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Radiografía de una zafra: el salto que no se dio
JUAN VARELA PÉREZ y SHEYLA
DELGADO GUERRA
En la presente zafra azucarera se observan algunos logros,
todavía modestos: disminución en 45 pesos del costo de la tonelada
de azúcar en relación con lo previsto (gracias al incremento de la
producción cañera que abarata la cosecha y prolonga los días de
molida, y a la racionalización de la fuerza de trabajo); una
discreta mejoría en la producción del crudo; y el mantenimiento de
los estimados agrícolas al 107 %. A pesar de ello, las
insatisfacciones son muchas.
Hasta
el 30 de abril se cumplía el plan solo al 94 %, cuando debía
sellarse con la totalidad de azúcar comprometida.
Los propios directivos del Grupo Azucarero afirmaron a Granma
que las condiciones eran ideales para un salto superior. Haber
contado con el 98 % de los recursos contratados el 30 de noviembre
del 2011, algo casi inédito en las últimas contiendas azucareras,
demostró la voluntad política de pasar en la zafra a un estadio
mayor y más consistente.
Esto daba margen, no obstante las limitaciones financieras, para
arribar al pasado 30 de abril con el cumplimiento del plan, el cual
quedó para esa fecha al 94 %, cerca de la meta, pero insuficiente.
DULCE ¼
PERO AMARGA
Es cierto que pueden existir fallas y tardanzas en la logística
al distribuir determinados insumos —como ocurrió con el suministro
de piezas de recambio (de producción nacional) para las combinadas—,
entre otros argumentos que "justifican" ligeros retrasos productivos
e imprecisiones técnicas. Pero el éxito de todo proceso —y por
tanto, de la molienda azucarera— depende en buena medida de la
voluntad de hacer las cosas bien.
La clave de una zafra estriba en asegurar mediante "la suma de
muchos granitos" el azúcar planificada, con la calidad requerida y
en volúmenes que cubran las necesidades del mercado interno y de lo
planificado para exportar.
Incrementar
la producción cañera abarata la cosecha y prolonga los días de
zafra.
Por esa razón, la puntualidad en el inicio de las operaciones
debe estar jerarquizada en pos de reparar, probar y alistar los
ingenios en la fecha señalada. Los atrasos y la mala calidad en
cualquiera de las áreas son responsables de la valoración final.
Tanto es así que en los 20 días perdidos por arrancadas tardías y
mal aprovechamiento de la capacidad potencial, dejaron de molerse
534 mil 982 toneladas de caña, equivalentes —según el rendimiento
promedio nacional— a 66 mil 502 toneladas del dulce que no salieron
de las centrífugas. Los análisis prueban que la diferencia negativa
entre el plan del rendimiento industrial y el real obtenido
representa, a su vez, 50 mil 675 toneladas de azúcar física que, por
esa causa, no fueron a los almacenes.
Nuevamente el tiempo perdido en la industria devino enemigo
mortal de los azucareros. Este indicador influye en la seguridad de
la molienda y de todo el proceso.
La fecha de comienzo de la zafra —¿finales de diciembre o enero?—
también genera criterios y opiniones discrepantes. Hay quienes se
inclinan porque el grueso de los centrales arranque en la segunda
decena de diciembre, y hoy día la mayor parte lo hace en enero.
Explican que en la actualidad la lluvia aparece en cualquier
momento y favorece el rendimiento agrícola, pero crea dificultades
en la cosecha y la madurez de la caña.
La actual zafra es un ejemplo, al registrar varios territorios
aguaceros no usuales para la segunda quincena de abril; y lo que
esperaba ganarse en azúcar por la arrancada en enero (su llamada
etapa óptima) distó de lo esperado, con trastornos en el ciclo
normal del abasto cañero. Por este motivo hoy la capacidad potencial
se aprovecha a menos del 62 %.
Nadie puede pretender recuperar en unas semanas el adeudo de
varios meses. De ahí que planificar parte de los compromisos
generales para después del 15 de abril es siempre un peligro. Los
viejos azucareros coinciden en que las jornadas finales de ese mes
son días para sellar el cumplimiento y darle un extra al plan. Esta
decisión debe tomarse si se dispone de caña ganada por un
rendimiento a favor y no hay que acudir a los campos que, por su
"edad" inferior a la ideal, deben cortarse en la próxima contienda.
El ingeniero Osiris Quintero López, especialista de análisis del
Grupo, señala que a veces se quieren tapar las ineficiencias con el
adelanto de la molienda y cada caso debe evaluarse por separado para
tomar luego las decisiones más oportunas.
MIRAR CON "OJO" CRÍTICO
Por un lado, provincias donde las lluvias sirven para argumentar
parte de los atrasos, y, por el otro, otras que no supieron
aprovechar los meses de sequía.
La situación más crítica en el cumplimiento de los planes
productivos se localiza en Mayabeque, Las Tunas y Guantánamo,
incapaces de enderezar su ineficiente zafra, con un tiempo perdido
más allá de los límites. En el caso de la provincia tunera, esta
representa el 31 % del incumplimiento general del país.
Aunque menos grave, similar es el escenario en Granma y Matanzas,
territorios muy influyentes en el programa azucarero nacional.
En tanto, marchan a la vanguardia Sancti Spíritus, Cienfuegos y
Ciego de Ávila, mientras Camagüey y Santiago de Cuba "respiran"
buenos aires para saldar su promesa. Urge, pues, que el buen hacer
azucarero no sea privilegio de unos pocos.
Ante la queja de muchos directores de Unidades Empresariales de
Base por el déficit de personal calificado, Quintero López opina que
este existe, el asunto es colocarlo en el lugar adecuado y de
acuerdo con sus conocimientos y experiencias.
En la presente campaña la generación eléctrica, a partir de los
residuos de la cosecha —llamados el combustible limpio—, se comporta
al 95 %; entregando 81,5 gigawatts al Sistema Electroenergético
Nacional, con un autoabastecimiento de los centrales al 107,2 %.
El Grupo Azucarero, insatisfecho con los resultados, examina hoy
los "pro y los contra" desde el centro de recepción hasta el propio
Grupo. El objetivo es identificar cada problema para ponerle nombre
y apellidos¼ y actuar, ser sistemáticos
en la supervisión y el control de los centrales críticos.
La historia de esta zafra es casi la misma de los últimos años,
en los cuales la falta de recursos o la excesiva demora en la
llegada de los materiales sirvió para que los incumplidores
justificaran lo que no tenía justificación. Ahora que sí estaban los
recursos en tiempo, ¿quién paga los "platos" rotos?
"Estamos inconformes a todas luces con los resultados de la
zafra. Esta molienda no solo pudo, sino que debió ser mejor",
enfatizó Quintero López.
Nadie podría estar en desacuerdo con ello, pero si no cambiamos
esa mentalidad, seguiremos justificándonos o lamentándonos, y en
definitiva, la nación no tendrá en la mano la garantía de un
resultado al que ofreció todo su respaldo. |