Cuando a Julio Cortázar le preguntaron por la diferencia entre la novela y el cuento, respondió con un símil extraído del pugilismo: la novela gana por puntos; el cuento por nocao.
Aunque Promesas (Cubavisión, martes en la noche), una de las novedades de la pequeña pantalla, se promueve como una miniserie, cada capítulo es un cuento. El hilo conductor lo tejen el lugar donde habitan los personajes –una edificación habanera representativa del desarrollo urbano entre el primer y segundo cuarto del siglo pasado, de uso multifamiliar–, la iniciativa dramatúrgica –una vez más el pródigo y omnipresente Amílcar Salatti–, la música original de Kelvis Ochoa, la narración de Luis Alberto García, la edición de Giselle Crespo y la dirección general de Mirta González Perera, cada entrega es una unidad cerrada de la que se espera la efectividad de los buenos cuentos.
Danay, la primera historia, lanzó a los telespectadores tres golpes fuertes al mentón. Estoy seguro de que más de uno de los giros argumentales justificaba un conteo de protección: del planteo inicial –lo que parecía el brote sicótico de una mujer víctima de una ruptura matrimonial– al descubrimiento de que no estábamos lidiando con un divorcio, sino ante la pérdida prematura de la pareja y su negación, con graves consecuencias para su estabilidad laboral y familiar.
Esto lo vinimos a saber cuando casi mediaba la duración del teledrama; entonces comenzaron a encajar cabos aparentemente sueltos: el distanciamiento emocional del marido (Ulik Aniello), la resignación de la madre (Eslinda Núñez) y la reacción desmedida del niño (Ricardo Miguel Padrón) al desaparecer las fotos de lo que alguna vez fue un matrimonio feliz, correspondían a la normalidad –lamentable pero real– que Danay no aceptaba.
Hubo un golpe bajo: el desencuentro entre los hermanos –ella, posible única tabla de salvación para la curación del enfermo terminal– cayó de paracaídas, sin margen alguno de asimilación plausible por parte del telespectador, mas no dañó la ruta crítica de la historia: la promesa cumplida en el tiempo por la protagonista, que transitó, como acotó el narrador, del dolor a la nostalgia, y de la nostalgia a la cicatriz intangible, es decir, de la enfermedad al entendimiento, en un proceso intenso y convincentemente plasmado por Yailene Sierra, apuntalada por la puesta en escena de Ricardo Miguel González.
Siguiendo con los paralelismos boxísticos, en Vladimir, la segunda Promesa, abundaron los jabs a manera de preparación del desenlace. El personaje encarnado por Rolando Rodríguez nos colocó ante la versión masculina de la figura central del recordado filme Una novia para David: un gordo con sentimientos. La obesidad –hoy la llamaríamos, a tono con la pandemia, fatídica comorbilidad–, la oscilación entre el exceso de entusiasmo y la pérdida de la autoestima, y entre la fe en el milagro –rasgo de la sicología social del cubano– de la abuela (Paula Alí, como siempre, en la justa diana) y la fe entredicha del nieto, se conjugan en una historia, escrita por Alberto Luberta Martínez y dirigida por Yoel Infante, que también nos remite a la aceptación de que a nada conduce forzar situaciones y que la amistad, la simple y honda amistad, es también una plataforma para el entendimiento humano.
A la espera de los restantes cuentos –se asoman, por ejemplo, el dueño de una cafetería (Aramís Delgado) y la reposada filosofía de Julián (Carlos Gonzalvo)–, vale la pena cuestionar por qué tanta insistencia en reiterar hasta la gratuidad el contexto capitalino mediante la profusión de imágenes de la ciudad. ¿Eran absolutamente necesarias para subrayar la época y la naturaleza cotidiana de los conflictos?












COMENTAR
jajaja dijo:
1
21 de septiembre de 2021
09:36:29
Haskell Armenteros dijo:
2
21 de septiembre de 2021
11:43:54
Fidel castro tejeda dijo:
3
21 de septiembre de 2021
16:15:44
Fidel castro tejeda dijo:
4
21 de septiembre de 2021
16:17:54
Rigo. dijo:
5
22 de septiembre de 2021
09:52:53
Ann dijo:
6
22 de septiembre de 2021
10:10:17
ann dijo:
7
22 de septiembre de 2021
10:12:39
Rosy dijo:
8
22 de septiembre de 2021
10:50:14
Julio Iván dijo:
9
22 de septiembre de 2021
14:50:11
Albella Fernández dijo:
10
23 de septiembre de 2021
14:08:23
Responder comentario