ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Maryse Condé en Casa de las Américas Foto: Ismael Batista

La reconocida escritora guadalupeña Maryse Condé, uno de los más encumbrados nombres de las letras caribeñas  –merecedora, en 2018, de un Premio Nobel Alternativo, y a la que Casa de las Américas le dedicara en noviembre de 2010 una Semana de autor– falleció en la noche del lunes, en un hospital de Apt, en el sur de Francia, según refirió la agencia France Presse.

Nacida en Pointe-a-Pitre, en 1934, estudió en París y vivió en varios países africanos, en especial en Mali. Dueña de una sólida formación académica y de un ejercicio docente, escribió las novelas Heremakhonon (1976) y Una estación en Rihata (1981), obras con las que se dio a conocer. Más tarde, por Desirada, mereció el premio Carbet.

Tenerla en Cuba, cuando el templo de los escritores latinoamericanos y caribeños que es Casa de las Américas la convidó para homenajearla, fue todo un privilegio. Allí, un nutrido público la escuchó hablar y quedó convencido de que la guadalupeña era una mujer también del mundo. 

Durante el homenaje, se presentó su novela Yo, Tituba, la bruja negra de Salem, y fue puesta en escena su pieza teatral Como dos hermanos, en la sede del Teatro Caribeño.

En aquella ocasión, se dirigió a los presentes y subrayó su convicción de que la literatura debe decir la verdad, aunque desagrade a algunos. Fue durante la adolescencia que se descubrió negra, descendiente de africanos, y se casó con un hombre con un color de piel como la suya, para irse a vivir a Guinea. Sus escritos escrutan sobre la esclavitud, sobre África y sobre la condición de los negros a lo largo y ancho del planeta.

«Yo no escribo ni en francés ni en creole, yo escribo en Maryse Condé», dijo la escritora, quien siempre consideró la traducción como «la última desposesión» de sus textos. Para la poeta

Nancy Morejón, encargada de las palabras de bienvenida, la celebración de ese homenaje resultó todo un gran acontecimiento. Años después, la propia Nancy escribió en estas páginas, en octubre de 2018, a propósito del Premio Nobel alternativo que la academia sueca entregara a Condé:

«Sea su categoría la que sea, alternativa o no, se trata de un premio merecidísimo que viene a colocar en su justo lugar la excelencia literaria de una escritora quien, insertada en la más depurada tradición de las letras francesas, explora e incluye en su universo literario la experiencia lingüística creole para, así, instalar en el imaginario del lector común la conciencia de una identidad insular forjada a lo largo de la historia».

De «extraordinaria figura de las letras mundiales» calificó entonces, con toda razón, la poeta cubana a esta dama que encontró en la literatura el modo de elevar su voz por la justicia social, lo que hizo con tales resonancias que no dejará de escucharse ni siquiera cuando es cierto este adiós con que, a los 90 años, se despide del mundo.

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