ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Fotograma de Otra ronda, último filme de Thomas Vinterberg. Foto: Fotograma de la Película

Cualquier pasado de tragos puede convertirse en un diletante empecinado en aportarle a la vida las interpretaciones filosóficas más diversas. Historias sobran y también películas, no pocas de ellas aleccionadoras y tristes, como la formidable Días de vino y rosas (Blake Edwards, 1962), con Jack Lemmon y Lee Remick en los papeles de un atormentado matrimonio que lucha por apartarse de las botellas, o El fuego fatuo, de Louis Malle (1963), que convierte al galán Maurice Ronet en un alcohólico que deambula por París tratando de encontrarle un sentido a la vida.

El más reciente filme con la temática del alcoholismo es Otra ronda (2020), del laureado director danés Thomas Vinterberg, todo un acontecimiento europeo cargado de premios y dos nominaciones al Oscar que está a punto de entregarse. Pocos ponen en duda la calidad artística de Otra ronda, pero lo que sí se discute es si su historia –aunque con críticas a los efectos del exceso– termina siendo, más bien, una incitación a empinar el codo.

 De nuevo aparece en el filme el toque filosófico-existencial vinculado al néctar alegre, pero, en esta ocasión, a partir de una teoría del siquiatra y escritor noruego Finn Skårderud, quien ha asegurado –según los cuatro protagonistas– que los seres humanos nacen con un déficit de 0,05 % de alcohol en la sangre, y suplir tal deficiencia nos haría mejores personas, más alegres y con mayor disposición al trabajo.

Los papeles protagónicos los asumen actores ya vistos en otras películas del exDogma 95, Thomas Vinterberg, autor de la virtuosa La celebración (1998). En la Otra Ronda cuatro profesores de un instituto arrastran una crisis vinculada a la medianía de edad, que ha hecho de ellos seres incoloros, lo mismo en sus clases, que en el hogar. ¿Cómo cambiar tal estado de cosas?

Y comienza el experimento: pequeñas dosis de alcohol y un medidor para mantener la tasa «científica» requerida por día. El resultado es asombroso: (desinhibición, clases brillantes, la recuperación del respeto familiar), aunque no faltarán los descalabros de las resacas que, una vez más, vendrán a recordarnos lo feo del asunto cuando se pasa de la raya, o el hábito termina por dominar el control humano.

Sin embargo, algunas críticas le reprochan a la Otra ronda, no impregnarle una condena más clara al consumo desmedido de alcohol, y llegar a los finales de la historia haciendo de él un don liberador, con un fabuloso Mads Mikkelsen interpretando un baile vitalista que quedará como emblema de una gran carrera cinematográfica y de una excelente película.

A las críticas que le reprochan a Vinterberg por no haber cargado las tintas en los horrores del alcoholismo –más allá de las complejidades dramáticas tan dadas al director, y que lo convierten en un grande del cine, alejado de cualquier sentido didáctico– se viene a sumar la mano levantada por el siquiatra Finn Skårderud, para aclarar que él no elaboró exactamente un estudio acerca del déficit de alcohol en la sangre y, por lo tanto, han sido mal asumidas sus palabras como la chispa que prende el experimento argumental de los cuatro aburridos profesores del filme.

 El profesor Skårderud aseguró que la teoría de la Otra ronda se extrae de un prólogo que escribió en el año 2000, como introducción al centenario del libro de Edmundo de Amicis: Los efectos psicológicos del vino. Allí hizo formulaciones que fueron sacadas de contexto, ya que «lo del alcohol en la sangre» era más bien una metáfora que se refería a la alegría que proporciona el alcohol y que, de manera nada científica, le hizo expresar que el ser humano había sido creado con una falta de 0,05 % de alcohol.

Según Skårderud, a su «metáfora» le faltó agregarle que «después del primer y segundo vaso, comprendes cuál es el verdadero error de beber».

Y si bien reconoce que hubo tergiversación en cuanto a lo que escribió, no le guarda rencores al filme de Tomas Vinterberg, todo lo contrario. «Otra ronda –dijo– es un guion creativo y una película maravillosa».

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