de la cárcel de Venezuela.
Hoy, Luis Posada Carriles y otros tres
cubanoamericanos residentes en Miami, todos con una larga historia de participación en
acciones terroristas contra Cuba y también en territorio de Estados Unidos, se encuentran
detenidos en Panamá por participar en una conspiración que se proponía volar en pedazos
con explosivo C-4 el Paraninfo Universitario de la capital de ese país en el que Fidel
Castro estaría reunido con miles de estudiantes panameños.
Desde Miami se apoya a estos terroristas que
están en la prisión en Panamá, se recauda dinero en colectas públicas para su defensa
y para eso se utilizan las emisoras radiales cubanas, se ejercen presiones a las
autoridades panameñas y se coordina la defensa legal de los terroristas mientras se crean
condiciones para una eventual fuga de los acusados. Demás está decir que aquí en la
radio y la prensa controlada por los cubanos de la extrema derecha se les considera
patriotas y no vulgares terroristas, que es lo que realmente son.
Todo esto sucede ante los ojos de las
autoridades de este país.
Pudiera hacerse un recuento extenso de las
actividades terroristas y paramilitares e intentos de asesinato de dirigentes políticos
cubanos organizadas desde el sur de la Florida. Sobre los últimos la Comisión Church del
Senado norteamericano documentó en 1975 una lista parcial de aquellos en los que la CIA
participó directamente, incluso auxiliándose de elementos del crimen organizado. Tal es
la falta de ética.
¿Qué opción le queda al pueblo de Cuba
para defender su soberanía y su seguridad?
Todos aquí en esta Sala estamos
familiarizados con el concepto de «causa probable» utilizado, entre otras cosas, para
autorizar el empleo de medios y métodos de investigación criminal, realizar registros,
arrestos, etcétera. ¿Quién en el gobierno de Estados Unidos puede decir aquí en esta
Sala que en estos últimos 42 años no ha existido «causa probable» para justificar y
avalar jurídicamente la investigación de las acciones que se originan o financian desde
el sur de la Florida contra Cuba?
Durante nuestro juicio la Fiscalía, en un
alarde de hipocresía, amenazó con aplicar la Ley R.I.C.O. a testigos de la Defensa si
testificaban en esta Sala. Todo con el objetivo de evitar que salieran a la luz las
actividades terroristas en las que esos señores habían participado.
La Ley R.I.C.O., aprobada por el Congreso
principalmente para combatir el crimen organizado, lleva más de 20 años en vigor. Nunca
se ha aplicado a ningún grupo de terroristas aquí en Miami a pesar de que el gobierno
tiene la información necesaria para hacerlo.
Ahí tienen un ejemplo de que sí hay leyes
que permiten el procesamiento criminal de esas personas y esos grupos.
Lo que sucede es que, cuando menos, no ha
existido la voluntad política de hacerlo. Si esa voluntad política existiera, muchas de
las organizaciones terroristas que hoy tienen sus oficinas públicamente en Miami hubieran
tenido que ser cerradas y sus miembros apresados.
De una forma resumida esa es la realidad a
la que el pueblo cubano ha tenido que enfrentarse y con la cual ha tenido que convivir
durante más de cuarenta años. El pueblo cubano tiene derecho a defenderse porque hasta
ahora el gobierno norteamericano, que es el encargado de hacer cumplir las leyes de este
país y de aprobarlas si es necesario para combatir los actos criminales, ha hecho muy
poco o nada para detener las actividades contra Cuba.
Es en ese contexto en el que llegamos a la
década del 90. Cuba atraviesa por la situación económica más crítica de los últimos
40 años, debido fundamentalmente a factores externos.
Los grupos terroristas radicados en Miami y
aliados a la extrema derecha política de los Estados Unidos interpretaron que era la hora
de dar el puntillazo final al Gobierno Revolucionario de Cuba y se intensifican las
acciones políticas por un lado y las actividades terroristas por el otro.
La FNCA constituía la organización más
influyente de la comunidad cubana por los recursos económicos de que disponía y la
influencia que ejercía sobre políticos clave en la estructura del gobierno de los
Estados Unidos.
Su estrategia consistió en hacer aprobar
medidas en el Congreso que pretendían asfixiar económicamente al pueblo cubano con la
falsa esperanza de que este se levantaría contra el Gobierno Revolucionario, a la vez que
organizaba y financiaba desde Miami una ola de atentados terroristas en Cuba con el
objetivo de dañar la economía ya en proceso de recuperación.
Esa ola terrorista contra instalaciones
turísticas en Cuba fue financiada y organizada por la FNCA. El terrorista principal, Luis
Posada Carriles, reconoció al periódico The New York Times su responsabilidad en la
autoría de esos atentados y el financiamiento de los mismos con dinero proveniente de esa
organización. En los artículos publicados por ese periódico los días 12 y 13 de julio
de 1998, Posada Carriles tácitamente admite que él funcionaba como el brazo armado de la
FNCA.
En esa misma entrevista explica que las
autoridades norteamericanas no han hecho ningún esfuerzo por interrogarlo sobre los
atentados terroristas contra hoteles en Cuba y atribuye esa falta de acción a su larga
relación con ellas. Sus palabras fueron:
«As you can see (...) The FBI and The CIA,
don't bother me, and I'm neutral with them. Whenever I can help them, I do.»
En los días siguintes la conocida prensa
anticubana de Miami se encargaría de borrar de la memoria de la comunidad las
declaraciones y graves afirmaciones que había publicado el New York Times, haciéndolas
desaparecer de los medios de comunicación locales con algo que es una obsesión de esta
comunidad: una supuesta enfermedad del Presidente Fidel Castro. No importa que la historia
fuera una farsa y se desinflara en unos pocos días. Jugó su papel de hacer que la gente
común se olvidara de lo que había publicado el New York Times y las repercusiones
que tenían las declaraciones hechas a ese periódico por Posada Carriles.
Los que no debían haber olvidado fueron el
FBI y otras autoridades norteamericanas, pues los artículos mencionados fueron publicados
los días 12 y 13 de julio. Exactamente 26 días antes de la publicación de esos
artículos, en La Habana, una delegación oficial norteamericana, que incluía a miembros
del FBI; recibió una amplia información y se les suministraron filmaciones y grabaciones
que contenían evidencias de la participación de la FNCA y altos directivos de la misma
en la organización y financiamiento de actos terroristas contra Cuba. Muchos de esos
materiales constituyeron pruebas de la Defensa en este caso.
Todavía Cuba está esperando, pasados más
de tres años, por la acción del FBI para detener a alguna de las personas involucradas.
El 26 de octubre de 1990 el señor Ángel
Berlingueri, entonces Agente Especial del FBI en la oficina de Miami, compareció en el
programa radial «Mesa Redonda», que se transmite por la emisora WAQI «Radio Mambí».
Casualmente este Agente participó ocho años más tarde en mi arresto y testificaría
posteriormente en esta Sala.
Su comparecencia tiene lugar en la misma
emisora radial, con el mismo locutor o entrevistador y en la programación que usualmente
se utiliza para recaudar fondos para las actividades contra Cuba, para la defensa de
terroristas y como medio de propaganda anticubana y actividad política caracterizada por
el fanatismo.
Allí fue donde compareció este Agente
Especial del FBI.
Llama la atención que en sus palabras y
explicaciones al público sobre las supuestas actividades de agentes al servicio del
Gobierno cubano en el sur de la Florida, no se menciona nada que tenga que ver con la
seguridad nacional de los Estados Unidos, sin embargo, sí se reconoce que hay grupos
aquí en Miami que conspiran para derrocar al Gobierno cubano. Algo que va en contra de la
Ley de Neutralidad, aunque esto último no lo menciona en su comparecencia.
En la misma el Agente del FBI reconoce que
desde Miami se ejecutan acciones y atentados contra el Gobierno de Cuba y que el objetivo
del Gobierno cubano es mantenerse informado sobre esos planes. Para colmo este Agente del
FBI, al despedirse, le informa a los radioescuchas que sepan que «nosotros estamos
luchando y tenemos los mismos objetivos: que Cuba sea libre lo antes que se pueda.»
Que yo conozca, el FBI no se creó ni tiene
entre sus funciones luchar por la libertad de ningún país. Pero, además, esas
declaraciones dejan bien claro la agenda política que tiene la oficina del FBI en el sur
de la Florida.
Coincidentemente esas declaraciones fueron
hechas en octubre de 1990, precisamente al iniciarse una década en la que se incrementan
las acciones terroristas contra Cuba desde el sur de la Florida.
Declaraciones como esas, viniendo de un
Agente del FBI y realizadas en la emisora y la programación radial con las
características antes mencionadas, solo pueden tener el efecto de estimular a los
organizadores de acciones terroristas contra Cuba y brindarles la seguridad de que no
serán perseguidos por sus acciones.
En esa misma emisora, en el mismo programa y
con el mismo moderador, compareció el señor Héctor Pesquera, Agente a cargo de la
oficina del FBI en el sur de la Florida, solo unos días después del veredicto en nuestro
juicio.
¿Qué puede hacer Cuba ante tales
realidades para defenderse y estar prevenida de los planes terroristas?
¿Se puede confiar en las autoridades del
FBI del sur de la Florida cuando se trata de asuntos que tienen que ver con la seguridad
de Cuba?
¿Se puede registrar ante el gobierno
norteamericano alguien que esté aquí para conocer sobre las actividades de grupos
terroristas y prevenir las mismas para evitar la muerte de inocentes?
¿Qué puede hacer Cuba para defender a su
pueblo cuando las embarcaciones procedentes de la Florida cargadas con armamentos para
atacarla son detenidas por autoridades norteamericanas y estas se contentan con una
explicación como: «Estamos pescando langostas»? Eso lo escuchamos en esta Sala de un
Agente del ATF que detuvo a una embarcación cargada de armamentos y con mapas de Cuba a
solo cuarenta millas de sus costas.
El 23 de julio de 1998 el Miami Herald
reproducía declaraciones del terrorista Tony Bryant, quien se reía de que los oficiales
de FBI lo habían interrogado después que su lancha con explosivos a bordo apareciera
cerca de La Habana. Según refiere Bryant al mencionado periódico, él prometió que no
lo volvería a hacer y lo dejaron ir.
¿Qué puede hacer Cuba cuando terroristas
como Virgilio Paz y José Dionisio Suárez, quienes volaron en pedazos a Orlando Letelier
y Ronnie Moffit en la capital de este país y después estuvieron fugitivos de la
justicia, cumplen solamente 7 años de su sentencia y son sacados a la calle gracias a las
gestiones de la FNCA que paga sus abogados? Yo he conocido casos de reentry que han sido
sentenciados a más tiempo que ese.
Las primeras palabras de uno de estos
individuos a la prensa fueron para agradecer a la FNCA, a Armando Pérez Roura y la WAQI
por los esfuerzos realizados por ambos para su liberación. Es la misma emisora y el mismo
comentarista ante el cual comparecieron los Agentes del FBI Berlingueri y Pesquera.
La realidad es que a Cuba no le queda otra
alternativa que tener personas aquí que por amor a su Patria y no por dinero la mantengan
al tanto de los planes terroristas y le permitan evitarlos siempre que sea posible. Esa es
la razón de mi presencia aquí.
Mientras la situación sea la que he
descrito, Cuba tiene el derecho moral de defenderse de la forma en que mis compañeros y
yo lo hemos hecho.
Su Señoría:
El pasado 11 de septiembre todos fuimos
testigos de un acto criminal y horrendo. Un acto deleznable que consternó a la mayor
parte de la población del mundo que conoció de esos hechos a través de las cadenas de
televisión. Los actos terroristas que durante años se han cometido contra Cuba no han
sido transmitidos por ninguna de esas cadenas.
Permítaseme recordar que también un 11 de
septiembre, pero de 1980, Félix García, diplomático cubano acreditado ante las Naciones
Unidas, fue asesinado en la ciudad de Nueva York por uno de los terroristas que hoy se
encuentra preso en Panamá junto a Posada Carriles.
A raíz de los actos terroristas acaecidos
en Nueva York y Washington, la conciencia mundial de la necesidad de erradicar el
terrorismo se ha incrementado.
A las pocas horas, incluso minutos de esos
sucesos, todos los analistas y funcionarios de alto nivel del gobierno de este país
estaban ofreciendo declaraciones, informaciones y puntos de vista a través de los medios
de comunicación. Todos ellos enfatizaban la necesidad de mejorar el trabajo de
Inteligencia y la penetración de los grupos que llevan a cabo tales actos y de quienes
los apoyan y dan refugio.
Estoy convencido de que Estados Unidos se
sentiría orgulloso de aquel de sus hijos que hubiera tenido la oportunidad y el
privilegio de haber evitado actos como los del pasado mes de septiembre. Ello hubiera
constituido un gran servicio a su pueblo y a la humanidad.
El Presidente Bush, en su discurso ante la
sesión conjunta del Congreso de la Nación el día 20 de septiembre del 2001, dijo:
«Esta noche somos un país que despertó al
peligro y fue llamado a defender su libertad.»
Su Señoría:
Mi país y mi pueblo fueron obligados hace
más de cuarenta años a despertar al peligro y llamados a defender su libertad. Yo me
siento orgulloso de haber sido uno de los que previno a mi pueblo de esos peligros.
Esa misma noche, el Presidente Bush expresó
más adelante en su discurso:
«... Nos uniremos para fortalecer a
nuestras Agencias de Inteligencia para así conocer los planes de los terroristas antes
que estos actúen, y encontrarlos antes de que ataquen.»
Cuba, que ha sufrido ataques terroristas
durante 42 años, tiene derecho también a defenderse de esa manera. Hoy la nación
americana se une en la lucha contra el terrorismo, algo que para mi país ha sido una
necesidad y una realidad desde hace muchos años.
No puede haber doble rasero. El terrorismo
debe ser combatido y eliminado tanto si se comete contra un país grande y poderoso como
si es contra países pequeños. No hay terrorismo malo y terrorismo bueno.
En el informe sobre Orlando Bosh, presentado
por el Subsecretario de Justicia en el año 1989, señor Joe D. Whitley, quien por su
posición administrativa estaba menos sometido a presiones políticas o conveniencias de
política exterior, este funcionario decía:
«The United States cannot tolerate the
inherent inhumanity of terrorism as a way to settling disputes. Appeasement of those who
would use force will only breed more terrorists. We must look on terrorism as a universal
evil, even if it is directed toward those with whom we have no political sympathy.»
Su Señoría:
Hoy Usted va a cumplir con esta etapa de
nuestro proceso y dictará la sentencia que considera apropiada.
Yo, por último, deseo reiterarle que nunca
puse en peligro la seguridad nacional de Estados Unidos, ni fue nunca esa mi intención ni
la de mis compañeros.
Lo que hice fue motivado por el amor a mi
Patria y por la convicción de que la historia demuestra que es la única opción que le
queda al pueblo cubano para evitar la muerte de inocentes personas y la destrucción que
traen aparejadas las acciones terroristas que se cometen contra mi país.
En las manos del gobierno de Estados Unidos
está el poner fin a esos actos. Cuba ha demostrado su voluntad de cooperar en esa y otras
esferas como el narcotráfico con las autoridades norteamericanas. Algo que es en el mejor
interés de ambos pueblos y que sí afecta la seguridad nacional de los Estados Unidos.
Son las autoridades de este país las que
tienen que decidirse a actuar en base a principios y sacudirse de la influencia perniciosa
de un grupo pequeño, pero poderoso económicamente, de mafiosos y ultraderechistas de la
comunidad cubana de Miami.
Sinceramente, confío en que algún día
Cuba no tenga necesidad de que personas como yo, voluntariamente y por amor a su país y a
su pueblo, vengan a este país a luchar contra el terrorismo.
Todo hombre que se respeta a sí mismo se
debe antes que nada a su Patria. En los años de presidio me acompañará siempre la
dignidad que he aprendido de mi pueblo y de su historia.
Muchas gracias,
Fernando González Llort
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