En febrero de 2018, durante la celebración de la 27 Feria Internacional del Libro de La Habana, en la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña, donde acababa de ser homenajeado por el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, Granma le preguntó al caricaturista, realizador de dibujos animados, ilustrador, historietista y guionista cubano Juan Padrón, en qué proyectos estaba inmerso en ese momento.
Con emoción, el creador de Elpidio Valdés respondió que en esos días trabajaba en una nueva edición de El Libro del Mambí, que ya acumulaba casi 400 páginas y que esperaba sacar a la luz con la editora del Icaic. En este título, el premio Nacional del Humor 2004 y de Cine 2008, arrojaba nuevos datos, fruto de sus continuas investigaciones acerca de nuestras guerras independentistas, del enfrentamiento histórico entre el ejército español y nuestros mambises.
Ese día el «Maestro» nos explicó, además, que pensaba volver a hacer nuevas historietas de Elpidio Valdés y que buscaba un equipo de jóvenes entusiastas que les gustara ese dibujo animado para acometer otra temporada de películas cortas sobre él, así como otros largometrajes. Nos confesó también que le costaba un poquito más lo de la animación, porque había cambiado el sistema de trabajo. Y nos dijo: «de verdad que me siento fuera del agua, por eso prefiero que sean los jóvenes los que las hagan».
Trabajando, lleno de ideas, encontró la muerte a Juan Padrón dos años después, justo un 24 de marzo, a la edad de 73 años, tras batallar contra una afección respiratoria, dejando así un gran vacío en la cultura cubana y una tristeza enorme en el corazón de los cubanos que crecimos disfrutando de sus historietas y películas, de personajes como el propio Elpidio o sus simpáticos vampiros, y los que con un humor finísimo e intelectual nos regaló en sus Filminutos y Quinoscopios, estos últimos, a cuatro manos con ese otro grande de la caricatura –igual que él– que es el argentino Quino.
En su larga carrera profesional, Padrón, quien fue miembro del Comité Nacional de la Uneac, alcanzó importantísimos premios nacionales e internacionales pero el más importante de todos, lo digo con toda seguridad, fue el del cariño y respeto que siempre le ofrecieron los niños cubanos, aquellos que crecieron al lado de su inseparable «pillo manigüero», para los que dibujó y animó con todo su corazón. Por eso Juan Padrón sigue entre nosotros, asombrándonos y haciéndonos reír de felicidad.
El año pasado su familia, junto al Ministerio de Cultura de Cuba y el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), entre otras instituciones, lanzaron la campaña promocional Mucho machete por dar todavía, en ocasión de celebrarse el medio siglo de la aparición en el semanario Pionero de su entrañable Elpidio Valdés. Se conoce que existe en construcción el proyecto denominado Centro cultural y recreativo La Manigua, un espacio donde tendrá cabida el cine, el teatro, la música y otras artes, y los niños y jóvenes podrán aprender, experimentar y divertirse con la historia y la cultura cubana a través de los valores de la obra de Juan Padrón.
Sus creaciones mantienen vivo en nuestro pueblo el espíritu independentista, que con todas las fuerzas de su lápiz y mente expresó y nos transmitió en su querido Elpidio Valdés.
Jamás voy a olvidar las palabras que en aquel homenaje en La Cabaña, el también colega y amigo suyo, de muchas batallas por dignificar la historieta y el dibujo animado cubano, Oliver Valdés, expresó sobre Juan Padrón: «Si Cuba tuvo un Liborio, con Torriente; un Bobo, con Abela; y un Pucho, con Virgilio, cada uno en su tiempo, este país se merecía un Elpidio Valdés», lo que para mí es lo mismo asegurar que este país se merecía (y se merecerá siempre) a un Juan Padrón.
COMENTAR
Reina dijo:
1
24 de marzo de 2021
13:08:38
Responder comentario