"Este es capaz de procesar unas 60 toneladas por hora, el doble
del que teníamos instalado", comenta Alberto Fajardo Cepero, jefe de
Brigada en la mina de yeso de Punta Alegre, al referirse al nuevo
molino.
El día de la arrancada, todos siguieron a pie juntillas el
funcionamiento de cuanto detalle pudiera entorpecer el reinicio del
proceso e incidir en el plan de producción, que es de 60 mil
toneladas, volumen superior al de otros años, pero todavía distante
del récord logrado en 1980 (145 mil 200 toneladas) y de la demanda
nacional.
Jorge Quesada Borges, director técnico- productivo de la Empresa
de Materiales de la Construcción de Ciego de Ávila, explica que,
incluso, están en condiciones de "sobrepasar esa cifra sin sustos",
a partir de las condiciones creadas con la llegada de un cargador
nuevo, la reparación capital de un buldózer, y la mejor organización
del proceso productivo.
Destacan allí que el ayudante Domingo Borroto Rocha y el mecánico
Marcelino Crespo García, fueron pilares en la etapa de reparación,
la mayor realizada en la historia de la planta de yeso triturado.
También anda con sonrisa amplia Olga Nidia Leyva Torres, técnica
en Normalización, Metrología y Control de la Calidad, porque "el
laboratorio fue remodelado y entraron varios equipos de avanzada,
como el fotocolorímetro, la balanza, el horno de mufla, entre otros.
"Todo ello nos permite llevar un riguroso control sobre la calidad",
refiere.
Mientras el molino estuvo paralizado, la estrategia fue adelantar
la barrenación con el objetivo de acumular el material necesario
para el proceso, actividad que hacen, en lo fundamental, Jesús Elías
Velazco Mayea y Juan Noel Rojas Mollinet.
Ahora todos los ojos están puestos en la cantera, donde les
agradaría tener un martillo fragmentador para romper las piedras más
grandes, y una barrenadora más moderna que sustituya o, al menos,
alivie el trabajo de la existente, con muchos años de explotación, y
que aún subsiste gracias al ingenio de los innovadores del centro.
"Aquí se suda porque no hay tiempo para el descanso, menos ahora,
con ese molino tragapiedras", lo dice Carlos Martínez Fernández,
operador del cargador. Y hay que oírlo. Lleva 40 años relacionado
con el yeso y todavía siente deseos de hacer, más ahora con los
nuevos aires que rejuvenecen la mina.