Si bien esta no es la provincia que más agua embalsa en el país,
con 1 250 millones de metros cúbicos de capacidad (la que más tiene
es Sancti Spíritus), sí somos el territorio donde mayor número de
obras se han construido en todos estos años como parte de la
voluntad hidráulica de la Revolución.
A modo de ejemplo, hoy contamos con 49 presas, 160 micropresas y
222 estaciones de bombeo.
—¿Hacia qué direcciones encauzan en estos momentos el programa
inversionista?
Debo señalar que en el 2011 cumplimos el plan de inversiones
previsto, con notable impacto en la rehabilitación de redes, la
construcción de acueductos para el beneficio de comunidades rurales
y la recuperación de embalses decisivos para el riego agrícola.
Este año damos continuidad a esas y otras prioridades del
desarrollo económico y social de la provincia, para lo cual nuestros
trabajadores acometen un ambicioso programa de 32 obras hidráulicas
a construir o rehabilitar.
En primer lugar, nos ocupamos de la rehabilitación de las viejas
redes del acueducto de la ciudad cabecera provincial, que el año que
viene cumplirá cien años de explotación, un programa que avanza
gradualmente y ha beneficiado ya a más de 110 mil consumidores con
la instalación de aproximadamente 35 mil 700 nuevas acometidas.
Se completan, además, los primeros 15 kilómetros de la conductora
para el abasto de agua a la playa de Santa Lucía, y se emprenden
trabajos en la urbanización de las viviendas, la producción
arrocera, la reposición de equipos de bombeo y la restitución de
compuertas e hidromecanismos en algunas presas.
—Se plantea que Recursos Hidráulicos asumirá la dirección de
todos los acueductos del territorio, ¿es así?
Sí. En estos momentos pasan al sector 26 acueductos que
pertenecían al Ministerio del Azúcar y no menos de 30 de la
Agricultura, a los cuales se les mejorarán poco a poco los
parámetros para la explotación de los sistemas de abasto público en
cuanto a potabilidad del agua y calidad del servicio.
Con ese propósito, ya se iniciaron los trabajos en el poblado de
Lugareño, proceso inversionista que abarcará la instalación de 30
kilómetros de tuberías, la remodelación del sistema de bombeo y la
conexión domiciliaria a todos los usuarios.
—¿Cómo se comporta en Camagüey la calidad del agua y dónde se
concentran aún las principales insatisfacciones de la población?
Llevamos cinco años con niveles de potabilidad por encima del 95
%, a partir del esfuerzo sostenido en el tratamiento bacteriológico
del agua que se suministra a través del sistema de acueducto, cuyos
servicios, por cierto, llegan ya al 63 % de la población, es decir,
alrededor de 445 mil habitantes.
Las insatisfacciones fundamentales tienen que ver con las
interrupciones del servicio, provocadas por tres causas
fundamentales: el estado de envejecimiento de las conductoras;
problemas en la planta potabilizadora, que no alcanza la carga
necesaria para llegar con presión a lugares altos; y las propias
inversiones que se ejecutan en la rehabilitación de redes.
Entre otras insuficiencias, también inciden las indisciplinas
sociales y de algunos de nuestros trabajadores, a la hora de
manipular válvulas para beneficiar a un sector determinado de la
ciudad en detrimento de otro. A ello se agrega la cantidad de
salideros por donde se pierde buena parte del agua que se bombea. En
todo ello debemos seguir trabajando para acercarnos cada día más al
buen servicio.