Ligas nacionales

¿Por qué no mezclados?

ALFONSO NACIANCENO
alfonso.gng@granma.cip.cu

Aunque los jugadores de la preselección están mejor distribuidos que en años anteriores en un par de equipos, la Liga Nacional de Voli (m) ratifica el presagio de que ninguno de los restantes cuatro contendientes posee calidad para desbancar a los favoritos.

El intríngulis del asunto radica en lo siguiente: o se mantienen unidos a los hombres en esos colectivos, y al mismo tiempo a los juveniles y cadetes en sus respectivos planteles; o se entremezclan las edades en busca de balancear el espectáculo. Puede argumentarse que esta última sugerencia no ofrece a los voleibolistas el ansiado "team work" para enfrentar los desafíos extraterritoriales en cartera para esta temporada, pero si queremos público en las gradas es preciso favorecer la rivalidad en el terreno.

Capitalinos y Occidentales —el primero invicto en cinco salidas y el otro con 4-1, derrota 2-3 precisamente ante el líder— concentran a los jugadores cruciales del equipo Cuba, quienes en la campaña 2009 fueron cuartos en la Liga Mundial, en una demostración de anjá. Orientales (3-2), y Centrales (integrado por cadetes), Venezuela y Juveniles, todos con 1-4, ocupan el sótano por ese orden debido al coeficiente de puntos a favor y en contra.

Los juveniles y los cadetes no tienen posibilidades de actuar en la cantidad de eventos internacionales deseados en aras de garantizarles un ascenso cualitativo rápido y que lleguen mejor preparados al máximo nivel, por lo cual la Liga local les abre una oportunidad para foguearse.

Pero, si los elencos de estas dos categorías apenas pueden ganar en el certamen: ¿cómo asimilarán esos bisoños sus pobres resultados? ¿No se sentirían más estimulados a superarse si se les mezcla en escuadras en las que alternen con estrellas a la manera de Robertlandy Simón y Wilfredo León? No todos los noveles exhiben desde temprano las potencialidades de León, quien con solo 15 años se ganó un puesto de regular en el conjunto grande; la mayoría no desarrolla en tan corto plazo.

De otro lado persiste un tema imposible de obviar. La afición tiene buen olfato y presume que el torneo se va de un solo lado entre Capitalinos y Occidentales. ¿Consecuencia? Pierde el interés por presenciar los partidos o, en el mejor de los casos, las gradas se verán un tanto animadas solo cuando choquen los dos antes mencionados.

Algo más evidente aún acontece en la Liga femenina, con Capitalinas (8-0) distanciadas de Orientales y Occidentales (5-3), mientras Venezuela (2-6) y Centrales (también integrado por cadetes) acumula 0-8, para corroborar lo antes expuesto. Una invitación a seguir pensando en cómo conciliar intereses: que las Ligas Nacionales contribuyan a elevar la calidad de los participantes y atraigan a la afición.

 

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