Realmente nadie puede saberlo. Poco tiempo atrás, los titulares
hablaban de un androide con forma de mujer que podía cantar y bailar
al compás de las más modernas melodías... ¡Científicos japoneses han
hecho algo inaudito! Lograron que células embrionarias de ratón se
convirtieran en una retina, la estructura a partir de la cual se
desarrolla el ojo. ¡Se abren nuevos caminos para los tratamientos de
enfermedades de la vista!
Otro grupo de investigadores descubrió la proteína C1q, que
aseguran es la responsable del envejecimiento ¡Han aprendido a
controlarla! ... La lista de logros es amplia y el ritmo con que
avanzan sorprende. El reconocimiento social es abrumador. ¿Quién no
conoce las marcas Nissan, Honda, Mitsubishi, Toyota...?
Durante las últimas décadas el país asiático se ha impuesto en la
informática, la electrónica, la robótica, la nanotecnología, la
biociencia... ; en ocasiones anteponiéndose a Estados Unidos y a
Europa. Casi siempre lo más novedoso proviene de sus universidades y
centros de investigación. Quizás por el afán de llegar primero.
Quizás porque el alto nivel de su sistema educacional ha garantizado
la formación de científicos comprometidos con la búsqueda de
soluciones prácticas y amigables con el medio ambiente, tal como
planteaban sus ancestros.
¡Máquinas automatizadas capaces de asistir a cirujanos durante
operaciones de difícil acceso! ¡Viviendas "inteligentes" que ahorran
energía! ¡Dispensadoras de alimentos y bebidas que pueden funcionar
sin electricidad durante el paso de fenómenos naturales! ¡Vehículos
que no emiten gases de efecto invernadero!...
Al concluir la Segunda Guerra Mundial, Japón se enfocó en hacer
prosperar a la nación, auxiliándose en las ciencias físicas y
matemáticas, que poco a poco fue incorporando a las técnicas de
producción industrial y agrícola. Una medida que tuvo un importante
impacto económico.
En la segunda mitad de los ochenta, cuando la economía se
encontraba en fase de expansión, se difundió aún más el uso de las
tecnologías en las distintas ramas de la industria.
Tokio aprobó en 1995 la Ley Fundamental para la Ciencia y la
Tecnología como eje de su política para el desarrollo científico en
beneficio de la sociedad. La normativa promueve la colaboración
Gobierno-Academia-Industria y posibilita que los innovadores
japoneses intercambien experiencias e información con otros países
en temas tan cruciales para la humanidad como el manejo de la
energía nuclear y el cambio climático.
Han sido notables sus resultados en estudios sobre el genoma
humano, las funciones cerebrales y el tratamiento de las células
cancerígenas. Sus pesquisas sobre oceanografía han sido reconocidas
por expertos de todo el orbe, sobre todo las relacionadas con la
fauna marina.
Japón fue el cuarto país que conquistó el cosmos. En 1970 puso en
órbita a Osumi, su primer satélite experimental. Desde entonces, ha
enviado al espacio alrededor de 100 artefactos similares.
Gracias al prestigio comercial que se han ganado sus productos,
en la actualidad Japón tiene convenios de cooperación tecnológica
con 30 naciones. Aporta financiación y personal para las operaciones
de organismos internacionales como la Agencia Internacional de
Energía Atómica (AIEA), el Consejo Económico y Social de las
Naciones Unidas, la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y el Foro de
Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC).
¡Noticia de último momento! El Departamento de Estrategia y
Desarrollo Espacial de Tokio prevé que para el año 2020 habrá dos
androides japoneses circulando por la superficie de la Luna...