ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Enrique Bonne, al recibir el Premio Nacional de Música. Foto: Pedro de La Hoz

Santiago de Cuba.–La muerte de Enrique Alberto Bonne Castillo, prolífero compositor de unos 200 temas –entre danzones, boleros, guarachas, sones, sambas, congas, chachachá, merengues, montunos y, a la vez, creador de nuevos ritmos como el pilón–, ha sobrecogido a la cultura cubana.

La noticia se dio a conocer ayer, en la ciudad de Santiago de Cuba –de la que era Hijo Ilustre–, y a la que él, nacido en San Luis, el 15 de junio de 1926, tanto amó. Desde la década de los 50 del pasado siglo Bonne ha sido una figura de referencia en el panorama musical cubano, por el contagioso ritmo pilón, exaltado también por el inolvidable Pacho Alonso, por los muchos artistas que interpretan sus canciones y, de manera especial, por Enrique Bonne y sus tambores, grupo de percusión formado en 1961, que se ganó un lugar cimero dentro y fuera de la Isla.

El autor de A cualquiera se le muere un tío, en una de sus últimas entrevistas aseguró que, a su avanzada edad, todavía se inspiraba para componer algún tema musical. «A veces me quedo con ella adentro, otras veces puedo trabajarlo con alguien (...) Yo a los 98 años he hecho todo lo que tenía que hacer, bueno o malo, guste o no, pero lo he hecho y he estado a disposición de mi pueblo, de mi Cuba».

Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, merecedor de la Distinción Por la Cultura Nacional, entre otros muchos reconocimientos, como el Premio Nacional de Televisión 2018, Enrique Bonne es parte indiscutible de nuestro acervo cultural y de un pueblo que será coherente con su anhelo. «Que me recuerden como el que fui, como el que soy».

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