De la prensa extranjera
Comprender la guerra de Libia (II)
Michel Collon (*)
2ª
Parte: Los verdaderos objetivos de EE.UU. van mucho más allá que el
petróleo
En este punto de nuestra reflexión, varios indicios permiten ya
descartar definitivamente la tesis de la guerra humanitaria o de la
reacción impulsiva ante los acontecimientos. Si Washington y París
han rechazado deliberadamente toda negociación, si han estado
"forjando" desde hace tiempo la oposición libia y preparado
escenarios detallados de intervención, si los portaaviones estaban
preparados desde hacía tiempo, listos para intervenir (como lo ha
confirmado el almirante Gary Roughead, jefe de la US Navy: "Nuestras
fuerzas ya estaban posicionadas frente a Libia", Washington, 23 de
marzo), esta guerra no se decidió en el último momento como reacción
a súbitos acontecimientos, sino que estaba planificada. Porque esta
guerra persigue unos objetivos que sobrepasan muy de lejos la
persona de Gadafi.
¿Cuáles
?
En esta guerra contra Libia, Washington persigue varios objetivos
a la vez: 1- Controlar el petróleo. 2- Asegurar a Israel. 3- Impedir
la liberación del mundo árabe. 4- Impedir la unidad africana. 5-
Instalar la OTAN como gendarme de África.
¿Parecen muchos objetivos? Sí. Exactamente igual que en las
guerras precedentes: Iraq, Yugoslavia, Afganistán. Una guerra de
este tipo, efectivamente, cuesta mucho y supone riesgos importantes
para la imagen de EE.UU. sobre todo si no logran ganarla. Si Obama
desencadena una guerra así, es porque espera obtener importantes
ganancias.
Objetivo nº 1 : Controlar todo el petróleo
Algunos dicen que esta vez no es una guerra por el petróleo
porque las cantidades libias serían marginales en la producción
mundial y que, de todas maneras, Gadafi ya vendía su petróleo a los
europeos. Pero esta gente no entiende en qué consiste la "guerra
mundial del petróleo"...
Con el agravante de la crisis general del capitalismo, las
grandes potencias económicas están metidas en una pelea cada vez más
encarnizada. En este juego de sillas las plazas son caras. Para
garantizar una silla a sus multinacionales, cada potencia debe
batirse en todos los frentes: conquistar mercados, conquistar zonas
de mano de obra rentable, obtener grandes contratos públicos y
privados, asegurarse monopolios comerciales, controlar a estados que
les concedan ventajas... Y sobre todo, asegurarse el dominio de las
materias primas codiciadas. Y ante todo, del petróleo.
En el año 2000, al analizar las guerras que iban a venir, en
nuestro libro Monopoly, escribíamos : "Quien quiera dirigir
el mundo debe controlar el petróleo. Todo el petróleo. Dondequiera
que esté". Si eres una gran potencia, no te basta con asegurar tu
propio aprovisionamiento de petróleo. Cada vez querrás más, querrás
lo máximo. No solo por los enormes beneficios, sino porque
asegurándote un monopolio, estarás en condiciones de privar de él a
tus rivales molestos y someterlos a tus condiciones. Tendrás el arma
absoluta. ¿Chantaje? Sí.
Desde 1945, EE.UU. ha hecho todo por asegurarse este monopolio
sobre el petróleo. Un país enemigo como Japón, por ejemplo, dependía
al 95 % de EE.UU. en su aprovisionamiento de energía, con lo que
garantiza su obediencia. Pero las relaciones de fuerza cambian, el
mundo se hace multipolar y EE.UU. se enfrenta a la subida de China,
a la recuperación de Rusia, a la emergencia de Brasil y otros países
del Sur. El monopolio se hace cada vez más difícil de mantener.
¿Que el petróleo libio representa solamente el 1 % o el 2 % de la
producción mundial? De acuerdo, pero es el de mejor calidad, de más
fácil extracción y por tanto muy rentable. Y sobre todo está muy
cerca de Italia, de Francia y de Alemania. Importar petróleo de
Oriente Medio, de África negra o de América Latina sale a un coste
mucho mayor. Sí que hay, pues guerra por el oro negro libio. Y más
para un país como Francia tan comprometido en un programa nuclear
cada vez con más riesgos.
En este contexto hay que recordar dos cosas: 1- Gadafi deseaba
subir la participación del Estado libio en el petróleo del 30 % al
51 %. El 2 de marzo último, Gadafi se quejaba de que la producción
petrolera de su país estaba en su nivel más bajo. Amenazó con
sustituir las firmas occidentales que habían dejado Libia por
sociedades chinas, rusas e indias. ¿Coincidencia? Cada vez que un
país africano se vuelve hacia China, ya tiene problemas.
Otro indicio: Alí Zeidan, el hombre que largó lo de los "seis mil
muertos civiles", víctimas de los bombardeos de Gadafi, este hombre
que es también portavoz del famoso CNL, el gobierno de oposición,
reconocido por Francia. Pues bien, en este punto, Alí Zeidan declaró
que "los contratos firmados serán respetados", pero que el futuro
poder "¡tendrá en cuenta a las naciones que nos han ayudado!". Se
trata, pues, ciertamente, de una guerra del petróleo. Pero no se
desarrolla únicamente en Libia...
¿Por qué estas rivalidades EE.UU.-Francia-Alemania ?
Si la guerra contra libia es justa y humanitaria, no se comprende
por qué los que la hacen se pelean entre ellos. ¿Por qué Sarkozy se
precipitó por ser el primero en disparar? ¿Por qué se cabreó cuando
la OTAN quiso llevar el control de las operaciones? Su argumento:
"La OTAN es impopular en los países árabes", no se tiene en pie.
¡Como si él, Sarkozy, fuera tan popular después de haber protegido,
como lo ha hecho, a Israel y a Ben Alí!
¿Por qué Alemania e Italia se mostraron tan reticentes ante esta
guerra? ¿Por qué el ministro Frattini declaró al principio que hacía
falta "defender la soberanía y la integridad territorial de Libia" y
que "Europa no debería exportar la democracia a Libia"?[1]
¿Simples divergencias sobre la eficacia humanitaria? No, se trata
aquí también de intereses económicos. En una Europa enfrentada a una
crisis, las rivalidades son cada vez mayores también. Aun hace unos
meses desfilaban todos a Trípoli para abrazar a Gadafi y embolsarse
los buenos contratos libios. Los que los obtenían, no tenían ningún
interés en derrocarlo. Los que no, sí tenían interés en ello. ¿Quién
era el primer cliente del petróleo libio? Italia. ¿El segundo?
Alemania. Continuemos con las inversiones y las exportaciones de las
potencias europeas... ¿Quién había conseguido la mayoría de
contratos en Libia? Italia. ¿Número dos? Alemania.
Era la firma alemana BASF la que había llegado a ser la principal
productora de petróleo en Libia con una inversión de 2 000 millones
de euros. Era la firma DEA, filial del gigante del agua RWE, la que
obtuvo más de 40 000 kilómetros cuadrados de yacimientos de petróleo
y de gas. Era la firma alemana Siemens la que desempeñaba el papel
más importante en las enormes inversiones del gigantesco proyecto "Great
Man Made River", el mayor proyecto de irrigación del mundo, una red
de tuberías para llevar el agua desde los acuíferos de Nubia hasta
el desierto del Sahara. Más de 1 300 pozos, a menudo a más de 500
metros de profundidad, que una vez terminados, suministrarían cada
día 6,5 millones de metros cúbicos de agua a Trípoli, Benghazi,
Sirte y otras ciudades [2]. ¡25 000 millones de
dólares que atraían algunas codicias! Además de esto, Libia con sus
petrodólares se había embarcado en un ambicioso programa para
renovar sus infraestructuras, construir escuelas y hospitales y para
industrializar el país.
Aprovechándose de su potencial económico, Alemania se había
asociado con socios privilegiados de Libia, Arabia Saudita y los
países del Golfo arábigo. No tenía, pues, ningún interés en manchar
su imagen en el mundo árabe. En cuanto a Italia, hay que recordar
que colonizó a Libia con una brutalidad inaudita apoyándose en las
tribus del oeste contra las del este. Ahora, con la mediación de
Berlusconi, las sociedades italianas obtuvieron muy buenos
contratos. Tienen, pues, mucho que perder. Al contrario, Francia e
Inglaterra, que nunca habían logrado buenos trozos del pastel, se
ponen a la ofensiva para lograr su parte en este pastel. Y la guerra
de Libia es sencillamente la prolongación de la batalla económica
por otros medios. El mundo capitalista, decididamente, no es muy
bello.
La rivalidad económica se traduce en términos militares. En una
Europa en crisis y dominada por una Alemania de altos rendimientos
(gracias sobre todo a su política de bajos salarios), Francia rompe
sus alianzas y se vuelve hacia Inglaterra para intentar reequilibrar
la situación. París y Londres tienen más medios militares que Berlín
e intentan jugar esta carta para contrarrestar su debilidad
económica.
Objetivo nº 2 :
Asegurar a Israel
En el Oriente Medio, todo está ligado. Como nos explica Noam
Chomski en una entrevista [3]: "A partir de 1967,
el gobierno de EE.UU. viene considerando a Israel como una inversión
estratégica. Como un distrito policial encargado de proteger a las
dictaduras árabes productoras de petróleo". Israel es el poli del
Oriente Medio.
Solo que el nuevo problema para Washington es que los numerosos
crímenes cometidos por Israel (Líbano, Gaza, Flotilla
humanitaria,... ) lo aíslan cada vez más. Los pueblos árabes
reclaman el fin de este colonialismo. De repente, es el "poli" el
que necesita ser protegido. Israel no puede sobrevivir sin un
entorno de dictaduras árabes que no tengan en absoluto en cuenta la
voluntad de sus pueblos de ser solidarios con los palestinos. Por
eso, Washington protegía a Mubarack y a Ben Alí, y seguirá
protegiendo a otros dictadores.
EE.UU. teme "perder" a Túnez y Egipto en los próximos años. Lo
que cambiaría la relación de fuerzas en la región. Después de la
guerra contra Iraq en el 2003, que era además una advertencia y una
intimidación para los otros dirigentes árabes, Gadafi se sintió
amenazado. Y entonces empezó a multiplicar las concesiones, a menudo
exageradas, a las potencias occidentales y a su neoliberalismo. Lo
que le había debilitado en el plano interior de las resistencias
sociales. Cuando se cede al FMI, se hace daño a la población. Pero
si mañana Túnez o Egipto virasen a la izquierda, Gadafi podría
reconsiderar sus concesiones. Un eje de resistencia El
Cairo-Trípoli-Túnez, haciendo frente a EE.UU. y decidido a hacer
plegarse a Israel, sería una pesadilla para Washington. Hacer caer a
Gadafi es, pues, una prevención.
Objetivo nº 3: Obstaculizar la liberación del mundo árabe
¿Quién domina hoy sobre el conjunto del mundo árabe, su economía,
sus recursos y su petróleo? No los pueblos árabes, ya se sabe. Pero
tampoco los dictadores del lugar. Sí, ellos ocupan la escena, pero
los verdaderos amos están detrás de la escena.
Son las multinacionales de EE.UU. y europeas las que deciden lo
que hay que producir o no en estos países, qué salarios hay que
pagar, a quién aprovecharán los beneficios del petróleo y qué
dirigentes se les impondrán. Son las multinacionales las que
enriquecen a sus accionistas a costa de las poblaciones árabes.
Imponer a tiranos al conjunto del mundo árabe tiene consecuencias
muy graves: el petróleo, pero también los otros recursos naturales
que sirven solamente al beneficio de las multinacionales, no a
diversificar la economía local o a crear empleos. Además, las
multinacionales marcan bajos salarios para el turismo, las pequeñas
industrias y los servicios en subcontratas.
De repente las economías se hacen dependientes, desequilibradas y
ya no responden a las necesidades de los pueblos. En los años que
vienen, se va a agravar el paro porque el 35 % de los árabes tiene
menos de 15 años. Los dictadores son empleados de las
multinacionales, son los encargados de asegurarles los beneficios y
romper la contestación. Los dictadores tienen como rol impedir la
justicia social.
Trescientos millones de árabes distribuidos en veinte países,
pero considerándose a justo título, una sola nación, se encuentran,
pues, ante una elección decisiva: ¿aceptar el mantenimiento de este
colonialismo o hacerse independientes tomando un nuevo rumbo? Todo
el mundo alrededor está en plena transformación: China, Brasil y
otros países se emancipan políticamente, lo que les permite
progresar económicamente. El mundo árabe ¿va a quedarse atrás?
¿Seguirá siendo una dependencia de EE.UU. y de Europa, un arma que
estos utilizan contra las otras naciones en la gran batalla
económica y política internacional? ¿O bien, sonará al fin para
ellos la hora de la liberación?
Esta idea aterroriza a los estrategas de Washington. Si el mundo
árabe y el petróleo se les van de las manos, se les acabó el dominio
del planeta. Porque EE.UU., una potencia en declive económico y
político, está cada vez más contestado: por Alemania, por Rusia, por
América Latina y por China. Además, numerosos países del Sur aspiran
a establecer relaciones Sur-Sur, más ventajosas que la dependencia
de EE.UU.
Cada vez le cuesta más mantenerse como la mayor potencia mundial,
capaz de rapiñar a naciones enteras y de llevar la guerra por todos
los sitios adonde decida llevarla. Repitámoslo: si mañana el mundo
árabe se une y se libera, si EE.UU. pierde el arma del petróleo, no
será más que una potencia de segundo orden en un mundo multipolar.
Pero eso será también un gran progreso para la humanidad: las
relaciones internacionales tomarán un nuevo rumbo y los pueblos del
Sur podrán por fin decidir su propio destino y terminar con la
pobreza.
Aquellos para quienes la democracia es peligrosa
Las potencias coloniales o neocoloniales de ayer nos juran que
han cambiado. Después de haber financiado, armado, aconsejado y
protegido a Ben Alí y a Mubarak y compañía, he aquí que EE.UU.,
Francia y otros nos inundan con declaraciones conmovedoras. Como
Hillary Clinton: "Nosotros apoyamos la aspiración de los pueblos
árabes a la democracia".
Mentira total. EE.UU. y sus aliados no quieren en absoluto una
democracia árabe, no quieren en absoluto que los árabes puedan
decidir sobre su petróleo y demás riquezas. Han hecho todo para
frenar la democratización, para mantener en el poder a los
responsables del antiguo régimen. Y cuando eso no funciona,
imponerles otros dirigentes encargados de desmovilizar las
resistencias populares. El poder egipcio, por ejemplo, acaba de
tomar medidas anti-huelga muy brutales.
Explicar la guerra contra Libia con la idea de que después de
Túnez y Egipto, Washington y París habrían "comprendido" y quisieran
lavar su conciencia o, en todo caso, mejorar su imagen, no es más
que una gruesa mentira. En realidad, la política occidental en el
mundo árabe forma un conjunto que se aplica bajo tres formas
diferentes: 1- Mantener dictaduras represivas. 2- Remplazar a
Mubarak y a Ben Alí por peones bajo su control. 3- Derrocar los
gobiernos de Trípoli, Damasco y Teherán para recolonizar a estos
países "perdidos". Tres métodos, pero un solo objetivo: mantener al
mundo árabe bajo dominio para continuar explotándolo.
La democracia es peligrosa cuando se representa solamente los
intereses de una pequeña minoría social. Lo que más miedo da a EE.UU.
es que el descontento social haya estallado en casi todas las
dictaduras árabes... En Iraq (nuestros medios no han dicho nada)
numerosas huelgas han afectado al petróleo, al sector textil,
electricidad y otros sectores. En Kut, tropas de EE.UU. incluso
cercaron una fábrica textil en huelga. Ha habido manifestaciones en
16 de las 18 provincias, con todas las comunidades juntas, contra el
gobierno corrupto que abandona en la miseria a su pueblo. En
Bahrein, bajo la presión de la calle, el rey terminó por prometer
una ayuda especial de 2 650 dólares a cada familia. En Omán, el
sultán Qaboos bin Said cambió a la mitad del gobierno y aumentó el
salario mínimo un 40 % y ordenó crear 50 000 empleos. El mismo rey
saudí, Fahd, desbloqueó 36 000 millones de dólares para ayudar a las
familias con bajos ingresos.
Evidentemente, una cuestión surge entre la gente sencilla: ¿Cómo
es que tenían todo este dinero? ¿Por qué lo tenían guardado en sus
cofres? Y la siguiente pregunta: ¿Cuántos miles de millones más
habrán robado a sus pueblos con la complicidad de EE.UU? Y la
última: ¿Cómo poner fin a todo este robo?
"Las «revoluciones
Facebook», ¿un gran complot made in USA o auténticas revoluciones?"
Una interpretación errónea se está difundiendo por Internet: las
revoluciones árabes habrían sido desencadenadas y manipuladas por
EE.UU., que habría ido tirando de las cuerdas con el fin de provocar
cambios muy controlados y así poder atacar a Libia, Siria, Irán.
Todo habría sido "fabricado". El argumento de esta hipótesis:
organismos más o menos oficiales habían invitado a ir a EE.UU. y
formado a "cyberactivistas" árabes que han desempeñado un papel
puntero en la circulación de infos y que han simbolizado una
revolución de nuevo tipo, "la revolución Facebook".
La idea de este gran complot no se sostiene. En realidad, EE.UU.
ha hecho todo por mantener el mayor tiempo posible a Mubarak, un
dictador muy útil. Sin embargo, EE.UU. lo sabía con muy mala salud y
"acabado". En este tipo de situaciones, EE.UU. prepara evidentemente
un "plan B" e incluso un "plan C". El plan B consistiría en
remplazar a Mubarak por uno de sus adjuntos. Pero esto no tenía
muchas posibilidades de funcionar vista la cólera del pueblo
egipcio.
Así, pues, EE.UU. tenía uno, o muchos, plan C, como lo suelen
hacer, por otra parte, en prácticamente cualquier país que quieren
controlar. ¿En qué consiste? Compra por adelantado a algunos
opositores e intelectuales —sean o no conscientes— e "invierte" en
futuro. Llegado el día, empuja a esta gente hacia delante de la
escena. Cuánto tiempo funcionará esto, es otra cuestión desde el
momento en que la población se moviliza y un régimen, incluso
remaquillado, no es capaz de resolver las reivindicaciones populares
cuando su objetivo es mantener la explotación de la gente.
Hablar de "revolución Facebook" es un mito que le viene bien a
EE.UU. Igual que hemos señalado desde hace mucho tiempo la
importancia de los nuevos métodos de información y movilización por
Internet, consideramos absurda la idea de que Facebook sustituya las
luchas sociales y las revoluciones. Esta idea les viene bien a los
grandes capitalistas (de los que Mubarak era buen representante),
pero en realidad lo que ellos temen por encima de todo es la
contestación de los trabajadores, porque pone directamente en
peligro su fuente de beneficios.
El
papel de los trabajadores
Facebook es un método de lucha, pero no es la esencia de la
revolución. Esta presentación pretende escamotear el papel de la
clase obrera (en sentido amplio), que sería sustituida por Internet.
En realidad, una revolución es una acción mediante la cual los de
abajo liquidan a los de arriba. Con un cambio radical no solo del
personal político, sino sobre todo en las relaciones de explotación
social.
¡Ay! Según nuestros grandes pensadores oficiales, hace tiempo que
no tendríamos ya el derecho de usar el término "lucha de clases",
que está ya anticuado y hasta es un poco obsceno. No tenéis suerte,
el segundo hombre más rico del mundo, el gran banquero Warren
Buffet, lo soltó hace ya tiempo: "De acuerdo, hay una lucha de
clases en América. Pero es mi clase, la clase de los ricos, que hace
la guerra y la hemos ganado". [4] Señor Buffet,
¡eso no se debe jurar nunca antes de ganar la partida! El último que
ríe...
Pero las realidades tunecinas y egipcias confirman la actualidad
de la lucha de clases, de acuerdo con el señor Buffet... ¿Cuándo Ben
Alí tuvo que hacer sus maletas? El 14 de enero, cuando los
trabajadores tunecinos estaban metidos en una huelga general.
¿Cuándo dejó Mubarak su trono? Cuando una potente huelga de los
obreros egipcios paralizó las fábricas del textil, correos y hasta
los medios oficiales de comunicación. Explicación de Joel Beinin,
profesor en la Universidad Stanford y antiguo director de la
universidad americana del Cairo: "Estos diez últimos años, una ola
de protestas sociales venía afectando a más de dos millones de
trabajadores en más de 3 000 huelgas, sentadas y otras formas de
protesta. Ese fue el telón de fondo de todo este levantamiento
revolucionario de las últimas semanas... Pero es que en los últimos
días, se ha visto a decenas de miles de trabajadores ligar sus
reivindicaciones económicas a la exigencia de abolir el régimen de
Mubarak... ". [5]
La revolución árabe no ha hecho más que comenzar. Después de las
últimas victorias populares, la clase dominante, siempre en el
poder, intenta apaciguar al pueblo con algunas pequeñas concesiones.
Obama deseaba que la calle se calmara lo antes posible y que todo
quedara como antes. Eso puede funcionar un tiempo, pero la
revolución árabe está en marcha. Podrá tomar años, pero será muy
difícil pararla.
Objetivo nº 4 :
Impedir la unidad africana
África es el continente más rico del planeta en abundancia de
recursos naturales, pero es también el más pobre; 57 % de su
población vive bajo el umbral de la pobreza, es decir, con menos de
1,25 al día. ¿La clave de este misterio? Justamente que las
multinacionales no le pagan estas materias primas, se las roban. En
África rapiñan los recursos, imponen bajos salarios, acuerdos
comerciales desfavorables y privatizaciones nocivas, ejercen toda
suerte de presiones y chantajes a estados débiles, los estrangulan
con una deuda injusta, instalan a dictadores complacientes, provocan
guerras civiles en las regiones apetitosas...
África es estratégica para las multinacionales porque su
prosperidad está basada en el pillaje de sus recursos. Si se pagara
un precio correcto por el oro, el cobre, el platino, el coltán, el
fosfato, los diamantes y los productos agrícolas, las
multinacionales serían mucho menos ricas, pero las poblaciones
locales podrían alejarse de la pobreza.
Para las multinacionales de EE.UU. y de Europa es, pues, vital
impedir que África se una y se emancipe. Tiene que seguir
dependiente. Un ejemplo, muy bien expuesto por un autor africano,
Jean-Paul Pugala... "La historia comienza en 1992 cuando 45 países
africanos crean la sociedad RASCOM para disponer de un satélite
africano y hacer caer los costes de comunicación en el continente.
Telefonear desde o hacia África tiene la tarifa más alta del mundo
ya que había un impuesto de 500 millones de dólares que Europa
cobraba al año sobre las conversaciones telefónicas, incluso al
interior del mismo país, por el tránsito de voz por los satélites
europeos como el Intelsat.
Un satélite africano costaba justamente 400 millones de dólares
pagables de una vez y no los 500 millones de alquiler al año. ¿Qué
banquero financiaría tal proyecto? Pero la ecuación más difícil de
resolver era: ¿cómo puede el esclavo liberarse de la explotación
servil de su amo solicitándole su ayuda para lograrlo? Así
estuvieron el Banco Mundial, el FMI, EE.UU. y la Unión Europea
enredando inútilmente a estos países durante catorce años. Fue
entonces cuando Gadafi, en el 2006, puso fin al suplicio de esta
inútil mendicidad a países occidentales pretendidamente
bienhechores, practicantes de préstamos a intereses de usura; el
guía libio puso encima de la mesa 300 millones de dólares, el Banco
Africano de Desarrollo, 50, el Banco Oeste-Africano de Desarrollo,
27; y así es como África, desde el 27 de diciembre del 2007, tiene
su primer satélite de comunicación de su historia. Enseguida China y
Rusia se implicaron, en este caso cediendo su tecnología, lo que
permitió el lanzamiento de nuevos satélites, sudafricano, nigeriano,
angoleño, argelino; incluso un nuevo satélite africano fue lanzado
en julio del 2010. Se espera para el 2020 que el primer satélite
tecnológicamente 100 % africano sea construido en suelo africano,
concretamente en Argelia. Este satélite está previsto que compita
con los mejores del mundo, pero a un coste diez veces menor; un
auténtico desafío.
He aquí cómo un simple gesto simbólico, de unos 300 millones,
puede cambiar la vida de todo un continente. La Libia de Gadafi hizo
perder a Occidente, no solo los 500 millones de dólares al año, sino
los miles de millones de dólares en deuda e intereses que esta misma
deuda permite generar hasta el infinito y a escala exponencial,
contribuyendo así a mantener oculto el sistema de expolio de África.
(... ) Es la Libia de Gadafi la que ofrece a toda África su primera
revolución verdadera de los tiempos modernos: asegurar la cobertura
universal del continente por telefonía, televisión, radiodifusión y
muchas más aplicaciones como la telemedicina y la educación a
distancia. Por primera vez una conexión a bajo coste está disponible
en todo el continente, hasta en las zonas rurales gracias al sistema
puente por radio WMAX. [6]
Ya ven, ¡algo que nunca se nos había contado del malo de Gadafi!
Que ayudaba a los africanos a emanciparse de la ahogadora tutela de
los occidentales. ¿Y no habrá otras cosas más de este género nunca
dichas?
Gadafi ha desafiado al
FMI y Obama juega a carterista
Sí. Al sostener el desarrollo del Fondo monetario africano (FMA),
Gadafi cometió el crimen de desafiar al FMI. Ya sabemos que el FMI,
controlado por EE.UU. y Europa, ejerce un verdadero chantaje sobre
los países en desarrollo. Les presta dinero solamente a condición de
que esos países acepten deshacerse de sus empresas en beneficio de
las multinacionales, de cursar pedidos sin provecho o de reducir sus
presupuestos en salud y educación. En una palabra, este banquero FMI
es muy nocivo.
Pues bien, al igual que los Latinos lanzaron su propio Banco Sur,
para contrarrestar los chantajes arrogantes del FMI y decidir por sí
mismos qué proyectos realmente útiles quieren financiar, el FMA
podría comenzar a ofrecer una vía más independiente a los africanos.
¿Y quién financia el FMA? Argelia ha aportado 16 000 millones y
Libia 10 000 millones. Es decir, el 62 % de su capital.
Por contra, con la mayor discreción mediática, Obama acaba
sencillamente de robar 30 000 millones al pueblo libio. ¿Cómo? El 1
de marzo (mucho antes de la resolución de la ONU), dio orden al
Tesoro USA de bloquear los depósitos de Libia en EE.UU. Después, el
17 de marzo, se las apañó para incluir en la resolución 1973 de la
ONU una pequeña frase que autoriza a congelar los haberes de la
banca central libia así como los de la compañía nacional libia de
petróleo. Ya sabemos que Gadafi ha amasado un tesoro petrolero que
le ha permitido invertir en grandes sociedades europeas, en grandes
proyectos de desarrollo africano (y tal vez también en algunas
campañas electorales europeas, ¡pero esto no parece constituir una
forma eficaz de seguro de vida !...).
En suma, Libia es una país demasiado rico (200 000 millones de
dólares en reservas) que ha atraído las ambiciones de una potencia
hiperendeudada, EE.UU. Entonces, para desviar las decenas de miles
de millones de dólares de la banca nacional libia, es decir,
afanando en los bolsillos del pueblo libio, Obama bautizó así,
sencillamente, todo esto de "fuente potencial de financiación del
régimen Gadafi" con lo que la jugada estaba hecha. Un auténtico
ratero.
A pesar de todos sus esfuerzos para ablandar a Occidente
multiplicando las concesiones al neoliberalismo, Gadafi seguía
inquietando a los dirigentes de EE.UU. Un cable de la embajada de
EE.UU. en Trípoli, con fecha de noviembre del 2007, lamenta esta
resistencia: "Los que dominan la dirección política y económica de
Libia llevan políticas cada vez más nacionalistas en el sector de la
energía". Rechazar toda privatización ¿justifica los bombardeos? La
guerra es ciertamente la continuación de la economía por otros
medios.
Objetivo nº 5 :
Instalar la OTAN como gendarme de África
En principio, la OTAN se pensaba que estaba para proteger a
Europa contra la "amenaza soviética". Desaparecida la URSS, la OTAN
debería desaparecer también. Pero sucedió lo contrario...
Después de haber bombardeado Bosnia en 1995, Javier Solana,
secretario general de la OTAN, declaraba: "La experiencia adquirida
en Bosnia podrá servir de modelo para nuestras operaciones futuras
de la OTAN". Por entonces, yo escribí: "la OTAN reclama de hecho una
zona de acción ilimitada. Yugoslavia ha sido un laboratorio para
preparar próximas guerras. ¿Dónde tendrán lugar?" [7]
Y avanzaba esta respuesta: "Eje nº 1: Europa del Este. Eje nº 2:
Mediterráneo y Oriente Medio. Eje nº 3: el Tercer mundo en general".
En ello estamos, es el programa que hoy se está realizando.
Desde 1999, la OTAN bombardeaba Yugoslavia. Una guerra para
someter a un país al neoliberalismo como hemos visto. Estudiando los
análisis de los estrategas USA, yo subrayaba entonces esta frase de
uno de ellos, Stephen Blank: "Las misiones de la OTAN serán cada vez
más ‘out of area’ (fuera de la zona de defensa). Su función
principal, ser el vehículo de la integración de regiones cada vez
más numerosas en la comunidad occidental económica, de seguridad,
política y cultural". [8]
¡Someter regiones cada vez más numerosas a Occidente! Entonces yo
escribí: "La OTAN es el ejército al servicio de la globalización, el
ejército de las multinacionales. Paso a paso, la OTAN se transforma
efectivamente en gendarme del mundo". [9] E
indicaba los próximos objetivos probables: Afganistán, Cáucaso,
vuelta a Iraq... Esto para empezar.
Hoy que todo esto se ha cumplido, algunos me preguntan: ¿Tiene
usted una bola de cristal? No es necesaria la bola de cristal, basta
con estudiar los documentos del Pentágono y de los altos despachos
de estrategia USA, que ni siquiera son secretos, y deducir y
comprender su lógica.
Y esta lógica del imperio de hecho es muy simple: 1- El mundo es
una fuente de beneficios. 2- Para ganar la guerra económica ha que
ser la superpotencia dominante. 3- Para ello, hay que controlar las
materias primas, las regiones y las rutas estratégicas. 4- Toda
resistencia a ese control debe ser rota: mediante la corrupción, el
chantaje o la guerra, no importa los medios. 5- Para continuar
siendo la potencia dominante, hay que impedir absolutamente que los
rivales se alíen en contra del amo. (Tomado de Investig’Action)
(Continuará)
[1] Marianna Lepore, The war in Libya and Italian
interests, inaltreparole.net, 22 février.
[2] Ron Fraser, Libya accelerates German-Arabian
peninsula alliance, Trumpet.com, 21 mars.
[3] Michel Collon, Israël, parlons-en !,
Bruxelles 2010, p. 172.
[4] New York Times Magazine, novembre 2006.
[5] Interview radio Democracy now, 10 février.
[6] J-P Pougalas, Les mensonges de la guerre
contre la Libye, palestine-solidarite.org, 31 mars.
[7] Michel Collon, Poker menteur, Bruxelles,
1998, p 160-168.
[8] Nato after enlargement, US Army War College,
1998, p. 97.
[9] Michel Collon, Monopoly – L’Otan à la
conquête du monde, Bruxelles 2000, pp. 90 et 102.
(*) Periodista, escritor e historiador belga.
Comprender la guerra de Libia (I)
Comprender la guerra de Libia
(III) |