
Ciénaga de Zapata.-En Soplillar, donde ya es más que evidente su intención de quedarse para siempre, vive, a los 73 años de edad, Nemesia Rodríguez Montano, con algunos achaques pero visiblemente firme.
Sentada en uno de los modestos muebles de la pequeña sala, rodeada de fotos de Fidel, Raúl, el Che, y una imagen de su madre, recibe a las visitas, más asiduas por estos días; y trata, al parecer sin lograrlo, de sobreponerse a los recuerdos.
«Cuando voy a hablar de los sucesos de Girón me quedo en blanco», dice como adivinando el propósito del inesperado reportero, al tiempo que fija la mirada en el retrato de la madre situado en la pared. «Ahí tenía 40 años, eso fue dos años antes de su muerte».
En el mes de abril evoca involuntariamente los hechos de la invasión que terminó con la vida de su mamá, una de las víctimas civiles del ataque mercenario.
«Ya no salgo de la casa, hace mucho tiempo que no voy a Playa Larga ni visito a la peluquera», comenta al percatarse de la intención por fotografiarla.
De todos modos se acomoda un poco la vestimenta, y toma orgullosa una de las fotos en la que aparece junto a Fidel y a Raúl y la reclina sobre el sofá. «Le tengo especial cariño por lo que significa y porque me la obsequió José Ramón Fernández».
A pesar del recuerdo que la lastima, Nemesia no vive en un mundo vacío: recibe el afecto de su pueblo.
«Hace poco estuvo por aquí la gente de Korimakao con el interés de plasmar la historia de mi familia en la gala que cada año dedican a la Victoria de Girón. Me hicieron contar muchas cosas, sobre las cosas buenas que trajo la Revolución, pero también me solicitaron hablar de mis tristezas más duras y al final terminé llorando».
Hija de carboneros y símbolo de la victoria de Playa Girón, esta cenaguera es una de las mujeres más conocidas de Cuba.
La trágica historia de su familia y de ella misma, víctima del bombardeo mercenario, dio origen al poema Elegía de los zapaticos blancos, de Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, quien con estremecedora belleza ofrece los antecedentes y consecuencias de la invasión.
Fue de las mejores crónicas sobre los acontecimientos de Girón, una narración poética que encumbró el nombre de la humilde campesina.
Más allá del célebre poema y de lo mucho que los cubanos han oído hablar de Nemesia, ella no se siente una persona importante y sigue viviendo, sin reparos, en su sencillo hogar en el interior del sureño territorio matancero.
Una vez le preguntaron qué pensaba de Fidel y dijo que nadie la había conocido mejor. «Él sabía que yo he sido y soy una mujer orgullosa de su Revolución».
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21 de abril de 2021
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Cary dijo:
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21 de abril de 2021
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21 de abril de 2021
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