.— El desfile de 12
escuelas del grupo especial en los carnavales de Río de Janeiro, que
concluyó esta madrugada, destacó por su colorido, fantasías,
homenajes y la samba de sus exuberantes bailarinas brasileñas.
Aunque los carnavales se realizan en esta fecha en casi todos los
rincones de este inmenso país suramericano, los de Río de Janeiro
son los más famosos y seguidos tanto nacional como
internacionalmente, no sólo por su belleza, sino por la forma
inigualable en que la música se entrelaza con las historias
danzadas.
Durante dos jornadas maratónicas, que comenzaban al inicio de la
noche y concluían casi al amanecer del otro día, las 12 escuelas
(seis el domingo e igual cantidad el lunes) seleccionadas del grupo
especial para desfilar por el Sambódromo Marqu s de Sapucaí
deleitaron a los cerca de 70 mil asistentes.
Ahora público, especialistas y críticos apuestan por cuál será la
vencedora entre las escuelas Uniao da Ilhia, Porto da Pedra,
Salgueiro, Portela, Mangueira, Viradouro, Mocidade, Unidos da Tijuca,
Imperatriz, Vila Isabel, Grande Río y Beija-Flor, que mostraron lo
mejor de la samba brasileña.
Las historias, o enredos como le dicen aquí, constituyen el eje
central del desenvolvimiento de las escuelas en la pista, de las
corrozas que las acompañan, de los diferentes bloques o alas y de
los atuendos de cada una de ellas, pasando por las baterias y sus
reinas, en este año tuvo el estreno de una de siete años de edad.
De esa forma, Uniao da Ilhia escogió como tema Don Quijote, el
caballero de los sueños imposibles; Porto da Pedra Con que
ropa...voy? A la samba que usted me convidó para mostrar la moda en
la evolución del hombre; y Salgueiro seleccionó Historias sin fin
para hacer un recorrido por las grandes epopeyas de la humanidad.
Asimismo, Portela apostó a los bits y bytes para destacar la
importancia de la tecnología en la vida moderna; Mangueira homenajeó
la música brasileña desde la Bossa Nova hasta el Funk; Viradouro
tuvo en México su inspiración; y Mocidade en los paraísos conocidos
y desconocidos que el hombre está siempre en procura.
Unidos da Tijuca tomó los grandes secretos de la humanidad como
su historia; Imperatriz exaltó las diferentes religiones que hacen
parte de la cultura brasileña; Vila Isabel reverenció a su poeta
Noel de Medeiros Rosa; Grande Río lo hizo con el carnaval como
fiesta del pueblo; y Beija-Flor el cincuentenario de la capital
brasileña, Brasilia.
Hasta ahora público, especialistas y críticos coinciden en
destacar la escuela Unios da Tijuca que presentó un espectáculo
original, innovador y atrevido, que incluyó hasta actos de magia
como el cambio casi instantáneo de vestidos de las bailarinas de la
Comisión del Frente.
También, la belleza e imaginación de la escuela Portela para
transformar un águila en una fuente de computadora o una reina en
fibra óptica, así como Mangueira por su homenaje a los grandes de la
música brasileña como Villa-Lobos, así como su denuncia a la
dictadura militar (1964-1985), época en que muchos artistas
nacionales fueron investigados y apresados.
Unas más o otras menos, las 12 escuelas mostraron por qué los
carnavales cariocas son los más afamados y seguidos del mundo,
belleza, magia, samba, colorido, fantasía, música y letras
representaron lo más genuino del arte popular brasileño contado de
forma magistral y bailado como sólo sus mujeres saben hacerlo.