ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Tomada de personalityatwork.co

El todoterreno Guillermo Francella, protagonista de La extorsión (Martino Zaidelis, 2023), estrenada ayer, es un conocido del público local desde la época del show televisivo de sketches Poné a Francella (2001), en cuyos 73 episodios se desdobló en disímiles personajes humorísticos todavía recordados con agrado.

Entonces, el actor no imaginaba la notable carrera dramática que consolidaría en el cine. Su Pablo Sandoval de El secreto de sus ojos (Juan José Campanella, 2009) marcó el punto de inflexión para una serie de personajes imperdibles de la pantalla argentina actual, a la manera del Arquímides Puccio de El Clan (Pablo Trapero, 2015), el Enrique Hubermann de Los que aman, odian (Alejandro Maci, 2017), y el Antonio Decoud de Animal (Armando Bo, 2018).

No obstante, el intérprete encontrará luego, de nuevo en el nicho televisivo, el que hasta hoy es el papel de su vida: el malévolo Eliseo de la serie El encargado (2022). La primera temporada, de calidad inusual en el formato dentro de Latinoamérica, representó un suceso de audiencias. Es imposible pasar inadvertido el ingenio del guionista Emanuel Díez para definir personajes y elaborar tramas en las cuales aflora la chispa, la energía interna, y la atención/gestión de atmósferas resulta encomiable. Así, los jerarcas de la primera batería del cine industrial argentino le confiaron escribir la trama de La extorsión.

Zaidelis, director del filme, trabajó con Guillermo en la gustada serie El hombre de tu vida (2011). De plus, había un meritorio equipo detrás, y buen dinero, en función de rodar con holgura. O sea, las condiciones parecían creadas para un nuevo suceso audiovisual.

Sin embargo, a la hora de valorar el saldo artístico de La extorsión, sonado éxito comercial para la carrera de Francella, ya acostumbrado a ello, y para la pantalla argentina en general, precisan señalarse sus claras ambivalencias: es un producto cuidado, de impecable factura técnica, con aplicadas interpretaciones y cierta solvencia narrativa en su primera hora, porque la segunda se convierte en un carrusel de estereotipos.

Pero más allá de eso (y del encanto de Francella, quien siempre lo exhibe, a veces hasta en personajes sin enjundia, no hay mucho más para elogiar en este thriller de suspenso, aviones, maletas, conspiraciones, espías y muchos giros.

Es muy probable que el peso del aquí productor ejecutivo, Juan José Campanella –permeado en la actualidad por las dinámicas creativas y las fórmulas de la televisión estadounidense, en la que incursiona hace años–, unido al hecho de que La extorsión fue un trabajo concebido con el respaldo y la distribución de la Warner, TNT y HBO Max –plataforma que además la acoge en su catálogo–, determinasen su propensión marcadamente hollywoodense.

Ello determina que nos encontremos ante un producto impersonal, en cuyos fotogramas (de forma especial, los pertenecientes al área de resolución), se tiene, una y otra vez, esa impresión de déjà vu que se activa cuando apreciamos algo de escasa originalidad; con todo y que el fenómeno Francella ayude bastante a afrontarlo.

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