ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Escultura del poeta y patriota Juan Clemente Zenea, ubicada en el Prado habanero, de cara a La Cabaña, donde fuera fusilado hace hoy 150 años. Foto: Tomada de Internet

¿Qué ideas pasarían por la mente del insigne poeta bayamés Juan Clemente Zenea aquella terrible mañana del viernes 25 de agosto de 1871, cuando en el foso de Los Laureles de la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña, una escuadra de fusileros produciría la descarga fatal con la que el colonialismo español pondría fin a la vida –otra más– de quien era un decidido patriota y uno de los más refinados poetas de la segunda etapa del romanticismo cubano del siglo XIX? Nunca sabremos qué llegó a pensar en esos espantosos segundos quien en América era aclamado por la belleza y emotividad de textos como Fidelia, Nocturno y En días de esclavitud. Solo la literatura puede fantasear tales sentimientos. ¿Su hija Piedad y la esposa, ahora más indefensas que nunca sin su presencia en la lejanía neoyorquina? ¿La Cuba amada? ¿La muerte real a la que tanto cantó en sus poemas? ¿El torbellino de imágenes de lo sucedido, sin saber a ciencia cierta qué había ocurrido? En fin, nada en concreto. Solo su digna decisión de enfrentar las balas enhiesto, no de rodillas como querían los captores, con serenidad, salvando del quiebre sus gafas de arcos de oro. Y el silencio, el silencio irremediable.

 Y algo más, tan vil como el asesinato cometido: los falsos rumores y perversas calumnias echados a rodar desde meses atrás por los enemigos para empañar la memoria del escritor, todo un aparato propagandístico del régimen, manejado tras bambalinas por el capitán general Blas Villate (conde de Valmaseda) con el eco reaccionario del Diario de la Marina y La Voz de Cuba, periódico este donde los rabiosos voluntarios clamaban a diario sangre de patriotas.

Al mismo tiempo, sectores de la emigración cubana en Estados Unidos, confundidos unos, otros quizá intencionados, no escatimaron injurias contra el inocente poeta. Aquel que en vida tantos elogios recibiera por sus virtudes y poesías, se vio de pronto en el cruce de dos fuegos; tirios y troyanos lo denostaban sin fundamento. Zenea compartía las ideas independentistas, pero tal vez un error de cálculo y de desconocimiento de los complejos diferendos existentes hacia 1870 entre los líderes de las fuerzas insurrectas y los de la emigración, y un tanto de ingenuidad romántica, lo llevaron a aceptar una misión fallida desde el mismo comienzo.

Además, al hacerlo olvidó algo sumamente grave: los represores nunca le perdonaron las severas críticas hechas al régimen y a los gobernadores en múltiples artículos y poemas (¡Oh! ¿qué será si en honda pesadumbre / Sentado a meditar sobre la losa / Suspiro por mi pueblo en servidumbre / Y el cielo busco de mi Cuba hermosa?). En 1853, por ejemplo, lo condenaron a muerte, pero salvó la vida por encontrarse en Nueva Orleans. No contó Zenea con el poder y el odio extremo de Villate a los cubanos, y a él en especial. Valmaseda conocía la valía y enorme prestigio del creador dentro y fuera de Cuba; y quería, sin duda, dar un duro escarmiento a los opositores, castigo que prolongaría meses más tarde en otro horrendo crimen, el fusilamiento de los estudiantes de Medicina.

Así, cuando Zenea emprendía el retorno a Estados Unidos, después de haberse reunido con Carlos Manuel de Céspedes y otros líderes, y conducir a esa nación documentos entregados por el Padre de la Patria para dirigentes de la emigración, y dinero para la compra de armas, fue apresado por soldados coloniales, los que le incautaron cuanto llevaba consigo y lo confinaron en La Cabaña, desde enero de 1871 hasta el día de la ejecución.

Villate y sus secuaces ignoraron el salvoconducto otorgado al poeta por el embajador de España en Estados Unidos. Temerosos ante el poder de Valmaseda, los ministros españoles implicados en la misión y protección de Zenea, se desentendieron de sus compromisos y lo abandonaron. Desesperado, Nicolás Azcárate realizó acciones para salvar al amigo y poeta a quien había solicitado dicha misión, pero todo fracasó. Tampoco se logró entonces impedir el deterioro de la imagen política del escritor.

Sin embargo, voces dignas lo defendieron. En carta a Aldama el 16 de febrero de 1871, Céspedes escribió: «en el corto tiempo que (Zenea) estuvo cerca del Gobierno, no hizo más que acreditarnos su decisión e interés por la independencia de Cuba». Tampoco Martí fue ajeno a ese dilema. En 1879, dice en referencia a Piedad Zenea: «por el padre había de llorar, que la amó tanto y la cantó en versos de augusta serenidad, donde no halla quien sabe de almas, una sola voz de confusión o remordimiento». En 1894 se refiere a la «muerte alevosa», al asesinato de Zenea. Como apuntara Arsenio Rosales Morales en su valioso libro Sobriedad y altivez: la condición humana de Zenea (2006), tanto Juan Gualberto Gómez como José Maceo Verdecia destacaron la integridad patriótica del bardo bayamés.

Al mismo tiempo los origenistas, en espacial Lezama Lima y Cintio Vitier, percibieron la injusticia cometida contra el bardo bayamés y la rechazaron. En varias memorables conferencias realizadas en Casa de las Américas en 1986 (publicadas en 1987 bajo el título de Rescate de Zenea), y respaldado por documentos decisivos provenientes de archivos españoles, Cintio cumplió por fin un viejo anhelo: llevar a cabo la defensa que desde hacía algo más de un siglo esperaba la memoria de quien murió convencido de la independencia de Cuba, del poeta sublime que tantas glorias ofreció a la Patria.

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Fermín Manuel Fornaris Campa dijo:

1

25 de agosto de 2021

08:32:31


Juan Clemente Zenea Fornaris y su tío José Fornaris Duque solamente tenían 5 años de diferencia de edad, ambos poetas Bayameses, ambos patriotas, ambos amigos de Carlos Manuel de Céspedes. Descendientes de emigrantes italianos.

Alberto Cid S dijo:

2

21 de agosto de 2022

05:44:02


¡Otro horrendo crimen de los colonialistas españoles en nuestra tierra, y un admirable ejemplo de la hidalguía de nuestro gran poeta y patriota Juan Clemente Zenea!¡Gloria Eterna!¡Viva Cuba Libre!