Comercialización de frutas en Santiago de Cuba
Fórmula eficaz frente al facilismo y el descontrol
José Antonio
Torres
"En Santiago de Cuba se perdía más del 50% de las frutas, y
nosotros teníamos que venderlas, a escondidas, a orillas de la
carretera", cuenta Edilberto Hernández, uno de los trabajadores del
quiosco de la CPA Victoria de Girón, del municipio de Contramaestre,
por donde comenzó la experiencia de concertar vínculos más eficaces
entre productores y vendedores, en aras de diversificar ofertas,
sustituir importaciones y, en consecuencia, ahorrar.
Esta
es de las alternativas que el país necesita para seguir adelante; la
respuesta —efectiva y concreta— que se demanda de cada eslabón de la
sociedad.
"La dirección del Partido, del Gobierno, la agricultura y la ANAP
se acercaron a nosotros. Organizar el trabajo era el reto. El 1 de
agosto del 2009 comenzamos. La cooperativa es la dueña del local y
mantiene un estricto control de las operaciones", añade.
Con carretones, mulos y caballos salimos hacia la sierra a
comprar mercancías —prosigue. Sin gasto de combustible mantenemos
una oferta entre 18 y 30 renglones. El precio es de oferta y
demanda.
Para
Edilberto, reducir los gastos estatales y lograr una objetiva
comercialización figuran dentro de los beneficios de la experiencia.
Nuestra principal fuente son las parcelas y los patios
familiares.
Es incalculable lo que producen esos pedacitos de tierra.
"Pagamos el impuesto por los 11 000 quintales de frutas
comercializados y el importe de la electricidad utilizada.
Trabajamos 24 horas. La clientela crece por días. Decenas de
ómnibus y otros vehículos llegan a diario a nuestro quiosco.
Rafael
Queralta e Ileana Ruedas muestran parte de los 29 renglones de la
Empresa de Conservas y Vegetales.
"Ahora todo fluye, las familias obtienen un dinero extra, se
eliminaron las ilegalidades, tenemos empleo, la cooperativa logra un
ingreso adicional, hay meses que ganamos hasta 6 000 pesos y lo más
importante es que las frutas se aprovechan."
Crece la
experiencia
El punto de expendio de la CCS Alianza Obrero Campesina,
evidencia cuánto de cohesión y racionalidad logra una alternativa
como esta.
La
sorbetera del Fruti Cuba produce diariamente 100 galones de helado
para los habitantes del poblado de El Caney.
Aquí laboran 18 vendedores que mantienen un surtido amplio y
diverso de frutas. Muchos las cosechan en su propio patio, otros las
compran a los vecinos de las zonas montañosas de los alrededores de
la ciudad de Santiago de Cuba.
Odannis Odio, representante de la Cooperativa, explicó que aunque
se cobra el impuesto sería bueno estandarizar el tributo de los
concurrentes; que debe ser estimulante y no convertirse en freno
para la actividad.
Su nivel de organización ha llegado a tal punto que realizan
guardia para mantener día y noche la oferta, lo que a su vez permite
al colectivo cuidar los ingresos y las ventas.
Las
minindustrias campesinas son estratégicas para que nada se pierda y
mejoren las ofertas.
Algo similar sucede en los puntos de Palma Soriano y San Luis,
donde Granma constató que gracias a la filosofía de la
Revolución de salvar, educar y prevenir, es posible eliminar de raíz
fenómenos sociales que se agudizan por las carencias.
Freno al
descontrol
Hóber Hernández, delegado de la Agricultura, explicó que el
fenómeno de la reventa era tan serio como el de la pérdida de
frutas. Ambos indignaban y afectaban a la población.
"Una realidad nos golpeaba en el rostro: el país no podía
continuar gastando elevadas sumas de dinero en comprar alimentos en
el exterior, mientras nosotros desaprovechábamos lo que se producía
y perdía ante nuestros ojos.
"Revisamos las normas, rebatimos con fundamento y energía viejos
tabúes. Asumir con firmeza y confianza la actualización de nuestro
modelo económico es directamente proporcional a la reanimación de la
industria y el bienestar social.
"El Consejo de la Administración extendió la experiencia a zonas
con afluencia de personas y buena producción de frutas. Catorce
quioscos trabajan en la carretera central y la autopista, nueve se
dedican a la venta de frutas y cinco a la de flores.
"Estas producciones no afectan las cifras planificadas, son
excedentes que nunca se cosechaban. El resultado no ha podido ser
mejor, 29 rutas de transportación imbrican las áreas de producción
de la montaña con los mercados, las fábricas de helados y los
guateques campesinos.
"En la actualidad, cerca de 300 carretilleros salen al amanecer a
comprar frutas en jardines y parcelas, que luego venden en
diferentes puntos de la ciudad cabecera. El pregón vuelve a estas
históricas calles con marcado beneficio e impacto social. En las
ferias populares las frutas no faltan."
Los
productores sacan cuentas
En La Torcaza, la nueva fórmula despierta interés. Desde La
Güira, El Café, Paraná y La Ceiba bajan las cosechas y "suben" los
beneficios económicos. Es un ir y venir de emociones. Este es uno de
los 18 puntos de compra de Contramaestre, donde los camiones —dos
veces por semana— extraen las producciones.
Para Walberto Corrías, secretario del núcleo del Partido de la
CCS Rafael Rubio, de la localidad de Limoncito, todo es beneficio.
"Antes la situación era lamentable. Ahora existe garantía de
transporte y buenos precios. Si el productor lleva su cosecha hasta
los puntos de acopio, tiene derecho a un margen comercial. Nuestra
cooperativa ingresó en el primer trimestre 120 000 pesos y su
potencial supera los 200 000 quintales de frutas."
Su compañera Maritza Cisneros, de 52 años, explica que obtener 17
000 pesos por la venta de 200 quintales de naranja, toronja, limón,
guayaba, mandarina y otros renglones, muestra las ventajas. La
incentiva el poder triplicar la producción y enviarla al mercado El
Avileño, al cual está vinculada.
La expresión de Pedro Castillo, vecino de La Caoba, en el
municipio de San Luis, fue tácita: "¿Qué hace una nación agrícola
comprando frutas, flores y alimentos en el extranjero?".
La desmotivación llegó a tal punto que no solo se perdieron las
cosechas, sino los 90 mulos que garantizaban la transportación en
Sabanilla, Joturito, Sumidero, La Fama y otros asentamientos de esta
cadena montañosa de la Sierra Cristal, agrega.
Entre las soluciones derivadas está la entrega de sistemas de
riego para producir y bajar diariamente un camión de flores.
Nosotros garantizamos la mayor cantidad de las 450 000 docenas de
orquídeas y gladiolos comprometidas por el municipio.
"Una UBPC, una CPA, el jardín municipal y 50 patios familiares se
dedican al cultivo de las flores, muchas de ellas endémicas,
favorecidas por el microclima que existe a más de 1 200 metros de
altura sobre el nivel del mar.
"Trescientos de nuestros patios garantizan el 70% de las frutas
que vende el mercado El Avileño. El envase es un tema resuelto, un
lote sube con los KAMAZ, con los otros se quedan los mercados y los
productores."
Las
minindustrias y el aporte campesino
Las minindustrias desempeñan un rol estratégico. Sus pastas,
mermeladas y dulces se venden a la población y apoyan la
alimentación en escuelas, círculos infantiles, hospitales, la red
gastronómica y los comedores obreros.
En esta dirección el aporte de los campesinos es capital. Por
ejemplo, la fábrica Don Paco, de la CPA Abel Santamaría, procesa el
grueso de las producciones de la franja montañosa de la Gran Piedra
y el Parque Baconao.
El pequeño establecimiento expresa y sintetiza cuánto hace el
movimiento cooperativo por aprovechar las opciones que se revierten
en utilidades y más ofertas de alimentos. Este año su colectivo
tributará 500 toneladas de pulpas demandadas para la producción de
helados.
Un aporte similar realiza la minindustria de la CPA Victoria de
Girón, de Palma Soriano, que apoya la diversificación de las ofertas
en el segundo municipio más poblado de la provincia.
Impacto
en la rama industrial
Lo que inició como alternativa al tema de la comercialización, ha
derivado solución de grandes proporciones para la rama industrial y
la sustitución de importaciones.
Utilizar pulpas de frutas en la producción de helados sustituye
en un 75% el empleo de leche en polvo. Por este concepto, durante el
año 2009 Santiago de Cuba dejó de utilizar 25 toneladas de leche en
polvo, que equivalen a más de 80 000 dólares y a la cantidad de
leche que mensualmente consumen 50 000 niños de cero a siete años de
edad.
Mirtha Fernández, directora de la Empresa Láctea, explicó que
esta alternativa repercute en la sustitución de esencias y núcleos
de sabores, importados a un alto costo.
El año pasado trabajaron tres tipos de frutas; en el 2010 van por
una decena, entre ellas guayaba, níspero, guanábana, caimito,
mandarina, mango, naranja, anón y mamey.
Aprovechar racionalmente los recursos ha permitido quintuplicar
la producción de helados, que hoy rebasa los 10 500 galones diarios.
Influye la estabilidad de las fábricas de la Ciudad Heroica, Palma
Soriano, Guamá y Segundo Frente.
Con los equipos que tenía la gastronomía y algunas sorbeteras
crearon miniplantas que suministran diariamente 100 galones de
helado —cada una— a los poblados de El Caney, El Cobre, Boniato, El
Cayo y El Cristo. En proceso está la del Distrito José Martí.
La provincia cuenta con cremerías en todos los municipios y este
año producirá 800 000 galones de helados con cremas de frutas, que
sustituirán 2 475 toneladas de leche en polvo, cuyo costo es de unos
8 millones de dólares.
Otra planta con participación en la experiencia es el Combinado
Industrial de Cítricos, donde los trabajadores montaron una línea de
producción con equipos recuperados.
Este colectivo tiene en sus frigoríficos 100 toneladas de pulpas
de mango y puede garantizar las que demandan las empresas lácteas
del oriente cubano. Además, surte de jugos y refrescos naturales a
varios puntos de venta de la provincia.
La Empresa de Conservas y Vegetales también se reanima. En la
actualidad produce 29 renglones entre néctares, salsas, barras,
mermeladas y dulces en almíbar que se expenden en los mercados
ideales. En breve concluirá el montaje de su línea de compotas.
Los
guateques y El Avileño
Los guateques campesinos son de por sí una idea renovadora;
mezcla de buen servicio, cultura y venta de productos frescos.
La ANAP supervisa su funcionamiento y están vinculados a las CPA
Sabino Pupo y 26 de Julio, y a la CCS Mártires del Caney.
Su ubicación en lugares céntricos de la Ciudad Heroica, a dos
cuadras del Parque Céspedes, en la calle Heredia y al doblar de la
intercepción de Trocha y Cristina, responde a la necesidad de
incrementar la oferta de renglones de gran demanda popular.
Desde el tradicional cerdo asado en púa, el guarapo y las
viandas, hasta las más exóticas frutas se pueden encontrar aquí.
Como promedio expenden 20 productos, esencialmente de los que
recolectan en las parcelas y otros que forman parte de los
excedentes productivos del movimiento cooperativo y campesino
santiaguero. El Consejo de la Administración regula los precios.
El Avileño, situado en la popular calle Enramadas, es de los
mercados que reclama y necesita la población. Su nombre rinde
homenaje a la provincia del centro del país que tanto ha colaborado
con la alimentación de los santiagueros.
Su abastecimiento se garantiza gracias al enrutamiento con varias
zonas productoras. Diariamente más de 30 ofertas salen a la venta.
Dentro de sus líneas están los refrescos, batidos y jugos naturales.
El mercado ingresa como promedio 20 000 pesos por jornada. Sus
trabajadores devengan un salario que oscila entre 1 500 y 3 000
pesos al mes.
La higiene, decoración y variedad del surtido confieren un sello
distintivo al establecimiento, que se ha convertido en la piedra
angular —o la imagen pública— de una iniciativa digna de
generalizar.
La organización influye en la reducción de las pérdidas y el
incremento de la eficacia y eficiencia económicas del sector
agrario. La experiencia, todavía inacabada, ratifica lo inequívoco
de trabajar con audacia, inteligencia y realismo.
Poner en práctica esquemas que resuelvan los problemas avala lo
señalado por el compañero Fidel: La fórmula estriba en superar y
vencer todo lo que conspire contra el desarrollo de la economía; lo
contrario forma parte de las malas interpretaciones y el facilismo
que a la nación le urge erradicar. |