Mientras
limpiaba un perno a casi 400 kilómetros de la Tierra, la
estadounidense Sunita Williams se convirtió hoy en la mujer que más
tiempo ha permanecido trabajando en el exterior de una nave
espacial.
Después de un total de más de quince horas en dos jornadas de
labores extravehiculares Williams y el astronauta japonés Akihiko
Hoshide lograron sujetar en el sitio debido un conmutador de energía
eléctrica que reemplazó una unidad estropeada.
La agencia espacial estadounidense NASA indicó que, además de la
sujeción exitosa del conmutador, los dos astronautas instalaron una
cámara en el brazo robótico de fabricación canadiense.
Los dos astronautas salieron de la EEI, que se desplaza a más de
27.000 kilómetros por hora, cuando el complejo multinacional se
hallaba sobre el noroeste de Australia a la hora 08.15 GMT, y
retornaron seis horas y 28 minutos después al compartimiento Quest,
de descompresión, a las 14.34 GMT.
Dos horas y doce minutos después de iniciada su jornada, Williams,
de 46 años de edad, superó la marca femenina de horas de trabajo
fuera de una nave o estación espacial que había establecido en
noviembre de 2009 la astronauta Peggy Whitson, con 39 horas y 46
minutos.
Williams, que ahora tiene en su haber 44 horas y 2 minutos de
labores flotando en el espacio, es capitana de la Marina de Guerra.
El jueves pasado Williams y Hoshide habían trabajado 8 horas y 17
minutos afuera de la EEI, un proyecto de 100.000 millones de dólares
en el cual participan 16 naciones, y esa fue la tercera jornada de
labores exteriores más larga realizada por una tripulación del
puesto orbital.
Ya en su estancia en la EEI durante 2006 Williams había
establecido un récord mundial para las mujeres con cuatro jornadas
de labores extravehiculares, y en una misión posterior marcó otro,
con 195 días, para la permanencia más larga de una mujer en el
espacio.
Una vez que la tripulación actual de la EEI, comandada por el
ruso Gennady Pedalka, y que integran su compatriota Sergei Revin y
el estadounidense Joe Acaba, vuelva a la Tierra el 16 de septiembre,
Williams será la comandante del puesto orbital hasta enero de 2013.
El conmutador de energía eléctrica que debía instalarse en una de
las vigas del complejo orbital es una caja metálica que pesa unos
100 kilogramos.
Durante los primeros 25 minutos afuera de la EEI los dos
astronautas dispusieron cuidadosamente de las herramientas, algunas
de ellas improvisadas a bordo de la estación, incluida una hecha con
un cepillo de dientes, con las cuales ajustaron dos pernos de
sujeción del conmutador.
Los astronautas examinaron los pernos y sus receptáculos y
Williams dijo que podía ver las pequeñas virutas de metal.
"Son virutas pequeñas, más chicas que la vez anterior, adentro
del orificio", señaló.
Durante cinco horas Hoshide y Williams emplearon sus instrumentos
y un tubo de nitrógeno presurizado para quitar las virutas,
lubricaron un perno de repuesto y lo atornillaron a mano hasta que
quedó en la posición correcta.
La combinación de labor paciente, tecnología avanzada y meros
empujones tradicionales finalmente ubicó el conmutador en las
ranuras y los pernos en sus orificios.
El ingeniero de vuelo Joe Acaba, hijo de puertorriqueños, ayudó a
la pareja de excursionistas operando, desde adentro de la EEI, el
brazo robótico Canadarm2.