ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
El prestigioso novelista y periodista Lisandro Otero. Foto: Juvenal Balán

Varias fueron las pasiones de este importante intelectual cubano; pero, sin duda, dos lo cautivaron de manera especial: el periodismo y la ficción narrativa. A los 17 años, Lisandro Otero González (La Habana, 1932-2008) publica su primer trabajo periodístico: una crónica sobre Georg Friedric Handel, el gran compositor del barroco alemán. En 1951 colabora con la revista Bohemia, en ella da a conocer su entrevista a Ígor Stravinski, compositor y director de orquesta ruso, uno de los músicos más importantes del siglo XX. Desde entonces, escribe para esta publicación.

En 1954 se gradúa en la Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling y viaja a Europa como corresponsal de Excelsior y Bohemia, hasta 1956. En ese lapso, reporta los festivales de Cine de Cannes de 1955 y 1956. Al año siguiente, obtiene el Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por sus crónicas sobre la guerra de liberación en Argelia. De 1956 a 1959 se desempeña en Bohemia como reportero de la conocida sección En Cuba, que dirigía Enrique de la Osa. Al mismo tiempo, escribe Menú en el Diario Nacional, una columna muy leída entonces, a la par que trabaja como Jefe de Información del Canal 12 de TV. No faltan tampoco artículos suyos en periódicos y revistas de América Latina y Europa, en especial tras el triunfo de la Revolución Cubana. En este periodo desarrolla una intensa labor periodística y de dirección de órganos de prensa. Así, junto a sus colaboraciones con Bohemia, publica también en Revolución, Granma y Casa de las Américas. Dirige las revistas Cuba (1963-1969) y Revolución y Cultura (1967-1968).

Su labor en la prensa mexicana fue intensa en los años 50 y más tarde, en el decenio del 90, en el periódico Excelsior de esa nación. No debemos olvidar en este repaso, la intensa participación de Lisandro Otero en el Movimiento 26 de Julio. Después, dentro de la Revolución, en funciones diplomáticas y culturales en Cuba y otros países, razones por las que recibió importantes distinciones nacionales y extranjeras.

La otra pasión de este autor, la literatura, se beneficia con el ejercicio del periodismo a partir de Tabaco para un Jueves Santo y otros cuentos cubanos (París, 1955). Sin embargo, donde esta impronta se visibiliza con mayor efectividad es en el conjunto de sus novelas, de modo significativo en La situación (Premio Casa de las Américas, 1963), Temporada de ángeles (1983, Premio de la Crítica 1984) y Árbol de la vida (1990, Premio de la Crítica 1994).

Lisandro Otero sobresale entre los novelistas cubanos más relevantes de la segunda mitad del siglo XX, en particular con los títulos antes mencionados. A principios de los 60 se cuenta entre los primeros escritores en introducir técnicas muy novedosas en el desarrollo de la narrativa, a la manera de la perspectiva múltiple, la fragmentación de la historia, la diversidad de registros discursivos, la formulación de personajes con atributos existenciales; elementos de lo periodístico, como la creación de pasajes apoyados en procedimientos del reportaje o la crónica; anuncios comerciales, la introspección –sin arabescos barrocos– y la apelación continua al ejercicio intelectivo de los lectores.

Vale destacar que Lisandro fue un maestro en el buen uso del idioma, no solo en las novelas y cuentos, sino, igualmente, en sus libros de ensayo y crónicas. Ello lo condujo a la dirección de la Academia Cubana de la Lengua, a ser miembro correspondiente de la Real Academia Española y de la Academia Norteamericana de la propia lengua. En este 2022, Lisandro Otero, el prestigioso novelista y periodista, hubiese cumplido 90 años.

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El lector dijo:

1

24 de agosto de 2022

10:06:40


El articulo es un recordatorio a un de los grandes escritores cubanos del siglo XX. Tanto como periodista como escritor de ficciones narrativas. El cubano que desee conocer como se vivia en Cuba antes de la Revolución y en los años de su gestación, debe leer a este formidable autor, con un dominio de la lengua muy especial.