Aunque
los jugadores de la preselección están mejor distribuidos que en
años anteriores en un par de equipos, la Liga Nacional de Voli (m)
ratifica el presagio de que ninguno de los restantes cuatro
contendientes posee calidad para desbancar a los favoritos.
El intríngulis del asunto radica en lo siguiente: o se mantienen
unidos a los hombres en esos colectivos, y al mismo tiempo a los
juveniles y cadetes en sus respectivos planteles; o se entremezclan
las edades en busca de balancear el espectáculo. Puede argumentarse
que esta última sugerencia no ofrece a los voleibolistas el ansiado
"team work" para enfrentar los desafíos extraterritoriales en
cartera para esta temporada, pero si queremos público en las gradas
es preciso favorecer la rivalidad en el terreno.
Capitalinos y Occidentales —el primero invicto en cinco salidas y
el otro con 4-1, derrota 2-3 precisamente ante el líder— concentran
a los jugadores cruciales del equipo Cuba, quienes en la campaña
2009 fueron cuartos en la Liga Mundial, en una demostración de anjá.
Orientales (3-2), y Centrales (integrado por cadetes), Venezuela y
Juveniles, todos con 1-4, ocupan el sótano por ese orden debido al
coeficiente de puntos a favor y en contra.
Los juveniles y los cadetes no tienen posibilidades de actuar en
la cantidad de eventos internacionales deseados en aras de
garantizarles un ascenso cualitativo rápido y que lleguen mejor
preparados al máximo nivel, por lo cual la Liga local les abre una
oportunidad para foguearse.
Pero, si los elencos de estas dos categorías apenas pueden ganar
en el certamen: ¿cómo asimilarán esos bisoños sus pobres resultados?
¿No se sentirían más estimulados a superarse si se les mezcla en
escuadras en las que alternen con estrellas a la manera de
Robertlandy Simón y Wilfredo León? No todos los noveles exhiben
desde temprano las potencialidades de León, quien con solo 15 años
se ganó un puesto de regular en el conjunto grande; la mayoría no
desarrolla en tan corto plazo.
De otro lado persiste un tema imposible de obviar. La afición
tiene buen olfato y presume que el torneo se va de un solo lado
entre Capitalinos y Occidentales. ¿Consecuencia? Pierde el interés
por presenciar los partidos o, en el mejor de los casos, las gradas
se verán un tanto animadas solo cuando choquen los dos antes
mencionados.
Algo más evidente aún acontece en la Liga femenina, con
Capitalinas (8-0) distanciadas de Orientales y Occidentales (5-3),
mientras Venezuela (2-6) y Centrales (también integrado por cadetes)
acumula 0-8, para corroborar lo antes expuesto. Una invitación a
seguir pensando en cómo conciliar intereses: que las Ligas
Nacionales contribuyan a elevar la calidad de los participantes y
atraigan a la afición.