El reciente reporte de restos de tres manatíes, en la zona
comprendida entre cayo Fragoso, y Bahía de Nazábal, con huellas de
cortes con aditamentos filosos, confirman cómo todavía se registran
acciones depredadoras del hombre contra esa especie en peligro de
extinción.
José Antonio Santos Mariño, especialista de la Empresa de
Protección de la Fauna y la Flora en la provincia, explicó a la AIN
que, a pesar de las regulaciones establecidas y la labor del cuerpo
de inspectores, aún hay personas que lucran con la carne de este
animal.
Esta especie -categorizada en peligro de extinción por la Unión
Internacional de Conservación de la Naturaleza- está protegida y su
captura prohibida, debido a que solamente sobreviven cuatro especies
del género Trochechus con poblaciones muy poco numerosas, explicó.
Las muertes de los mamíferos ocurrieron en el mes y medio
transcurrido en el presente año, época en que los avistamientos en
el lugar son más frecuentes y numerosos, manifestó.
De los restos, uno mostraba signos de ahogamiento, ocasionado al
enredarse entre las redes de un chinchorro que le impidió salir a la
superficie a respirar, explicó a la AIN Eddy García, responsable del
proyecto de protección del manatí en el Refugio de Fauna Lanzanillo-Pajonal-Fragoso.
Los dos restantes estaban descuartizados y en la poca masa
muscular que le quedaba tenían cortes realizados con algún
instrumento cortante, añadió.
Desde el año 2000 a la fecha, en esa zona se han reportado 17
muertes de estos mamíferos, y en todos los casos el deceso ha sido
provocado, porque las necropsias demostraron que los individuos
estaban sanos, aseveró.
La Bahía de Nazábal -explicó- es un hábitat preferido por los
manatíes, porque cuentan con aguas cálidas, abundante alimento y
lugares para el descanso.