Holguín.–Por vigesimonovena vez, la Fiesta de la Cultura Iberoamericana convoca aquí a artistas e intelectuales de varios países, quienes en comunión con personas del pueblo, comparten arte y discuten sobre temas vitales para la defensa de la identidad de una región que nació y aún vive en medio de convulsiones sociales.
Los visitantes y los anfitriones no han pasado por alto las tres décadas de creación de la Casa de Iberoamérica, la entidad que gestó el evento bajo el lógico y necesario presupuesto de estimular el respeto a tradiciones y manifestaciones artísticas y crear espacios de pensamiento con visiones propias y objetivas.
Ha sido muy justo que, durante la apertura de esta cita, su comité organizador haya destacado el amplio trabajo de la institución (ubicada a la vera del parque Carlos Manuel de Céspedes (parte del patrimonial sistema de plazas de la ciudad de Holguín), en la promoción y organización de las propuestas culturales y el desarrollo de un importante diálogo dirigido a profundizar en el estudio e identificación de las raíces histórico culturales de varias naciones.
Es necesario destacar su capacidad para coordinar acciones con otros organismos territoriales y hacer sostenibles e indispensables tanto las ofertas artísticas y recreativas como las que elevan el conocimiento.
Esto último lo pone de relieve el programa de la presente edición, que tendrá su cierre el venidero lunes 30. Las artes plásticas traen desde un taller para conocer las técnicas de elaboración de papel manufacturado hasta una exposición que evoca la pintura rupestre; en la música aparece todo lo encantadoramente popular, incluyendo la temática campesina; hay teatro, poesía y décimas, sin faltar el Coloquio de Letras, con presentaciones y lecturas de libros ganadores del Concurso Adelaida del Mármol. En fin, lo propuesto es mucho más amplio que lo mencionado.
Y seguirá marcando derroteros el Congreso Iberoamericano de Pensamiento, que en su ciclo 18, en sesión plenaria, desarrolla este 27 de octubre un taller dirigido a favorecer la inserción en toda la región de las personas con albinismo.
¿Quién duda que la Casa de Iberoamérica es buen timonel en medio del siempre complejo mar de la cultura?


 
                        
                        
                        
                    







 
         
         
         
         
        

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