El 7 de mayo de 1824, centenares de colegas, amigos y aficionados colmaron las butacas del Teatro de la Corte de Viena, para asistir al estreno de las más recientes partituras de un autor, calificado por el escritor francés Víctor Hugo como «un genio que escuchaba el infinito». Esa tarde se irguió en el podio, junto a la orquesta y el coro, y al lado de quien había llevado los ensayos y tenía en sus manos el manejo de instrumentistas y cantantes, un hombre cuyo deterioro físico era ostensible; apenas 53 años de edad y una sordera implacable.
Tres años después falleció, pero la obra con la que cerró el programa vienés no solo marcó un éxito rotundo, sino que, y ahora más que nunca se confirma, resultó un legado artístico y humanista vigente en los tiempos por venir.
Acababa de nacer la Novena sinfonía, de Ludwig van Beethoven, definitoria de un antes y después en el sinfonismo occidental. No se explican los logros de Brahms, Mahler, Bruckner, el mismísimo Wagner, ni de los avanzados impresionistas ni los más recalcitrantes expresionistas, ni de las particularidades nacionalistas de la periferia europea y el Nuevo Mundo, sin el sinfonismo beethoveniano y, de manera muy especial, su Novena.
Más allá del orden estrictamente musical –la dinámica revolucionaria del discurso sonoro, la transgresión de los tempos en la sucesión de los movimientos, la ampliación de la masa orquestal y la plena articulación entre poesía y música en el movimiento final–, la fuerza mayor de la Novena radica en la huella indeleble que deja en el espíritu humano, convocado, de uno a otro confín del planeta, a la convivencia y la fraternidad.
Toda la música contribuye a despertar esos sentimientos, al tránsito de la oscuridad a la luz; de la violencia, a compartir una idea presente en los versos de Schiller que inspiraron la partitura: «este beso abraza a millones del mundo entero».
Recuérdese que Federico Schiller fue uno de los más conspicuos representantes del romanticismo alemán, autor del poema An die freude (escrito en 1785), que había impresionado favorablemente a Beethoven. Mas no era suficiente para expresar lo que sintió el compositor; de ahí que Beethoven, al introducirlo en la sección final de la sinfonía, añadiera sus propios versos: «Oh amigos, no estos sonidos. En su lugar emitamos otros más agradables y alegres». A continuación, el barítono clama: «Freude, freude» (Alegría, alegría).
La Novena ha acompañado, desde entonces, a todos los seres humanos en las buenas y en las malas, pero sobre todo, tratando de que predominen las buenas. El Tercer Reich intentó insuflar ánimo a su ya desvencijado ejército, mediante su ejecución por la Filarmónica de Berlín, a fines de 1942, bajo la batuta de Wilhelm Furtwangler, mas las tropas soviéticas estaban a punto de detener y derrotar la ofensiva nazi.
En Cuba, se estrenó la Novena en febrero de 1933, por la Filarmónica de La Habana y la Coral de María Muñoz, todo bajo la dirección de Amadeo Roldán.
La más publicitada de todas las audiciones de la obra posiblemente sea la dirigida por el estadounidense Leonard Bernstein, en diciembre de 1989, para celebrar la caída del Muro frente a la puerta de Brandeburgo. Quedó sembrada la idea de convertir la Oda a la Alegría en el himno oficial de la Unión Europea.
Pero una buena parte de las fuerzas políticas de esas naciones desoyen aún el llamado de Beethoven. Atizan el fuego bélico en el conflicto ruso-ucraniano, alientan la rusofobia y no toman decisiones drásticas para cortar de raíz el holocausto al pueblo palestino por parte del estado sionista de Israel.
Para conmemorar el bicentenario del estreno de la Novena de Beethoven, me decanté por escuchar una versión apropiada a los tiempos apocalípticos que vivimos: la interpretada por la orquesta Diwan Este-Oeste, creada por el gran maestro argentino israelí Daniel Barenboim, en aras de la convivencia y el crecimiento espiritual conjunto de jóvenes músicos hebreos y palestinos.


 
                        
                        
                        
                    







 
         
         
         
         
        

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