De la prensa extranjera
Comprender la guerra de Libia (III y final)
Michel Collon (*)
3ª Parte : Pistas para actuar
En
cada guerra siempre es lo mismo. Al principio, es casi imposible
oponerse. El machaqueo mediático es tal que inmediatamente se te
cataloga como cómplice de un monstruo. Después de un tiempo, cuando
llegan los ‘errores’, los muertos civiles, los fracasos militares y
las revelaciones sobre ‘nuestros amigos’, el debate termina al final
por abrirse. Pero al principio es muy duro.
Expansión de la OTAN ¡ya
en tres continentes !
Para defender estos intereses económicos y convertirse en
gendarmes del mundo, los dirigentes de la OTAN siembran el pánico:
"Nuestro mundo sofisticado, industrializado y complejo ha sido
asaltado por muchas amenazas mortales: cambio climático, sequía,
hambrunas, ciber-seguridad, cuestión energética" 1.
Así, problemas no militares, sino sociales y medioambientales, se
utilizan para aumentar el armamento y las intervenciones militares.
El objetivo de la OTAN de hecho es sustituir a la ONU. Esta
militarización del mundo hace nuestro futuro cada vez más peligroso.
Y esto a un costo terrible: EE.UU. prevé para el 2011 un presupuesto
militar récord de 708 mil millones de dólares. Es decir, 2 320
dólares por habitante. Dos veces más que en los comienzos de Bush.
Además, el ministro norteamericano de la Guerra, Robert Gates, no
cesa de empujar a los europeos para que gasten más: "La
desmilitarización de Europa constituye un obstáculo para la
seguridad y para una paz duradera en el siglo XXI" 2.
Los países europeos han tenido que comprometerse con Washington a no
disminuir sus gastos militares. Todo en provecho de las firmas de
armamento.
La expansión mundial de la OTAN no tiene nada que ver con Gaddafi,
Sadam Hussein o Milosevic. Se trata de un plan global para continuar
el dominio sobre el planeta y sus riquezas, para mantener los
privilegios de las multinacionales e impedir a los pueblos elegir su
propio destino. La OTAN protegía a Ben Alí, a Mubarak y a los
tiranos de Arabia Saudita, la OTAN protegerá a quienes les sucedan,
la OTAN destrozará solamente a los que se resistan al Imperio.
Para llegar a ser el gendarme del mundo, la OTAN avanza
efectivamente paso a paso. Una guerra en Europa contra Yugoslavia,
una guerra en Asia contra Afganistán y, ahora, una guerra en África
contra Libia. ¡Ya, tres continentes! Hubiera querido intervenir
también en América latina organizando maniobras en Venezuela hace
dos años. Pero ahí, era demasiado arriesgado, pues América latina
está cada vez más unida y rechaza "gendarmes" americanos.
¿Por qué Washington quiere absolutamente instalar la OTAN como
gendarme de África? A causa de las nuevas relaciones de fuerza
mundiales analizadas más arriba: EE.UU. en declive, contestado por
Alemania, Rusia, América latina y China, incluso por pequeños países
del Tercer mundo.
¿Por qué no se habla de
AFRICOM?
Lo que más inquieta a Washington es la potencia creciente de
China. Al proponer relaciones más igualitarias a los países
asiáticos, africanos y latinoamericanos, comprando sus materias
primas al mejor precio y sin chantaje colonial, ofreciendo créditos
más interesantes, haciendo trabajos de infraestructura útiles al
desarrollo, China les está ofreciendo una alternativa a la
dependencia de Washington, Londres o París. Entonces ¿qué hacer para
contrarrestar a China?
El problema es que una potencia en declive tiene menos medios de
presión financiera incluso sobre los países africanos; EE.UU. por
tanto, ha decidido utilizar su mejor arma: la baza militar. Hay que
saber que sus gastos militares sobrepasan los de todos los otros
países del globo juntos. Desde hace años vienen avanzando sus peones
poco a poco sobre el continente africano. El 1º de octubre del 2008
montaron el "Africom" (Africa Comand). Todo el continente africano,
menos Egipto, quedó bajo un único comando USA unificado que reagrupa
a la US Army, US Navy, la US Air Force, los marines y las
‘operaciones especiales’ (desembarcos, golpes de estado, acciones
clandestinas¼ ) La idea es repetir el
mecanismo con la OTAN para apoyar a las fuerzas USA.
Washington, que ve a terroristas por todas partes, también los ha
encontrado en África. Como por casualidad, en los alrededores del
petróleo nigeriano y de otros recursos naturales ambicionados. Así
pues, si queréis saber dónde se desarrollarán los próximos episodios
de su famosa "guerra contra el terrorismo", buscad en el mapa el
petróleo, el uranio y al coltán, y allí lo encontraréis. Y como el
Islam está expandido en numerosos países africanos, entre ellos
Nigeria, ya tenéis el próximo escenario¼
¿El objetivo real del Africom? ‘estabilizar’ la dependencia de
África, impedir su emancipación, impedirle llegar a ser un actor
independiente que pudiera aliarse con China y América latina.
Africom constituye un arma esencial en los planes de dominación
mundial de EE.UU. que quiere poder apoyarse en un África y en unas
materias primas bajo su control exclusivo en la gran batalla que se
ha desatado por el control de Asia y el control de sus rutas
marítimas. Efectivamente, Asia es el continente donde se juega en lo
adelante la batalla económica decisiva del siglo XXI. Pero es un
bocado duro con una China muy fuerte y un frente de economías
emergentes que tienen interés en formar un bloque. Washington
quiere, por lo mismo, controlar África del todo y cerrar esa puerta
a los chinos.
La guerra contra Libia es pues una primera etapa para imponer el
Africom a todo el continente africano. Abre una era no de
pacificación del mundo, sino de nuevas guerras. En África y en
Oriente medio, pero también alrededor del Océano indico, entre
África y China.
¿Por qué el Océano Índico? Porque si miran un mapa, verán ustedes
que es la gran puerta de China y de toda Asia. Así pues, para
controlar este océano, Washington intenta dominar varias zonas
estratégicas: 1. Oriente Medio y el Golfo Pérsico, de ahí su
nerviosismo a propósito de países como Arabia saudita, Yemen,
Bahrein e Irán. 2. El Cuerno de África, de ahí su agresividad hacia
Somalia y Eritrea. Volveremos más adelante sobre estas
geoestrategias en el libro Comprendre le monde musulman:
Entretiens avec Mohamed Hassan que estamos preparando para muy
pronto.
El gran crimen de Gaddafi
Volvamos a Libia. En el marco de la batalla por controlar el
continente negro, África del Norte es un objetivo mayor. Al
desplegar una decena de bases militares en Túnez, Marruecos y
Argelia, así como en otras naciones africanas, Washington se abriría
la vía para establecer una red completa de bases militares que
cubriría a todo el continente.
Pero el proyecto Africom se ha encontrado con una seria
resistencia de los países africanos. De manera altamente simbólica,
ninguno ha aceptado acoger en su territorio la sede central de
Africom. Y Washington ha tenido que mantener su sede en¼
Stuttgart, Alemania, lo que era muy humillante. En esta perspectiva,
la guerra para derrocar a Gaddafi en el fondo es una advertencia muy
clara a los jefes de Estado africanos que tuvieran la tentación de
seguir una vía demasiado independiente.
Este es el gran crimen de Gaddafi: Libia no había aceptado ningún
lazo con Africom o con la OTAN. En el pasado, EE.UU. poseían una
importante base militar en Libia. Pero Gadafi la cerró en 1969. Es
evidente, la guerra actual tiene sobre todo como objetivo recuperar
Libia. Sería una avanzada estratégica que le permitiría intervenir
militarmente en Egipto si este se escapara del control de EE.UU.
¿Cuáles son los próximos
objetivos en África?
La pregunta siguiente será pues: ¿después de Libia a quién le
toca ? ¿Qué países africanos podrían ser atacados por EE.UU.? Es muy
sencillo. Sabiendo que Yugoslavia había sido también atacada porque
rechazaba entrar en la OTAN, basta con mirar la lista de países que
no han aceptado integrarse en Africom, bajo el mando militar de
EE.UU. Cinco son: Libia, Sudán, Costa de Marfil, Zimbabwe, Eritrea.
Estos son los próximos objetivos.
Sudán está dividido y bajo la presión de sanciones
internacionales. Zimbabwe está también bajo sanciones. Costa de
Marfil se ha visto inmersa en una guerra civil fomentada por
Occidente. Eritrea, obligada a una guerra contra Etiopía, agente de
EE.UU. en la región, actualmente también está bajo sanciones.
Todos estos países han sido o van a ser objetivo de campañas de
propaganda y desinformación. Sean dirigidos o no por dirigentes
virtuosos y democráticos, eso no tiene nada que ver. Eritrea está
intentando una experiencia de desarrollo económico y social autónomo
y rechaza las ‘ayudas’ que le puedan venir impuestas por el Banco
Mundial y el FMI controlados por Washington. Este pequeño país está
cosechando los primeros éxitos de su desarrollo, pero sigue bajo la
amenaza internacional. Otros países, si ‘se portan mal’, están
también en la mira de EE.UU. Argelia concretamente. De hecho no es
bueno seguir la propia vía¼
Y para los que aún creen que todo esto no es más que una ‘teoría
del complot’, que EE.UU. no tiene programada tanta guerra, sino que
improvisa reaccionando según lo que ocurre, recordemos lo que había
declarado en el 2007 el ex general Wesley Clarck (comandante supremo
de las fuerzas de la OTAN en Europa entre 1997 y 2001, que dirigió
los bombardeos sobre Yugoslavia): "En el 2001, en el Pentágono, un
general me dijo: vamos a tomar siete países en cinco años, empezando
por Iraq, seguido de Siria, Líbano, Libia, Somalia, Sudán para
terminar con Irán" 3.
De los sueños a la realidad hay un margen, pero los planes están
ahí. Solamente retardados.
Pistas para actuar
Para desbloquear este debate, la batalla de la información, como
decíamos 4,
es la clave. Y esta batalla no puede llevarse a cabo más que por
cada uno de nosotros, donde estemos, en función de las personas con
las que nos encontremos, escuchando bien lo que les influencia,
verificando la información con ellos, pacientemente¼
Para llevar eficazmente este debate, es muy importante estudiar la
experiencia de la desinformación en las guerras precedentes.
Los cinco principios de
la propaganda de guerra aplicados a Libia
Esta experiencia, la hemos resumido en los "cinco principios de
la propaganda de guerra", expuestos en nuestro libro Israel,
parlons-en! En cada guerra, los medios quieren persuadirnos de
que nuestros gobiernos está obrando bien y para ello aplican estos
cinco principios: 1. Ocultar los intereses económicos. 2. Invertir
la víctima y el agresor. 3. Ocultar la historia. 4. Demonizar. 5.
Monopolizar la información.
Estos cinco principios se han vuelto a aplicar contra Libia; ya
nos dimos cuenta en las páginas precedentes. Para terminar, llamamos
la atención sobre el cuarto: la demonización del adversario. Los
guerreristas siempre tienen que persuadir a la opinión de que ellos
no actúan para obtener ventajas económicas o estratégicas, sino para
eliminar una grave amenaza. En cada guerra, desde hace decenios, el
dirigente contrario ha sido siempre presentado como cruel, inmoral y
peligroso, con las peores descripciones de sus atrocidades. Más
tarde, muchos de esos relatos, a veces todos, se van desinflando;
pero no importa, ya hicieron su labor: manipular la emoción del
público para impedirle analizar los intereses que están realmente en
juego. Imposible ya volver atrás.
No hemos tenido los medios para estar presentes en Libia. Pero
estuvimos en Yugoslavia, bajo las bombas de la OTAN, y pudimos
constatar, y probar, que la OTAN había mentido sistemáticamente. 5
Lo constatamos también en Iraq. En cuanto a Libia, la cosa se parece
mucho, pero hasta ahora no hemos tenido los medios para proceder a
contrastar las informaciones presentadas. Nuestro equipo de
Investig’Acttion no tiene los medios necesarios. Pero varios
observadores ya han detectado muchos indicios de desinformación. Por
ejemplo, los "seis mil muertos supuestamente víctimas de los
bombardeos de Gaddafi sobre la población civil". ¿Dónde están las
imágenes? ¿No había ninguna cámara, ningún teléfono móvil allí, como
los hubo en Gaza, en la plaza Tahrir, en Túnez o en Bahréin? Ninguna
prueba, ningún testimonio fiable, desmentidos de los satélites rusos
o de los observadores de la UE, y sin embargo, la información se
cerró en banda incansablemente y ya nadie se atreve a contradecirla
so pena de ser tachado de "complicidad".
En una guerra civil no es hacer filtiré, y esto es cierto por
ambas partes. Una información parcial siempre intentará hacernos
creer que las atrocidades se cometen de un solo lado y por tanto hay
que apoyar al otro. Pero conviene ser prudentes sobre este tipo de
relatos.
¿Quién nos informa?
Una cosa que hay que mostrar¼ Es que
la demonización no cae del cielo. Es difundida por medios que toman
partido, a menudo sin decirlo. Sin embargo, es la primera pregunta
que debería hacerse en una guerra ¿me han dejado escuchar a la otra
parte?
¿Por qué en Europa y en EE.UU. los medios están todos de acuerdo
sobre Gaddafi? Y ¿por qué en América latina, en África, en Rusia, se
denuncia por el contrario una nueva cruzada imperialista? ¿Se
equivocan todos estos? ¿Son los occidentales los que saben mejor
todo lo que pasa? ¿O es más bien que cada cual está influenciado por
sus medios? Entonces ¿debemos seguir ciegamente a nuestros medios, o
contrastarlos?
Estamos siendo abundantemente saturados sobre los aspectos
negativos de Gaddafi. Pero ¿se nos ha informado de sus aspectos
positivos? ¿Quién nos ha informado de su ayuda a los proyectos de
desarrollo africano? ¿Quién nos ha dicho que Libia posee, según las
instituciones internacionales, el más alto "índice de desarrollo
humano" de toda África, muy lejos de los favoritos del Oeste como
Egipto o Túnez? Esperanza de vida, 74 años; analfabetismo reducido
al 5 %; presupuesto en educación, el 2 % del PIB y el de defensa, el
1,1 %.
Distinguir dos cuestiones
diferentes
Hay mucha intimidación intelectual en el debate sobre Libia. Si
denuncias la guerra contra Libia, se te acusa de todo lo que ha
hecho Gaddafi. Pues no. Hay que distinguir dos problemas muy
distintos.
Por una parte, los libios tienen absolutamente el derecho de
elegir a sus dirigentes y de cambiarlos por los medios que ellos
consideren necesarios. ¡Los libios! No Obama, ni Sarkozy. Después de
hacer una separación de las acusaciones contra Gaddafi, lo que está
verdaderamente atestiguado y lo que es más bien propaganda
interesada, un progresista puede perfectamente desear que los libios
tengan un dirigente mejor.
Por otra parte, cuando Libia es atacada porque unos piratas
quieren dar un golpe de mano en su petróleo, sus reservas
financieras y su posición estratégica, entonces hay que decir que el
pueblo libio va a sufrir aun más bajo el poder de estos piratas y
sus marionetas. Libia perderá su petróleo, sus empresas, las
reservas de su banco nacional, sus servicios sociales y su dignidad.
El neoliberalismo le aplicará sus sucias recetas que han hundido ya
a tantos otros pueblos en la miseria.
Ahora bien, un "buen dirigente" nunca llega sino en las maletas
de los invasores y a golpe de bombas. Es lo que EE.UU. llevó a Iraq,
un Al-Maliki y un pequeño grupo de corruptos que venden su país a
las multinacionales. En Iraq ya tienen la democracia, pero además
han perdido el petróleo, la electricidad, el agua, las escuelas y
todo lo que permite una vida digna. Es lo que EE.UU. llevó a
Afganistán, un Karzai que reina sobre nada, si acaso sobre un barrio
de Kabul, mientras que las bombas USA machacan aldeas, fiestas de
bodas, escuelas y el comercio de la droga está más boyante que
nunca.
Los dirigentes que se impusieran en Libia mediante las bombas
occidentales, serán aún peores que Gaddafi. Por lo tanto, hay que
apoyar al gobierno legal libio cuando se resiste a lo que es una
auténtica agresión neocolonial. Porque todas las soluciones
previstas por Washington y sus aliados son malas: sea el
derrocamiento o el asesinato de Gaddafi, sea la escisión del país en
dos o la "somalización", es decir, una guerra civil de baja
intensidad y larga duración. Todas estas soluciones traerán
sufrimiento a las poblaciones.
La única solución de interés para los libios es la negociación,
con mediadores internacionales desinteresados que no sean parte del
conflicto, como Lula. Un buen acuerdo implica el respeto de la
soberanía libia, el mantenimiento de la unidad del país, la
preparación de las reformas para la democracia y poner fin a las
discriminaciones regionales.
Hacer respetar el
derecho, lo contrario al "derecho de injerencia"
Este delicado debate político hay que intentar traerlo siempre a
los principios de base de la vida internacional: soberanía de los
estados, coexistencia pacífica entre los diferentes sistemas, no
injerencia en los asuntos internos. A las potencias occidentales les
gusta presentarse como que buscan hacer respetar el derecho. Es
totalmente falso.
Se nos dice que EE.UU. es hoy mucho más respetuoso del derecho
internacional de lo que era cuando el cow-boy Bush, y que esta vez
ha habido una resolución de la ONU. No es aquí el sitio de discutir
si la ONU representa verdaderamente la voluntad democrática de los
pueblos y si los votos de numerosos estados no son objeto de compra
o de presiones.
Simplemente detallar que esta resolución 1973 viola el derecho
internacional y, en primer lugar, la Carta Fundamental¼
de la misma ONU.
Efectivamente, su artículo 2 § 7, estipula: "Ninguna disposición
de la presente Carta autoriza a las naciones Unidas a intervenir en
los asuntos que pertenecen esencialmente a la jurisdicción interna
de un Estado". Reprimir la insurrección armada es competencia de un
Estado, aun si hubiera que lamentar las consecuencias. De todos
modo, si bombardear a rebeldes armados es considerado como un crimen
intolerable, entonces hay que juzgar de urgencia a Bush y a Obama
por lo que han hecho en Iraq y en Afganistán.
Igualmente, el artículo 39 limita los casos en que la coerción
militar es autorizada: "La existencia de una amenaza contra la paz,
de una ruptura de la paz o de un acto de agresión". Hay que señalar,
aunque solamente sea por reírnos, que incluso el tratado de la OTAN
precisa en su artículo 1: "Las partes se comprometen, tal y como
está estipulado en la Carta de las Naciones Unidas, a reglar por
medios pacíficos todos los diferendos internacionales en los que
pueda verse implicados".
Se nos presenta este "derecho de injerencia humanitaria" como una
novedad y un gran progreso. En realidad, el derecho de injerencia ha
sido practicado durante siglos por las potencias coloniales contra
los países de África, de Asia y de América latina. Por los fuertes
contra los débiles. Y es precisamente para poner fin a esta política
de la cañonera por lo que fueron adoptadas en 1945 nuevas reglas del
derecho internacional. Concretamente la Carta de Naciones Unidas ha
prohibido a los países fuertes invadir a los países débiles y este
principio de la soberanía de los estados constituye un progreso en
la Historia. Anular esta conquista de 1945 y volver al derecho de
injerencia, es volver al tiempo de las colonias.
Entonces, para hacer que se apruebe una guerra muy interesada, se
toca la cuerda sensible: el derecho de injerencia sería necesario
para salvar a las poblaciones en peligro. Tales pretextos también
eran utilizados en su tiempo por las colonialistas Francia,
Inglaterra y Bélgica. Y todas las guerras imperiales de EE.UU. se
han hecho con este tipo de justificaciones.
Con EE.UU. y sus aliados como gendarmes del mundo, el derecho de
injerencia pertenecerá evidentemente a los fuertes contra los
débiles, nunca al revés. ¿Tiene acaso Irán el derecho de injerencia
para salvar a los palestinos? ¿Tiene Venezuela el derecho de
injerencia para poner fin al sangriento golpe de Estado en Honduras?
¿Tiene Rusia el derecho de injerencia para proteger a los bahreinís?
En realidad, la guerra contra Libia es un precedente que abre la
vía a la intervención armada de EE.UU. o de sus aliados en no
importa qué país árabe, africano o latinoamericano. Hoy se van a
matar a miles de libios "para protegerles" y mañana se irá a matar a
civiles sirios o iraníes o venezolanos o eritreos "para
protegerles", en tanto que los palestinos y todas las demás víctimas
de los "fuertes" continuarán sufriendo dictaduras y masacres¼
Mostrar que la intervención occidental viola el derecho y nos
vuelve al tiempo de las colonias, me parece que es un tema que hay
que poner en el centro del debate.
¿Qué hacer?
Estados Unidos bautizó la guerra contra Libia de "Aurora de la
Odisea". Ahora bien, su nombre codificado contiene siempre un
mensaje dirigido a nuestro inconsciente. La Odisea, el gran
clásico de la literatura griega, relata el viaje durante 20 años
emprendido por Ulises a través del universo. Con medias palabras se
nos está diciendo que Libia hoy es el primer acto de un largo viaje
de EE.UU. para (re) conquistar África.
Intentan así parar su declive. Pero al final, será en vano. EE.UU.
perderá inevitablemente su trono. Porque este declive no es debido
al azar o a circunstancias particulares, es debido a su mismo modo
de funcionamiento. Smith advirtió desde largo tiempo atrás: "La
economía de cualquier país que practique la esclavitud está
iniciando un descenso hacia el infierno que será muy duro el día que
otras naciones se despierten".
De hecho EE.UU. ha remplazado una esclavitud por otra. En el
siglo XX levantó su prosperidad sobre la dominación y el pillaje de
países enteros, vivió como parásito y por lo mismo debilitó sus
capacidades económicas internas. La humanidad tiene gran interés en
que ese sistema se acabe definitivamente. La misma población de
EE.UU. tiene interés en ello. Para que se deje de cerrar fábricas,
de destruir empleo y de confiscar sus casas para pagar bonos de
banqueros y gastos de guerra. La población europea tiene también
interés en una economía no al servicio de las multinacionales y sus
guerras, sino al servicio de la gente.
Estamos pues en una encrucijada. ¿Qué "alba" queremos elegir? ¿La
anunciada por EE.UU. que nos llevará durante 20 o 30 años por
guerras incesantes en todos los continentes? ¿O más bien un "alba"
verdadera, otro sistema de relaciones internacionales en las que
nadie imponga a nadie sus intereses por la fuerza y donde cada
pueblo pueda elegir libremente su camino?
Como en cada guerra de los últimos 20 años, una gran confusión
reina en la izquierda europea. Los discursos seudo-humanitarios
difundidos por los medios ciegan porque nos olvidamos de escuchar la
otra versión, de estudiar las guerras precedentes, de contrastar la
información. (Tomado de Investig’Action)
1 Assemblée commune Otan-Lloyd’s á Londres, 1er. octobre 2009.
2 Nato Strategic Concept seminar, Washington, 23 février 2010.
3 Interview radio Democracy Now, 2 mars 2007.
4 S’informer est la clé - Michel Collon lanza un llamamiento,
www.michelcollon.info/S-informer-c-...
5 Kosovo, Otan et médias, debate entre Michel Collon,
Jamie Shea (portavoz de la Otan) y Olivier Corten (profesor de
derecho internacional), 23 de junio del 2000, DVD Investig’Action.
* Periodista, escritor e historiador belga
Comprender la guerra de Libia (I)
Comprender la guerra de Libia
(II) |