ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Blanco se basa en El pino, cuento del danés Andersen. Foto: Susan Leal

«Existió una vez un pino en medio de un bosque. Estaba en un lugar perfecto, lleno de luz y sol. Además, estaba rodeado de más pinos y algún abeto. Pero él deseaba crecer con rapidez. Quería ser alto, muy alto, el más alto de todos los árboles».

Así comienza el cuento El pino, de Hans Christian Andersen, una conmovedora historia sobre los peligros de la soberbia y la importancia de disfrutar cada etapa de la vida, sin obsesionarnos esperando esa «otra cosa» que puede no ser tan feliz como imaginábamos.

En ese relato se inspira la obra Blanco, del dramaturgo Nelson Beatón, merecedora del Premio de Dramaturgia para Niños y de Títeres Dora Alonso, de la Casa Editorial Tablas Alarcos 2020; y que, como coproducción entre Medea Teatro y Nave Oficio de Isla, fue representada recientemente en la sede de ese último colectivo artístico.

Durante varios fines de semana y con una acogida entusiasta del público –a pesar de su poética sustancialmente diferente a las propuestas habituales de ese espacio–  la puesta en escena dirigida por José Antonio García reflejó, según sus propias reflexiones, una manera distinta de conectar con la nostalgia y el dolor, y una visión esperanzadora sobre los regresos.

Se trata, añadió, de un teatro que no finge completarse y, en tanto, muestra cómo se construye la teatralidad. Blanco toma la narrativa de El pino y, desde sus simbolismos, la ahonda y relanza, añadiendo personajes y situaciones, y discursando también sobre los anhelos, la frustración, el control, la amistad y las transformaciones.

En las calurosas tardes cubanas fue posible sentir lo gélido del invierno, gracias a un diseño escénico minimalista; el maquillaje, sin mucho rebuscamiento, basado en el gris y el negro, contribuyó a la caracterización exacta.

Junto a la fuerza de personajes como el pino, la cigüeña, Hans, su padre… y la eficacia de las actuaciones, el ambiente sonoro sostuvo ese trayecto lírico-trágico desde el bosque y los sueños, la Navidad y sus oropeles, al olvido, la incomprensión, el fuego y otra vez el bosque.

La música de Iván Fernández Real, imbricada en el tejido de la obra e interpretada en vivo (violín, laúd y cello) partió de elementos del primer movimiento de la Sonata para Piano número 14 opus 27 número 2, de Beethoven, y contribuyó a una atmósfera en la que se entretejen la crueldad y la dulzura en pos de la belleza.

Ego y arrepentimiento, sujeción y libertad son temas que quedan del lado del espectador cuando el espectáculo termina, dejando, a la manera de los buenos cuentos, emoción intensa y conmoción perdurable.

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.

Nelson Beatón dijo:

1

4 de julio de 2024

16:00:28


Muchas gracias por el comentario sobre la obra!!!