ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Fotograma de la Película

Miscasting es un término acuñado por la industria cinematográfica anglosajona para definir la asignación de un rol inadecuado a un actor. Aunque en una reseña de hace 20 años no estuve de acuerdo con las críticas formuladas a la selección de Robert Benton, se empleó bastante cuando ese veterano realizador decidió darle un papel de afrodescendiente a Anthony Hopkins, en La mancha humana (2003).

Pese a que no se haya mencionado ahora, un miscasting de manual sí se registra, en cambio, en Napoleón (Ridley Scott, 2023), al escogerse a Joaquin Phoenix para encarnar al célebre personaje histórico.

Es de inferirse que el realizador de Alien (1979) y Blade Runner (1982) lo convocase en virtud del aura de locura que siempre despiden el rostro y los ojos del actor de Todo por un sueño, Joker y Beau tiene miedo. Porque, entre otros rasgos, también una acusada locura megalómana signó los actos del corso. No obstante, con eso no bastaba. El intérprete se siente lejos del personaje, pues precisaba incorporar el magnetismo, la grandeza, la fuerza arrolladora que subrayasen biógrafos e historiadores, aquí inadvertidos.

El Napoleón Bonaparte de Joaquin Phoenix es ralo como un bosque bombardeado, contrahecho, y casi nunca plasmación cabal e íntegra de una figura de tanta envergadura. Cierto es que no lo apoya mucho el guion, pero el actor tampoco da la talla, porque no encuentra el tono, ni el punto ni la coordenada del personaje. Antes bien, parece bordear la parodia o, peor, la autoparodia no intencional.

La que sí la da, con creces, es Vanessa Kirby en el papel de su amada y manipuladora Josefina. No deja de ser singular, o cuando menos curiosa, la forma como es observada esta relación romántica, que (tal cual nos la pinta el filme) tiene algo de aquella de Scott Fitzgerald y Zelda Zayre evocada por Hemingway en París era una fiesta: dependencia extrema, humillación, anulación; y sí, entre todo ello también algo parecido al amor. O quizá mejor, a la obsesión.

Donde brilla el realizador de Gladiador (2000), esteta de la épica, es en la apabullante planificación, riqueza coreográfica y extraordinaria puesta en pantalla de las grandes batallas del estratega militar. Si algo descuella de su Napoleón –y es por lo cual en verdad ha de ser recordada la nueva obra del octogenario cineasta– es por secuencias tan excelsas como la refriega nevada de Austerlitz.

Ni Nolan ni Bayona, ni ninguno de los bendecidos por los premios, lograron superar en 2023 la maestría del director británico en tales escenas –fotografiadas por Dariusz Wolski–, al instante de reflejar el hundimiento de los soldados bajo el hielo, en medio de ese lago de sangre; arrebatadoramente genial; cine en su expresión clásica, pura y eterna. Aunque nunca a ese nivel, también imantan las secuencias de la fracasada invasión a Rusia y la batalla epilogar de Waterloo.

De forma desafortunada, la última película de este director falla en la forma de empalmar sus dos grandes vectores de sustentación narrativa: ese macrorelato de la historia, y algunos de sus momentos culminantes del siglo XIX, con el discurso íntimo o el microrelato del personaje y su evolución en disímiles plan-os. La discordia en ese engarce propicia la disrupción de un texto fílmico escindido, inorgánico y autosaboteado desde sus mismas entrañas.

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Soila dijo:

1

27 de febrero de 2024

23:37:56


Sin que se moleste el autor, cuanto necesitamos La crónica de un espectador . Se extraña a Rolando Perez Betancourt

Teresa Albor Respondió:


29 de febrero de 2024

16:42:54

Pues se extraña a la figura, si, pero no a la buena critica, porque este autor nuevo cada semana la hace muy bien.

Pedro Gutierrez dijo:

2

27 de febrero de 2024

23:42:00


Suscribo lo planteado por la dama en su comentario. Las criticas de cine de Rolando se extranaràn siempre. No hay quien se le asemeje en conocimiento; siempre dijo que le debia mucho al profesor Mario Rodriguez Aleman, pero creo que superó las expectativas de su maestro.

Landia dijo:

3

27 de febrero de 2024

23:44:50


Luz eterna para el profesor Rolando Perez Betancourt. Lo necesitamos mucho los viernes en la noche. Ya nunca mas se abrira la septima puerta y tampoco habra otra a su altura.

Raquel Benitez dijo:

4

27 de febrero de 2024

23:49:06


Hay nombres en el periodismo cubano que son para siempre, imprescindibles. Hace un año que Rolandito no està entre nosotros y aun no me acostumbro a no verlo los viernes. Esperaba su programa solo para escuchar su juicio sobre la pelicula que presentaria. Siempre brilló. Paz para èl y abrazo apretado a sus hijos

Elvis Lazaro dijo:

5

28 de febrero de 2024

17:13:20


Cada cronista tiene su estilo o forma de escribir y comprender el hecho cultural que describe. Es un error comparar y demeritar. Lo que se le debe agradecer a Granma que sea el único medio impreso de Cuba que defiende cada semana la crítica de cine.