Con
209 millones de metros cúbicos embalsados (60,4 por ciento de la
capacidad total) la provincia de Guantánamo se prepara para mitigar
los efectos de una sequía que aun prevalece durante el período
húmedo, que va de mayo a octubre.
Ese fenómeno natural suele enmascararse con la habitual falta de
precipitaciones de la etapa seca (noviembre-abril), pero su
prolongación a la primavera obliga a reforzar nuestra estrategia,
aseguró Juan Carlos González, subdelegado del Instituto Nacional de
Recursos Hidráulicos.
Reporta la AIN que la presa La Esperanza, principal tributaria de
esta poblada urbe solo cuenta con existencias para 34 días, y se
hallan en el llamado volumen muerto Clotilde, también tributaria de
la capital provincial, y Pozo Azul, en el valle de Caujerí.
Esta situación desfavorable crea malestar en la población al
alargarse los ciclos de distribución, señaló Luis Fernando Navarro,
Presidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular.
González, diputado a la Asamblea Nacional, precisó que hasta hoy
se reporta un promedio de 239,1 milímetros (mm), el 43,1 por ciento
de la media histórica para la etapa, y durante el mes en curso solo
28,4 mm, equivalentes al 13, 6 por ciento de lo acostumbrado.
Agravan la situación el bombeo ineficiente, roturas de
conductoras e inestabilidad de los carros-cisternas encargados de
distribuir el líquido, aunque todos los sectores de la economía que
disponen de ese transporte lo utilizan en el abasto del líquido a
zonas con situación crítica.
Al trasvase de agua de la presa Jaibo hasta el canal Camarones y
su envío de este a la estación de bombeo Bano, se suman otras
decisiones del Gobierno Provincial para incrementar el suministro
acuífero a las zonas afectadas, principalmente las del sur de la
ciudad.
Entre esas medidas figuran la instalación de nuevas electro
bombas, eliminación de salideros y el rediseño del esquema de
operación de la ciudad, a cargo de Acueductos y Alcantarillados.