
Como los cocuyos, que iluminan un lugar y luego vuelan con su luz hacia otro sitio oscuro, van Kcho y su brigada Martha Machado desandando los caminos pinareños, los sitios que son ruta y no destino inmediato de la recuperación en esta provincia.
Cocuyos. Así le gusta a ese artista de la plástica, Alexis Leyva Machado, llamar a las plantas de generación eléctrica que va dejando en varios lugares que no tienen electricidad, y que luego de recuperado el servicio, mueve hacia donde son necesarias.
Los conceptos de arte y de artista que tiene Kcho van más allá de la alimentación del espíritu. El lema de su brigada es claro: «Te ponemos el techo, te pintamos un cuadro y te cantamos una canción». En ese orden de prioridades van devolviéndoles vitalidad a las zonas por donde pasan los huracanes con su rastro de escombros y tristeza.
LA BRIGADA MARTHA MACHADO
Tras el paso del ciclón Mattews, allá por 2016, fue cuando este hombre, intranquilo y afanoso, unió a una banda de «leones que levantan casas en un día».
Leonardo Pelier San tiene 21 años y estudia Licenciatura en Cultura Física, en la Universidad de Oriente. «Trabajo junto a Kcho desde que creó la brigada. Somos diez guantanameros, mayormente de Baracoa, que acudimos siempre que nos llama. Él ayudó a las familias de muchos de los que lo acompañamos hoy, así que hay que cumplir».
«Además, aquí me siento muy bien. Y mejor aun si es para ayudar a los pinareños. Sabíamos cuándo íbamos a llegar, pero no cuándo nos vamos. Hay que permanecer hasta el final», dijo, y salió «disparado» hacia la sierra eléctrica que le esperaba, a pleno mediodía, para comenzar la reconstrucción de unas siete escuelas de la carretera a La Coloma.
Por allí por donde pasan los muchachos de la brigada Martha Machado nunca faltan ni la alegría ni las ganas de hacer. Arrastran tras de sí a todos los habitantes de los poblados, tengan o no experiencia en labores constructivas y de carpintería. «Todos somos útiles. Mientras más se sumen, más podemos hacer por su bienestar», aseguró Kcho.
«No resolvemos mucho con entregarle los materiales a la población y que no sepan qué hacer con ellos. Hay personas vulnerables, ancianos que no pueden ponerles el techo a sus casas o construirlas desde cero. Nosotros traemos las herramientas, las habilidades y la disposición. Estamos obligados a ser eficientes y efectivos si queremos alzar la provincia».
Esta forma de trabajo se cimenta en una «cadena de acciones» que no solo hacen posible la recuperación de buena parte del fondo habitacional y de otras instalaciones de relevancia social, sino que también demuestran que, «colaborando unos con otros, es que se puede salir adelante en las comunidades y en los pueblos. Ese es el mensaje que estamos mandando a Pinar del Río y a Cuba».
Esta no es la primera vez que el artista de la plástica visita la tierra vueltabajera para transformar el entorno dejado por un fenómeno meteorológico. En 2008, cuando Gustav e Ike arrasaron con los municipios de La Palma y Los Palacios, puso sus días en función de ayudar a la más occidental de las provincias. La gente de aquí conoce de cerca su valía y su voluntad.
LEVANTAR EL 21
En el kilómetro 21 de la carretera al consejo popular de La Coloma, hay una comunidad fundada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Ese es motivo suficiente para que, luego de una intensa jornada de limpieza, la brigada asentase su campamento para «buscarles soluciones rápidas, pero efectivas a los problemas de los pobladores».
Los 277 núcleos familiares que habitan allí han recibido donativos y alimentos. Sin embargo, la transformación más fuerte fue la llegada de esta tropa incansable que, en menos de 24 horas, levantó el techo de la escuela primaria Augusto Turcios Lima.
Precisamente, en una de las aulas que no sufrieron daños, en esa institución educativa, se encuentra albergada la familia de Diamilis Pita Llanes, quien durante seis horas se resguardó de Ian en el baño de su casa.
Una semana después volvió a ella: apuntalada, sin techo, casi sin muebles. «Por poco pierdo a mis hijos, pero hoy ya puedo sonreír a pesar del desastre, porque ellos son felices gracias a Kcho». A la par de que se restauraba la escuela, también se levantó la casa de Diamilis y su familia.
«Estamos aquí para trabajar, para encontrar la armonía completa colaborando unos con otros», afirmó Leyva Machado quien, consciente de la necesidad de no seguir atrasando el curso escolar, decidió distribuir los materiales, en primer lugar, para las escuelas que se puedan recuperar manteniendo la estructura; y luego, para los hogares de las familias con menos posibilidades de reponerse por sí solas, e incluso, con los subsidios que ya ha comenzado a tramitar el Gobierno provincial.
Kcho y su brigada visitaron cada uno de los centros educacionales que se encuentran en la carretera a La Coloma. Midieron, sacaron cálculos, indagaron con los profesores, trazaron planos… Más de una de esas instituciones ya han recibido en sus aulas a los pioneros y a sus maestros.
LOS COCUYOS
Los cocuyos de Kcho, esos que recorren las zonas sin electricidad, han servido no solo para mantener informados a los pobladores, sino también para desarrollar actividades recreativas, sobre todo, centradas en los más pequeños de casa, como cine móvil, música grabada y cumpleaños colectivos.
Disipar las angustias y devolver sonrisas, aun en tiempo de ciclón, es la verdadera obra de este creador. Pudiésemos pensar que a Kcho le llaman así porque allí adonde va a poner su arte en función del bien de otros, deja un cachito de sí.










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