BANGKOK.— La Convención de la ONU sobre el Cambio Climático finalizó
hoy aquí su última ronda de negociaciones antes de la cumbre de Doha
(Catar) con escasos avances en aspectos clave.
Concluida la reunión, sostienen participantes, siguen pendientes
de solución las diferencias de posiciones entre los países en
desarrollo y las naciones más desarrolladas respecto a la reducción
de emisiones de gases de efecto invernadero.
Y aunque en la cita de Bangkok, preparatoria de la conferencia
mundial de Doha (26 de noviembre-7 de diciembre de 2012), los
representantes de las 177 naciones asistentes limaron diferencias en
cuanto a la duración -cinco u ocho años para la próxima fase del
protocolo de Kioto-, no se logró consenso sobre el tema.
Tampoco se consiguieron garantías de que las naciones más pobres
recibirán los recursos económicos que les permitan acometer los
planes de reducción de emisiones y mitigación de los efectos del
cambio climático.
Al respecto, Lidy Nacpil, coordinadora del Movimiento Pacífico de
la Deuda y el Desarrollo del Sur-Asia Pacífico, sostuvo que a punto
de expirar el Protocolo de Kioto, naciones ricas de la Unión Europea
(UE) y Estados Unidos aún no se han comprometido en cuanto al futuro
financiamiento de la lucha contra el calentamiento global.
La deuda histórica con el clima, dijo, "corresponde a aquellos
que han emitido en exceso gases de efecto invernadero a la atmósfera
durante más de un siglo, aquellos causantes del cambio climático que
ahora se niegan a asumir su responsabilidad".
En cambio, una actitud positiva fue la adoptada en la reunión,
según Christiana Figueres, secretaria general de la Convención Marco
de la ONU sobre el Cambio Climático, por los países integrantes de
la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA)
-Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, entre otros-.
Ese grupo de naciones, dijo Figueres, se comportó en Bangkok,
como "la conciencia de la convención", junto a los pequeños
territorios insulares.
Por otra parte, en la capital tailandesa la Unión Europea, de
acuerdo con afirmaciones de su negociador, Arthur Runge-Metzger,
prácticamente descartó cualquier posibilidad de ampliar sus
objetivos de reducción de emisiones de CO2.
Actualmente la UE mantiene una cota de disminución del 20 por
ciento por debajo de los niveles de emisiones de 1990, cifra que
anteriormente se había mostrado dispuesta a incrementar hasta un 30
por ciento.
Runge-Metzger justificó la actual la posición del bloque del
Viejo Continente con el argumento de la escasa probabilidad de que
otras naciones industrializadas asuman similares compromisos.
Estados Unidos, el mayor contaminante atmosférico histórico del
planeta, y que no firmó el Protocolo de Kioto, manifestó en Bangkok
su nula intención de sumarse a los esfuerzos colectivos de reducción
de emisiones contaminantes, amparándose en los muy criticados
acuerdos de la pasada cita de Copenhague.