Habría que preguntarse si, al premiar Nomadland (En tierra de nadie), el Oscar empieza a enseriarse definitivamente –a ser «políticamente correcto»–, o pudiera haber marcha atrás, una vez superado el año catastrófico que, para la industria del cine, significó la pandemia.
De que Nomadland no era la mejor película, lo ponen en duda, principalmente, los adoradores del cine clásico comercial que, durante décadas, ha venido premiando la Academia, con las excepciones de rigor, y para tratar de denostarla sacan a relucir el reproche de «lenta» y hasta aburrida.
Pero para los amantes del buen cine, ese que se salta la barrera de la complacencia taquillera, o del mero espectáculo clásico en función de suplir carencias artísticas, no había discusión: Nomadland era la mejor, y de ello dejaron constancia los tres importantes premios que obtuvo: mejor película, mejor dirección y Oscar de actuación (el tercero de su cosecha) para una fabulosa Frances McDormand en el papel de una mujer de 60 años que, tras la crisis económica de 2008, sin casa y habiéndolo perdido todo, se ve obligada a habilitar un camión como tráiler, e irse a vivir a las carreteras del oeste del país, junto a otros desencantados del sueño americano.
La directora de Nomadland, Chloé Zhao, se convierte así en la segunda mujer en ganar un Oscar a la mejor película y dirección, pero si vemos quién fue la anterior, y con qué filme, tendremos una idea de lo aquí expuesto: Kathryn Bigelow, con Tierra hostil (2008), película de fuertes tensiones dramáticas, pero patriotera hasta el hartazgo, al referirse a los invasores de Irak, sin preguntarse qué estaban defendiendo realmente aquellos soldados estadounidenses.
Esta 93 entrega llega tras haber sido acusado el premio, en los últimos años, de «demasiado blanco», de misoginia y otros trapos sucios, como el machismo, que ya ha venido recibiendo lo suyo gracias al movimiento Me Too. Y también por el hecho de que no pocos de los filmes nominados, con los cines prácticamente sin ofrecer funciones, apenas han transcendido al conocimiento público, donde campean las producciones online de los grandes consorcios, aceptadas este año en la justa del Oscar sin haber cumplido la disposición de pasar, al menos, «un tiempito» por las salas.
Lo anterior permite especular sobre si estamos asistiendo a los finales de un Hollywood conservador, que ha hecho de su cine un negocio global multimillonario, o si la industria se reacondiciona, atendiendo a que la covid-19 ha cambiado –quizá para siempre– los hábitos de ver películas. Un «refugiarse en casa» del que están haciendo zafra las plataformas virtuales después de que 2020 reportara la peor taquilla estadounidense en los últimos 40 años.
Qué nos traerá el futuro cinematográfico entonces es algo que no pocos se preguntan hoy, en medio de una pandemia demasiado larga y con ribetes de desplazar costumbres largamente transitadas.
Al contrario de otras emisiones del Oscar, las estadísticas demuestran que esta entrega, debido a la escasa audiencia, no contó con el factor expectativa de otras veces, alrededor del cual se mueve un inmenso aparato publicitario.
Entre los galardones más importantes de esta 93 edición se encuentran el premio a la mejor película extranjera que recibió Otra ronda, del danés Thomas Vinterberg, el premio de mejor actuación masculina a Anthony Hopkins, por El padre, y el de actuación secundaria a Daniel Kaluuya, por El judas negro y el mesías.
A diferencia de otras entregas del Oscar, con Trump como presidente, no se alzaron las críticas directas a la administración del país, pero sí se repitieron llamamientos a acabar con la injusticia y la violencia racial policíaca.
Entre esas voces estuvo la de Regina King, directora de Una noche en Miami, quien expresó: «Estamos de luto por la pérdida de tantos y, para ser honesta, si las cosas hubieran sido diferentes la semana pasada en Minneapolis, quizá habría cambiado mis tacones por botas para marchar».
Y concluyó: «Ahora, sé que mucha gente en casa quiere tomar el control remoto cuando siente que Hollywood la está sermoneando. Pero como la madre de un hijo negro, conozco el miedo con el que tantos viven, y ninguna cantidad de fama o fortuna cambia eso».












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26 de abril de 2021
16:41:01
Xiomara dijo:
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26 de abril de 2021
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Carlos dijo:
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27 de abril de 2021
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27 de abril de 2021
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