Habrá
otros de prosa más refinada, de argumentos más sofisticados, de
imaginación más fértil, pero la mayor y más abarcadora referencia de
la novela brasileña del siglo XX, por su capacidad para apresar
aspectos medulares del alma popular de ese gigantesco territorio
sudamericano, sigue siendo Jorge Amado.
No
es casual que al cumplirse este viernes 10 de agosto el primer
centenario de su nacimiento, haya conciencia en celebrar el
acontecimiento en los más diversos ámbitos de aquella nación, y que
América Latina se incorpore al homenaje.
Dos singularidades distinguen la obra del escritor, que vivió
hasta el 2001: el tránsito de lo local a lo universal y el no menos
azaroso desplazamiento desde el realismo social hacia una manera de
concebir la ficción con un vuelo poético propio.
Dicho sea esto por cuanto no hay otro escritor tan bahiano como
él y al mismo tiempo, tan brasileño para todos. Nació en una
hacienda al sur de Salvador de Bahía, vivió los estertores de la
fiebre del cacao, creció en la medida en que la ciudad dejaba de ser
una instancia provinciana, siendo materialista ateo comprendió y
reflejó como pocos la intensa religiosidad popular de su entorno y
plasmó en sus novelas los caracteres más vívidos de aquel espacio
regional hasta hacerlo trascender como espejo de la complejidad
etnocultural de Brasil.
Por otra parte, si en las primeras novelas era explícito el
cuestionamiento de la sociedad bahiana de su tiempo —Cacao
(1933), Jubiabá (1935), Mar muerto (1935) y sobre todo
Capitanes de arena (1937)—, con los años logró conjugar las
tradiciones de la fabulación popular con una escritura irónica y
cuajada de sorpresas, cuyos máximos exponentes son Gabriela,
clavo y canela (1958), La Muerte y la muerte de
Quincas Berro d’Agua (1961) y las multitraducidas Doña Flor y
sus dos maridos (1966) y Tienda de los milagros (1968).
Militante comunista por largos años y siempre identificado con
las causas populares, tuvo entre sus grandes amigos a nuestro
Nicolás Guillén, a quien describió alguna vez como "el poeta más
tremendo de las Antillas".