Mientras las producciones de superhéroes siguen tragándose las pantallas del mundo como una plaga difícil de ser superada por el buen cine, el recién inaugurado Festival de Venecia viene a demostrar que no todo está perdido.
Los títulos participantes en Venecia estimulan a aquellos espectadores que, cansados de tanta reiteración comercial, descubren el verdadero papel de la creación artística en filmes procedentes de diversas cinematografías y realizados por directores de calibre.
En medio de extremas medidas sanitarias para hacerle frente a la COVID-19 desfilarán por las pantallas del Festival de Venecia filmes de Pedro Almodóvar (Madres paralelas), con Penélope Cruz y Aitana Sánchez-Gijón; de Paolo Sorrentino, Paul Schrader y Pablo Larraín, que presentará Spencer, el biopic de Lady Di, que interpreta la camaleónica Kristen Stewart. También estarán Michel Franco y Jane Campion, quien muchos años después de El piano, reaparece con El poder del perro.
La 78 Mostra, además de importantes títulos en competencia, será ocasión propicia para que Ridley Scott dé a conocer El último duelo, y el talentoso Denis Villeneuve, finalmente, despliegue la última versión de Dune.
Venecia es uno de los festivales de cine más prestigiosos del mundo y se caracteriza, en sentido general, por la calidad de los filmes que premia. Bastaría recordar, en los últimos años, Nomadland, Joker y Roma. La china Chloé Zhao, directora de Nomadland estará en el jurado de este año, que preside el coreano Bong Joon-ho, director de la multipremiada Parásitos.
El León de Oro es el máximo galardón de un Festival que, de inmediato, pudiera parecernos lejano, pero que en unos meses comenzará a llegar a las más diversas pantallas como prueba de que el buen cine sigue siendo invencible.
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