El ave Fénix es una criatura mitológica que se dice renació de sus propias cenizas y constituye un símbolo de resiliencia. Justamente esta figura mitológica inspiró la creación del estreno mundial Habana Fénix, que la compañía Lizt Alfonso Dance Cuba (LADC) presentó en el capitalino Teatro Martí.
Se trata de una obra llena de folclore y múltiples interpretaciones, dedicada a la capital y a Eusebio Leal, y que el público podrá disfrutar hasta el próximo 21 de mayo.
El espectáculo tiene una duración aproximada de una hora durante la cual, como anunció Lizt Alfonso en conferencia de prensa, se muestran mundos paralelos. Por un lado, los bailarines interpretan a constructores, quienes llevan el hilo conductor de la historia que transita por diversas emociones como el miedo, el dolor y la incertidumbre.
Mientras, por otra parte, aparece el arte como forma sublime de comunicación entre los seres humanos, irrumpiendo en la cotidianidad de la vida de los obreros, transmitiendo esperanza, motivándolos, al igual que el Fénix, a sobreponerse a las adversidades y construir juntos una sociedad mejor.

El repertorio musical, a través del cual también se cuenta la historia, consiste en un pasaje por varias etapas de la cultura cubana, donde las raíces españolas y africanas prevalecen dentro de la danza fusión que realiza la compañía. El grupo musical de LADC, acompañado por la estremecedora voz de la cantante Geidy Chapman, quien también interviene en la obra, ejecutan en vivo piezas de importantes compositores cubanos como Amadeo Roldán y Sindo Garay.
La obra muestra un estilo más contemporáneo y requirió mayor carga de actuación por parte de los bailarines. Es interpretada por la nueva generación y también por niños de la escuela del mismo nombre de la compañía, quienes demostraron sus habilidades en la interacción con sus compañeros adultos, como resultado de la labor pedagógica que desde hace más de 30 años desarrolla la maestra Lizt Alfonso.
Al cierre de la obra, los bailarines repiten mirando al vacío : «Yo la he visto salir de las ruinas y levantarse como el Ave Fénix», frase que le dijera Eusebio Leal a Lizt Alfonso, y que constituyó inspiración para la creación del espectáculo; corren de la sala hacia el lobby del teatro para, desde ahí, despedir a los presentes. Adentro, parece como si el público se aplaudiera a sí mismo. En la confusión del momento, las miradas se cruzan y un pensamiento invita a la reflexión: ¿y si el Ave Fénix somos nosotros?.










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