ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Contemporaneidad y tradición se unirán en el teatro Milanés. Foto: Ariel Cecilio Lemus

Las anécdotas que contaría –si pudiera hablar– el tabloncillo del teatro José Jacinto Milanés, de Pinar del Río, bastarían para hacer un libro de un sinfín de páginas. Ese emblemático inmueble ha sido testigo y protagonista de cruciales momentos de la cultura cubana. Al parecer, el huracán Ian «no lo supo» cuando, con toda su furia, arremetió implacable contra él, hace apenas un mes.

A pesar de la complejidad de los daños causados, desde la cubierta hasta la puerta principal, este fin de semana el más relevante teatro de Vueltabajo acogerá a cuatro de las más reconocidas compañías danzarias del país, que, como parte del XXVII Festival Internacional de Ballet de La Habana Alicia Alonso, ofrecerán su arte al público que otras tantas veces las ha vitoreado.

Ir a Pinar del Río «es un deber emocional con quienes lo perdieron todo», aseguró a la prensa Miguel Iglesias, director general de Danza Contemporánea de Cuba, conjunto que hará el estreno mundial de un fragmento de la obra Manos encendidas.

Acosta Danza, la más joven de las agrupaciones que llegarán a esa tierra, interpretará tres piezas: Impronta, Nosotros y Paysage, Soudain la nuit.

Un programa clásico, neoclásico y contemporáneo será la propuesta de la compañía anfitriona de este Festival –el más antiguo de su tipo en el mundo– que, unida al Ballet de Camagüey, protagonizarán La fille mal gardée (pas de deux) y Vals. A su vez, ese conjunto agramontino presentará también Benedictus.

Su directora, la bailarina, maestra, regisseur Regina Balaguer, resaltó la importancia del vínculo entre las principales compañías de ballet clásico del país.   

El próximo sábado, a las cuatro de la tarde, y el domingo, a las cinco, la tierra pinareña, donde han surgido grandes coreógrafos y bailarines que prestigian a la Mayor de las Antillas dentro y fuera de la nación, disfrutará de una programación basada en el principio de tradición y contemporaneidad, elementos que caracterizan a esta cita internacional, a través de esas compañías en las que se refleja la diversidad estilística del panorama danzario cubano.

De acuerdo con Fernando Rojas, viceministro de Cultura, esta extensión del Festival está hecha a la medida de las condiciones del territorio, y es «la manera de expresar el compromiso de nuestros artistas con el pueblo».

«Son fuertes los vínculos que nos unen a Pinar del Río –expresó Miguel Cabrera, historiador del Ballet Nacional de Cuba–; entonces, amor con amor se paga», concluyó.        

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